-señor Mario, tenemos problema.
No había pasado ni un solo día después de haber comprado todo el material y empezó a ocurrir el desastre.
Era la tarde del 22 de abril y creía haber hecho este plan específicamente para empezarlo el 23 de abril. Incluso mandamos todo el material un día antes al igual que los albañiles y constructores, y ahora a escasas horas de que mi hermana tomará un viaje directo aquí, los empleados de la construcción me habían marcado para reportar un problema, no dijeron mucho sólo comentaron que hubo un problema en el pueblo, casa, que debía presentarme ahora.
Ya estaba oscureciendo y no quería llevarme a Helena, si había algún problema posiblemente sería grave para que me exigiera un empleado llegar instantáneamente. Así que tome algunas cosas de Helena y pase a dejarla con mi mamá para llegar al pueblo, nunca pensé de que se trataría. Al llegar a mi casa, lo primero que pude observar era el tumulto de personas que rodeaban la zona, quizá todo el pueblo, ya que era un pueblo pequeño me atrevo a afirmarlo.
-no podemos pasar. -habló un empleado
-¿hace cuanto estan así? -pregunté.
-2 horas, exigen hablar con usted.
No era nadie más ni nada menos que el consejo de ancianos que detenía la obra de construcción claro acompañados de todo el pueblo.
-un disgusto, señor Mario. -habló un señor de 63 años aproximadamente, con una bata negra y de altura 1.67 aproximadamente, cabello blanco y lentes ovalados. -creo que no fuimos claros, ¡¡no queremos ninguna construcción aquí!! -gritó
-reconstrucción -corregí
una admiración por parte de todo el pueblo y presentes me causo duda, los murmureos no paraban y note escuchar las oraciones;
"lo corrigió" "jamas lo habían hecho" "es mejor que empaque sus cosas"
entre otras.
-¿quien te crees tu para corregir? -habló el señor al cual me referiré como anciano 1
-¿yo? usted dígame ¿quien soy para correr y traer lo que quiera a mis terrenos y casa? oh espere, el dueño claramente.
-te hablamos de la situación de mi pueblo y tu nos escuchaste, debes de obedecer. -habló el anciano 1
-¿su pueblo? -pregunté
-¡nuestro pueblo! -exclamó.
-¿puede tranquilizar su temperamento por un momento? Yo no voy a destruir su pueblo, yo sólo quiero arreglar mi casa.
-nosotros los pobladores no le creemos nada a ustedes los foráneos.
-mire hablando claro usted no puede impedirme que construya sobre mi terreno y le hablo como gesto de buena fe, yo nunca me he metido en sus asuntos, por favor usted no se meta en mis asuntos.
Entre más y más hablaba con el consejo de ancianos, más y más se mostraban irritados con mis propuestas y declaraciones. Yo no iba ceder mi patrimonio y el consejo no iba a perder. Después de unas horas, la noche cayó y los empleados empezaron a molestarse.
-lo siento señor Mario pero no queríamos llegar a esto. -dijo el anciano 1 -muchachos.
Prácticamente todo el pueblo empezó a levantarse contra los empleados y destruyendo una parte del materia, Trate de hablar con todos ellos pues el caer en golpes era la peor decisión que se podía tomar en este momento. Así transcurrieron aproximadamente 20 minutos, hasta que los empleados irritados renunciaron, el poco material que se había salvado quedó varado y al notar que esto pasaba los pobladores se detuvieron.