Epílogo

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Adelí Mathews

Suelto un estruendoso gruñido cuando siento las cadenas tirar de mis muñecas y arder contra mi piel. Le lanzo una mirada asesina a la mujer frente a mí, que camina dando enormes zancadas y gritandome sin parar.

—¡Sigue caminando!

Parecía ser que esas eran las únicas palabras que conocía aquella mujer, pues era lo único que salía de su boca, y la hacía aun más idiota el que lo gritara con cada paso que daba, pues si había algo que había estado haciendo desde que desperté, era mirarme con odio y tratarme como si fuera un animal mientras me llevaba a quién sabe dónde arrastrándome de unas malditas cadenas bañadas en Vamperus.

Nadamás encuentro la manera de salir de esta y le cortaré el cuello con estás asqueroras cadenas.

Fueron siete personas las que me acorralaron cuando desperté, arrinconada en una habitación oscura en la cual nunca había estado antes. Lo primero que pensé fue en matarlas, pero en cuanto me abalancé por la primera, las cadenas ardieron en mi piel y todos comenzaron a arrastrarme por un montón de pasillos.

Me di cuenta, por la suciedad, el agua y el apestoso olor, que estábamos en las alcantarillas. Mis poderes parecían haber dejado de funcionar, y me sentía terriblemente débil.

Sea lo que sea que estaba pasando, estas extrañas personas lo habían planeado, por ahora lo único que me quedaba hacer era esperar a que llegaramos a su destino y averiguar qué era lo que ocurría, entonces tendría que pensar en un plan.

Sin embargo, aunque pudiera escapar no tendría a donde ir. Los Pearson me odian y sería demasiado cruel aprovecharme de la deuda de Sarah conmigo, aunque no descarté la idea. Es muy buena.

¿De dónde salieron estas personas? ¿Qué es lo que quieren? ¿Donde me encontraron?

No valía la pena preguntarles, pues ya había hecho un millón de preguntas y lo único que recibía era un "¡Sigue Caminando!" De la maldita frente a mí.

Todos mis sentidos me indicaban que estaba en grave peligro, la sensación a mi alrededor me gritaba que estas personas eran sobrenaturales, pero por más que me esforzaba, no lograba descubrir qué clase de criatura eran, pero en definitiva no eran humanos.

Llegamos al final del ducto y nos detenemos frente a la mugrienta pared. Arqueo una ceja y estoy a punto de hablar cuando la mujer que tira de mis cadenas da un paso y la atraviesa sin dificultad alguna.

—Diganme que ustedes también vieron eso—digo boquiabierta.

Esperaba que dijeran que sí antes de creer que me había vuelto loca, pero lo único que recibí fue otro fuerte tirón, y entonces me encontré del otro lado de la pared yo también.

—¡¿Pero qué mierda?!—grito en cuanto he atravezado. Mi mirada viaja hacia todo mi cuerpo, verificando que todo esté en su lugar.

Acabo de atravezar una maldita pared. ¿Acasó morí y terminé como un fantasma?

No, eso es imposible, la parte en la que muero, quiero decir.

—Adelí Mathews—una voz fantasmal llega a mi canal auditivo, había sonado tan terrorífica que incluso llegó a doler—. Adelí...Mathews—dice, lentamente.

Ahogo un grito y llevo las manos hasta mis oídos cuando la onda de sonido me ataca. El lugar ahora está sumido en una vibra extraña y oscura, mi cuerpo se estremece sin permiso, mientras un escalofrío me recorre la cara.

Sí, la cara.

Arrugo la nariz y miro el suelo mientras el eco de aquella voz femenina desaparece en el aire. Suelto un suspiro y entonces elevo la mirada hacia las personas frente a mí.

Demons| TC2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora