Capítulo 27: Perdidos

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Sarah Cooper

—¿Dónde dices que aprendiste eso?

Suelto un gruñido al escuchar las voces provenientes de la biblioteca, y mi irritación aumenta cuando escucho la respuesta.

—Cuando desperté, después de que había muerto...yo estaba sola, tenía mucho miedo y al darme cuenta de lo que podía hacer...tuve que hallar una forma de controlarme para no lastimar a nadie.

—¿Entonces tú sola aprendiste a controlarte?—el tono de emoción de James podía escucharse hasta Alaska—. ¡Fascinante!—exclama.

—Gracias pero...aún no tengo un control total.

"Gracias pero, aún no tengo un control total"...¡Aghh!

Casi suelto un grito lleno de furia al escuchar los aplausos de James. ¡Sisí, Dalia es toda una súper vampira, admirenla todos!

«Sarah...no seas celosa».

Frunzo el ceño al escuchar la voz de Alex en mi cabeza. Enredo su camiseta entre mis manos y me apoyo sobre mi codo para mirarlo.

«No estoy celosa» le respondo.

Él sonríe.

«Sí, claro».

«Bueno, ya no tienes que preocuparte de lidiar con mis celos, de todas formas no nos queda mucho tiempo juntos».

Sus ojos se oscurecen al instante, lo he hecho enfadar. Se acerca hasta quedar a pocos centímetros de mi rostro y me mira fijamente.

—Ya hemos hablado de esto—me dice—. Te amo a ti, y sólo a ti, y nada, ni siquiera el destino puede cambiar eso.

Muerdo el interior de mi labio.

—Estamos juntos y eso es lo que importa, esto es sólo un obstáculo más...y lo superaremos, juntos.

—Juntos—susurro, sin convicción.

Es él quien elimina la distancia entre nosotros y une nuestros labios en un beso apasionado. Lleno de amor, lleno de Alex, le respondo con la misma pasión y tiro de su camiseta para acercarlo mas a mí.

Una llama se enciende en mi interior y la adrenalina me controla cuando empujo a Alex y me subo a horcajadas encima de él. Con una mano en su pecho me inclino y continúo con nuestro beso dejando que mi cabello nos cubra como una cortina.

Sus manos se sienten como llamas ardientes cuando recorren mi espalda hasta posicionarse en mis caderas. Me separo de él un momento, sólo para verlo una vez más, grabarme aquellos ojos azules que tanto temo perder.

Él parece comprenderme, ya que puedo ver la tristeza reflejados en ellos.

—No hay nada que decidir Sarah—susurra contra mis labios—. Tú eres mi única decisión.

Inhaló su aroma y me ahogo en el color de sus ojos. Recuerdo la primera vez que los vi, tan vivos y llenos de curiosidad. Aquella sonrisa que nunca falta debajo de ellos, la sonrisa que antes creí que era para mí, cuando la verdad es que siempre perteneció a alguien más.

A su selecta, la chica con la que está destinado a compartir su eternidad.

Me siento tan estúpida por haber creído que al fin había encontrado a una persona que no me dejaría nunca. Nada es para siempre. Eso lo sé ahora.

Lo perdí, perdí al amor de mi vida y yo ni siquiera estuve consciente del momento en que todo lo nuestro dejó de tener un sentido. Que no estábamos hechos para estar juntos y que todo fue una pérdida de tiempo, una espera mientras llegaba la chica indicada.

Demons| TC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora