Capítulo 36: Extorsión

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—¿Qué dices cariño?—sonríe—. ¿Aceptas el trato?

Estuve repitiendo aquella pregunta en mi cabeza al menos unas cincuenta veces y debo ser sincero, todavía no me convencía en lo más mínimo de que fuera una buena idea. Ni siquiera estaba seguro de que pudiera considerarse como una opción o un plan "Z". Por más que lo repasaba, al final los resultados eran todos iguales: Muerte y desastre; pero negarme a su propuesta me llevaba a los mismos escenarios, incluso puede que a unos peores.

—¿Algo peor que "Muerte y Desastre"? El límite de tu imaginación es muy preocupante Alex—dice en un fingido tono de sorpresa, algo que comenzaba a molestarme, y que si no paraba de hacerlo pronto, tendría que acudir a Adelí para unas clases del control de ira.

Sé  que ella sabe perfectamente cómo contener sus impulsos asesinos, que no lo haga es otra cosa muy distinta.

—Parece que en este tiempo tú y Adelí se han hecho muy amigos, ¿Debería preocuparme por eso?

—Depende, ¿Estás celosa? Porque si lo estás, podría significar que por fin sientes algo en tu oscuro corazón.

—Lo dudo, además no tengo de qué preocuparme, estás tan enamorado de mí que a veces asusta, o por lo general, me exaspera. Es por eso que también sé que tarde o temprano terminarás aceptando mi trato—me dice con tranquilidad—. Estás perdido, Alex.

Era estúpido negar eso, Sarah tenía razón. Ella podía formular un plan de respaldo si me negaba a su propuesta, e incluso un respaldo de ese respaldo. Estaba perdido, más que eso, estaba jodido...jodidísimo.

Ella se encoge de hombros en un gesto de inocencia, me sonríe y se recarga en la pared para poder observarme con más detenimiento. Está disfrutando de todo esto, una vez más, todo está saliendo como ella quiere.

¿Qué es lo que voy a hacer ahora?

Esta no era una situación en la que pudiera subir a pedirle un consejo a Rihanna, no podía involucrar a más personas, lo que pasara a partir de ahora sería sólo mi culpa y de nadie más. Tenía que decidir por mi cuenta.

El Alex desesperado por volver a estar con ella hubiera aceptado el trato sin rechistar, de hecho ni siquiera hubiese permitido que la encadenaran en primer lugar. Sin embargo, yo ya había hecho un trato con alguien más, y mantener ambos tratos sería como colocar una bomba de tiempo, en cualquier momento explotaría sin que yo me diera cuenta.

La promesa de Adelí Mathews era un peso que no me quitaría de encima en un largo tiempo, pero aceptar el trato de Sarah no sólo sería arriesgado para mí sino también para mi familia.

—¿Y cómo sé que puedo confiar en ti?—sabía que ya habían sido demasiadas preguntas, pero después del ridículo por el que me había hecho pasar, y la dignidad que me había quitado de encima, no me importaba lo que pensara.

—No puedes, ¿Qué tendría de divertido el asunto si supieras que no puedo apuñalarte por la espalda en cualquier momento?—esboza una sonrisa ladeada.

—No puedes apuñalarme por la espalda—le digo.

—Es un decir—pone los ojos en blanco.

Aunque sonara demasiado tentador, había concordado con Sarah en una cosa:

No podía confiar en ella.

—¿Y qué pasa si no te libero?—esa era la pregunta importante, pues la respuesta tal vez al fin me haría ver lo dañada que está su humanidad y lo difícil que será recuperarla.

—¿En serio quieres que te lo diga?—aquello había sonado como una pregunta retórica.

Eso me provoca una punzada en el estómago y en seguida me pongo alerta. Sus ojos negros me miraban traviesos, y ocultaban algo.

Demons| TC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora