Capítulo 58: La Maldición de los Selectos

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Alexander Pearson

No estoy seguro de cual fue la peor parte de toda la noche, si ver como explotaba la ciudad o viajar en coche con Drew, sus intentos de cabrearme y sus malos chistes para llamar la atención de mi hermana.

¡Oh, claro que ella ya te presta atención idiota, si por eso te odia tanto!

En fin, todos se dieron cuenta de lo enfadado que estaba cuando llegamos a casa e hicieron lo que cualquier persona con dos neuronas haría: Alejarse de mí para que no cometa una locura, o hable sobre hacerlo. Por eso tengo amigos inteligentes.

—¡Ya llegué!—exclama Drew al poner un pie en la casa.

—¿Y eso a quien mierda le importa?—murmuro entre dientes, y lo hice intencionalmente en voz alta para que me escuchara.

A mis espaldas, escucho como Sarah literalmente se arranca los tacones de los pies y los arroja a las escaleras, partiendo el suelo de mosaico. Reprimo la sensación de remordimiento, y es el poco tiempo que tenemos lo que evita que no me detenga a pedirle que se cambie, en verdad me ha costado demasiado hasta ahora soportar como Drew la mira de vez en cuando.

No le fue suficiente al bastardo con tirarse a mi hermana sino que también le gusta fantasear con mi novia.

—Siempre quise ver esta parte de la casa—dice Drew, caminando detrás de nosotros y mirando todo a su alrededor—. Joder, es un desastre.

Frunzo el ceño y me vuelvo hacia él molesto.

—¿Y qué parte sí habías visto antes?—aprieto los dientes—. Yo nunca te dejé entrar.

—Bueno...—agacha la cabeza, mirando a Rihanna de reojo.

Hijo de...

—Lamentamos decepcionarte Drew, no te hemos traído para darte un tour—habla mi hermana rápidamente, sonando borde.

—Y no lo quiero preciosa, en serio—bufa—. Y creí que mi casa se parecía a un basurero.

Las sombras veloces de los demás pasan a nuestro lado, nos reunimos con ellos en la sala, quienes al sentir una vibra desconocida en la casa permanecen alertas a cualquier movimiento extraño.

—¿Y éste quien es?—como siempre, Pryscilla es la primera en discriminar a nuestro invitado.

Como ya lo esperaba, Drew recorre con ojos voraces a Pryscilla de pies a cabeza. Yo sonrío.

—Es tu nuevo juguete, puedes hacerle todo lo que quieras—le digo con maldad.

—Interesante—ronronea, recargándose en el hombro de su novio.

Drew retrocede desconcertado.

—Tomaré eso como algo morboso y no como algo macabro—dice alejándose de nosotros.

—Y con eso queda claro todo—habla James esta vez—. ¿Quién es esta persona Alexander?

Drew pone atención a mi amigo frunciendo el ceño.

—Oye a ti te conozco...—de pronto sus ojos adoptan un brillo de sorpresa—. ¡Maldición eres James Black!

—Así es, ahora dime quien eres tú—ladea la cabeza.

James se mantiene implacable, con las manos entrelazadas al frente y su cabello negro peinado de lado.

Drew me esquiva y baja las tres escaleras que llevan al salón como si fuera a pasar por un premio.

—Drew Caruso.

—¿Eres italiano?—le pregunta Pryscilla, ladeando la cabeza para mirarlo.

—Así es, linda—le dedica un guiño de ojo.

Demons| TC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora