Capítulo 39: La bella y la bestia

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Alex Pearson

Todo ocurrió en cámara lenta, y sé que no se debió a Rihanna, pues a pesar de que ésta permaneció inmóvil todo el tiempo, los movimientos de Pryscilla abalanzándose sobre Carter eran tan rápidos como los de un vampiro, puede que incluso más que los de uno normal.

No. Que todo fuera tan lento era debido a que había ocurrido de la nada, demasiado rápido y sin ningún motivo. O al menos no uno del que yo estuviera enterado.

Estaba boquiabierto, viendo como Carter trataba de defenderse, todavía afectado por haber estado congelado hace unos momentos. Pero aunque era poco probable que Pryscilla lo supiera, sus ataques eran tan salvajes que me hizo pensar, que de haber estado aún congelado, ella no hubiese dudado en partir el hielo en pedazos.

—¡Pryscilla!

El grito de Scord es lo que me hace reaccionar, parpadeo aún sin creer lo que ocurre, y a pesar de estar demasiado confundido, ayudo a Scord a separarlos.

Pero en cuanto doy un paso escucho un agudo sonido que me hace caer al suelo, mis tímpanos vibran y a mi alrededor todo es gritos y dolor. Por más familiar que me resultara aquella sensación, no dejaba de ser una tortura. Definitivamente el poder de Pryscilla era de los peores, una de las razones por las que si no fuera su amigo, definitivamente no querría ser su enemigo.

Siento que Rihanna se acerca por la espalda y me ayuda a levantarme, aunque Pryscilla no deja de atacarme hasta que James y Scord logran separarla de Carter. Éste tenía un brazo dislocado y un horrible corte en la garganta que seguramente tardaría más de unos pocos minutos en sanar.

Los vampiros no teníamos un organismo como el de los humanos, pero al convertirnos nuestro interior se quedaba casi intacto, a excepción de que nuestro corazón dejaba de latir por supuesto, y los huesos se hacían más fuertes y duros como de roca. Y que en lugar de sangre, por nuestras venas corrían más bien nuestras emociones, por lo que el corte en su garganta se veía seco y casi hueco, como un profundo acantilado que lo recorría hasta el pecho.

Su abrigo ahora eran trozos de tela esparcidos por el suelo, pero esa no podía ser la única razón por la que estuviera tan enojado, y luchara por deshacerse de los brazos que lo sujetaban.

—Yo no haría eso si fuera tú—escucho que le dice Adelí, me doy cuenta de que permanece a mi lado, mirando a Carter divertida. Era típico de ella, hayarle lo divertido a las peores situaciones.

Carter suelta un exabrupto, pero al mirar sobre su hombro y descubrir que es James quien lo contiene decide hacerle caso a la hija del ex alcalde. Deja de luchar y ahora mantiene la mirada en el suelo. Pero con Pryscilla la cosa era muy diferente.

—¡Sueltenme!

No había dejado de gruñir ni de gritar desde que no pudo arrancarle el corazón a Carter, pues Scord la detuvo antes de que pudiera clavarle su puño en el pecho.

—¡Sueltame Scord, voy a matarlo, tengo que matarlo!—grita, y me doy cuenta de los demás retroceden un paso, excepto Sarah, que aunque permanece recargada en la columna cruzada de brazos con indiferencia, al igual que yo, miraba la situación con curiosidad.

Scord no deja de sujetar a Pryscilla, y veo que lucha por alejarla de Carter, quien ahora está inmóvil sujetado por James. No conocía a Pryscilla a la perfección, pero algo muy presente en ella eran sus cambios drásticos de humor, llegué a pensar que tal vez cuando era humana padeciera de algún caso extremo de bipolaridad, y que incluso muriendo y transformándose en vampiro, aquella terrible enfermedad permaneció incurable.

Demons| TC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora