Demons| TC2

Capítulo 28: Humanidad

Adelí Mathews

Extendí los brazos a mis costados y aspire unos buenos kilos de aire.

—Mmm...huele como siempre...humedad, problemas, y muerte—susurro con los ojos cerrados, llenándome del vivo aroma de Mellow Ville y al mismo tiempo remplazándo el asqueroso hedor a calabozo—. Ya me siento en casa—finalicé, con una sonrisa esplendida.

Me vuelvo rápidamente hacia Kenna y noto que observa a su alrededor con suma curiosidad, parecía como si hubiese llegado a otro planeta. No me extrañaría que Tsalia la haya mantenido encerrada durante todo el siglo XX.

—¿Por qué me has traído a este lugar?—dice, sin dejar de mirar las extravagantes instalaciones de los Pearson.

—Aquí es donde viven mis amigos.

De pronto su expresión se llena de desconcierto y me mira con el ceño fruncido.

—Pero tú me has dicho que no tienes amigos.

—Bueno...no vayas a decirselos—me encojo de hombros y comienzo a caminar por los caminos decorados de arbustos y flores.

Rodeamos la enorme fuente, pero de pronto algo me hace estremecer, la presencia de alguien desconocido me hace retroceder e instintivamente me coloco en posición de ataque. Kenna que me observa alarmada, intuye mi presentimiento y ahora mira a sus lados alerta.

Subo las escaleras sin hacer un sólo ruido y toco la puerta delicadamente cuando escucho voces por detrás. Todas ellas suaves y tranquilas, y las reconozco al instante. Rihanna, Pryscilla, Monique, Scord, James, Alex y...

En cuanto escucho una voz diferente abro la puerta de par en par y entro a la casa dando enormes zancadas, todos en la estancia se vuelven para mirarme y Monique es la única que pone los ojos en blanco y vuelve a su conversación con Zack, ambos ya acostumbrados a mis entradas dramáticas.

Sin embargo, es Alex quien mantiene su mirada clavada en la mía y podía ver el miedo en sus ojos...Algo pasaba, algo malo.

Paseo la mirada por el lugar al notar la falta de una persona importante.

—¿En dónde está Sarah?—pregunto, pero no miro a Alex.

—Salió con Eric...a buscarte—su voz era temblorosa.

¿Alex nervioso?

Pero eso no fue lo que me hizo mirarlo con rabia, sino el significado de sus palabras.

Camino hasta él y aferro mi mano a su cuello, lo estampo contra la pared y para mi sorpresa este no se defiemde contra ninguno de mis ataques...Otra mala señal.

—¡¿Por qué mierda dejaste que se fuera?!—le grito, furiosa—. ¡¿Tienes idea de lo que has hecho?!

—Sí...la perdí...

Frunzo el ceño y entonces analizo su rostro. Estaba triste.

Eso me hace soltarlo y jadeo cuando sus ojos azules y vacios se posan en los míos. Algo malo pasó...¿Qué demonios pasó?

Aquella extraña presencia me hace voltear a mi derecha, y es ahí cuando veo a una castaña observándome con terror.

—¿Qué hace eso aquí?—le suelto, examinándola de pies a cabeza.

¿Y a esta quien la invitó?

¿En dónde está Sarah?

¡¿Y a esta quien la invitó?!

—Yo...—comienza a decir, temerosa.

Claro que tienes que temerme primor, no sé quien eres y ya tengo ganas de arrancarte la cabeza.