Demons| TC2

Capítulo 9: Selecto

Sarah Cooper

Había pasado el resto del día observando como el cielo se oscurecía. El sol bajaba poco a poco hasta ocultarse entre las montañas, que a pesar de estar a kilómetros de distancia, lograba ver cada detalle de ellas.

Para ser exactos, hacía una hora que Alex y Adelí se habían ido y aún no regresaban. Lo primero que hice en cuanto se fueron fue encerrarme en mi habitación enfurruñada. Aún estaba esa llama en mi interior que gritaba por que corriera y la alejara de él, pero eso era exactamente lo que Rihanna me pidió que controlara, si seguía así le haría daño a alguien. Ya había tratado de enterrar una estaca en el corazón de Alex y dudo que falle la próxima vez que lo intente con alguien más.

Por más que intentaba no podía reprimir el pensamiento de que todos en esta casa, especialmente Adelí, ocultaban algo. Alex sospechaba que ella supiera la razón de nuestro extraño vínculo, y lo que hoy había dicho me aterraba. Había mencionado que la bruja nos quería a Alex y a mí, ambos, cuando ella estaba buscando únicamente a vampiros Selectos.

¿Significa lo que creo?

Por una parte aquello me causa terror, pero también una inmensa felicidad, significa que puedo estar con Alex, a pesar de lo que eso me costará.

Escucho las puertas de la entrada abrirse y después la voz de Adelí se escucha en toda la casa, despotricando gente como de costumbre. Pero mis oídos estaban concentrados en las pisadas constantes que se acercaban hasta la habitación. Segundos después la puerta se abre con delicadeza.

―¿Puedo pasar?―era Alex, no hacía falta voltear para saber que tenía su cabeza recargada sobre el marco de la puerta.

Asiento, todavía con la mirada fija en la ventana frente a mí. Este se acerca hasta quedar a casi un metro por detrás, quiero hacerle un millón de preguntas, pero yo ya sé todas esas respuestas, sin embargo aún tengo la loca idea de creer que nada es verdad hasta que sale de su boca, pero esta vez es mi turno de hablar.

―Siempre me pregunté por qué tuve esa sensación de que tenía que estar contigo desde el día en que te conocí, por qué no te tuve miedo cuando supe que eras un vampiro, o por qué permanecí a tu lado cuando te descontrolaste...Yo siempre estuve a tu lado, al principio creí que estaba obsesionada contigo, que esto que sentía no era algo normal, luego me dijiste que tu sentías lo mismo y no me volvió a interesar ¿Sabes?...Te tenía a ti y eso era lo importante...Me complementabas―me giro lentamente hasta mirarlo, aquellos ojos azules permanecen fijos en mi de la misma manera hipnótica que lo hicieron el día en que los vi por primera vez, sólo que esta vez estos brillan con más intensidad debido a la oscuridad de la habitación―. Ahora sé la razón―doy un paso hacia el frente. Él permanece inmóvil con sus ojos aún fijos en el brillo de los míos―. Y no sé si deba estar feliz porque significa que realmente estoy destinada a estar contigo o si deba sentirme horrible porque quiere decir que sólo me alimentaré de sangre humana y controlaré personas.

Una sonrisa tímida aparece en sus labios.

―Sarah que seas un Selecto no significa que vayas a hacer cosas malas―él coloca sus manos sobre mis hombros provocándome un cosquilleo―. No dejaré que eso suceda.

Cierro los ojos con fuerza, absorbiendo la dulce sensación de su toque. Es increíble que con tan sólo ese gesto me haga recordar cuanto lo amo, porque así es, lo amo. Lo amo desde el día en que vi sus ojos por primera vez, y nunca he dejado de hacerlo, por ninguna circunstancia. Ni siquiera cuando estaba en sus brazos, dedicándole mis últimas palabras.

Es maravilloso abrir los ojos de nuevo, saber que aquella no fue la última vez en que pude verlo, sino que ahora está frente a mí, conmigo, y que ahora estamos juntos.