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Julio 2

"El tiempo se marca por momentos, no por números"

Fue la lección más difícil de explicar, mi madre, mi padre, mis amigos, mis hermanos, sus papás, sus amigos, sus hermanos, bueno

en fin, no había persona que no remarcará la idea de ser un matrimonio joven y eso para ellos significaba pocas experiencias al igual que poca empatía y tal vez tenían razón era poco el tiempo más no pagano, por el simple hecho de ser un matrimonio joven no significa que no hemos vivido tanto, y lo más fascinante fue que todas nuestras aventuras fueron improvisadas y a veces me atrevo a decir que fue el destino el que conspiró a nuestro favor, digo la mayoría de nuestras historias empiezan con algo rutinario, quedarse afuera de la escuela, salir al parque, jugar fútbol, ir por un helado o nadar, pero acabábamos haciendo cosas tan bizarras y poco convencionales, como encontrar víboras, hasta encontrar un árbol chueco, bailar en la lluvia y ser interrogado por la Policía.

Claro que con el paso de los años nuestras aventuras fueron cambiando y siguen sin tener explicación, desde la idea de asistir a una boda a robarse a la novia, dar un paseo en góndola y acabar en un corralón, e incluso ir al mercado y acabar siendo impulsados por un auto de policías arriba de una balsa inflable, pero siempre que hacíamos una de esas locuras y concluía, Ebelin citaba su frase:

Otra historia que contar ¿no es así amor?

A veces tierno, a veces incómodo, todo dependía en como lo dijera Ebe, estaba el momento gracioso, melancólico y furioso.

Entonces fue cuando capté las palabras de todo típico padre "pero cuando tengas tus propios hijos, lo verás " lo se, fue como ver un ciclo sin fin ante mis ojos.

-mi amor, no le contaremos todo el pasado a nuestros hijos ¿verdad? -le pregunté a Ebe una tarde mientras tomábamos café en la sala del departamento.

-¿a que te refieres? -respondió Ebe.

-si, ya sabes a como éramos antes nosotros, nuestra forma de ser.

Ebelin soltó una risa pícara, igual a la que hace un niño antes de una travesura.

-¿por qué amor, temes que ellos sepan como fue su padre?.

- ¡NO! bueno, simplemente creo que les aburrira esas historias.

-no creo que les aburra escuchar que su padre pintó miles de paredes o que se hizo una perforación en la lengua cuándo tenía 16 años.

-bueno tal vez pero. . .

-oh quizá que participaba en carreras de motos o que salía a media noche a tocar en bares con sus amigos. . .

-bien entiendo el punto, tal vez no seré el mejor ejemplo en su adolescencia pero ¿cual es el punto? -pregunté.

-amor (suspiró) el punto es que tenemos que cambiar algunas cosas de nuestra vida diaria. -respondió Ebe.

-¿qué tiene de malo nuestra vida diaria?

-no nada, solo que estuvo bien cuando eramos pareja, pero ahora somos esposos y futuros padres, tenemos que pensar en el bebé más que en nosotros, como por ejemplo el auto.

HelenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora