Habíamos terminado de cenar y había esquivado cada una de las preguntas sobre el pergamino. Tenía planeado leerlo antes de ir a dormir. Helen comentó con emoción lo que Daniel había hecho en la ceremonia y a mis padres les pareció bien.
—Qué valiente de su parte —dijo Mamá.
— ¿Tú cómo te has sentido? —me preguntó mi padre.Tenía mi mismo color de pelo, sólo que en menor cantidad. Yo había sacado sus ojos, su piel, y hasta su sonrisa. Aunque su sonrisa era mucho más hermosa, y radiante, pero la mostraba poco. Mi padre era de esas personas a las que el tiempo había dejado agotado, parecía cansado de vivir.
Creo que se sorprendió cuando le contesté que la entrega había estado bien. Varias veces me había regañado por hacer determinados comentarios, una noche subió a mi cuarto y me hizo prometerle que pensaría lo que iba a decir antes de decirlo. Se lo prometí, claro, pero sinceramente pensé que se estaba tomando muy serio algunos chistes.
Subí a mi habitación, y sin prender las luces, subí hasta el segundo rellano. No podía estar de pie allí, pues el techo iba en diagonal, y era más bajo; pero abrí la madera y luego abrí la gran ventana. Una brisa otoñal se coló en mi cuarto, y me acostó en los almohadones para que disfrutara del cielo. Las nubes dejaban ver, de vez en vez, alguna que otra estrella reluciente.
A veces me gustaba pensar que el cielo era todo mío, que las estrellas eran la suciedad que el Sol dejaba a su paso, y que la Luna se encargaba de limpiarlas. La Luna limpiaba las migajas de Sol que había en el camino, y por eso había llegado a tener su propia luz.
También me gustaba pensar que todos los días moría el Sol y volvía a nacer. Pero la Luna siempre era la misma, ella era la encargada de recibir al nuevo Sol con el cielo limpio.
Me senté, y saqué de mi mochila el sobre con el pergamino, lo abrí y eché una mirada general. Leí las runas que me llamaron la atención. "Annabeth", "seleccionada", "pasantías", "en la fábrica de".
Cuando volví al principio ya tenía el panorama de lo que iba a decir. Leí una por una las runas, primero rápidamente y luego repasando cada oración. Decía algo así:
"Estimada Annabeth Bless:
Nos complace anunciarle que ha sido seleccionada para realizar sus pasantías en La Fábrica de Ropas del Este. Las mismas darán lugar en el barrio de la Plaza de los Metales, el día lunes a las 7:30 AM. Presentarse con el uniforme escolar.
Firman por el Epicentro y en actual liderazgo...Alfred Mónaco y Thomas Wobe."
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SUBVERSIVOS #1
Ciencia Ficción"Silencio. Silencio. Y luego -sin aceptar que aquello podía ser producto del deseo y la esperanza- el eco ínfimo del agua a lo lejos. No teníamos otra opción. Tomé tres granadas de la bolsa que l...