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CAPÍTULO 27


—¿Están todos bien? —preguntó Robert, una vez que detuvo el vehículo.

El auto se había desviado con brusquedad y mordió la banquina. El movimiento inesperado había hecho que todas las personas dentro del automóvil se sacudieran.

—Malditos imprudentes —gruñó el mayor de sus hijos—. ¿Matt?

—Estoy bien —murmuró, descubriéndose el rostro, se había golpeado con el asiento de adelante.

—¿Qué hay de Amber? —insistió el lobo cuando no oyó ninguna respuesta de su parte.

—¿Nena? —Matt se soltó el cinturón de seguridad para poder llegar a ella.

—¿Ustedes también huelen sangre? —la pregunta alertó a los tres hombres que enseguida saltaron fuera del auto.

—¡Está inconsciente! —chilló asustado el menor.

—Matt, recuéstala en el césped. Julian, busca el botiquín —le ordenó a sus hijos. La preocupación se notaba en su expresión—. ¿Con qué demonios se golpeó? —le dio un vistazo al lugar que había ocupado la muchacha, sin notar nada extraño, ni rastro de sangre.

—¿Por qué no se despierta? —el alcohol no había servido.

Unas llantas chillando llamaron la atención de los muchachos, quienes levantaron la cabeza justo a tiempo para ver a otro vehículo estacionándose detrás del suyo.

—¿Qué demonios ocurrió? —exigió saber Sophia.

—Un imbécil cambió de carril para pasar a un camión, nosotros veníamos de frente y no nos vieron —agitó la cabeza Julian—. O nos tirábamos a la banquina o chocábamos.

—¿Fue una camioneta azul? —preguntó Alex—. Acabamos de cruzarlo, estaba conduciendo muy mal.

—Sí, era un imbécil —rodó los ojos la mujer—. ¿Me explican la parte en la que mi hija se desmaya? —ya le había limpiado el rostro y había intentado otra vez con el algodón bañado en alcohol, sin lograr nada.

—No sabemos —negó su yerno—. Al frenar tan de golpe todos nos fuimos hacia adelante, y cuando volteé a verla ya estaba así. No entiendo con qué pudo golpearse para sacarse sangre, todo está perfecto adentro —sacudió la cabeza, confundido.

—Hay que llevarla a un hospital —afirmó su madre—. Alex, ¿dónde está la ciudad más cercana?

—Veinte minutos, media hora, tal vez —respondió enseguida, viendo los carteles a un costado de la ruta.

Matthew estaba desesperado, por más que olfateaba a su novia, no sentía su característico aroma a vainilla. No había nada allí, no había aroma.

—Bien —cuando volvió a girar la cabeza, notó como Matthew estaba lagrimeando, preocupado por Amber—. Matt, ella estará bien —afirmó—. Es una chica fuerte, un golpe no le hará nada. Anda, métela al auto, nos vamos para el hospital.

—Nosotros los seguimos —Robert y Julian volvieron a meterse en su vehículo—. ¿Cómo diablos pasó esto? —susurró el mayor.

—No lo sé, papá. Todo esto es muy extraño —frunció el ceño—. Matt también se golpeó y está bien...

—Sólo espero que la pequeña despierte pronto...

Una hora después, Amber había sido ingresada y distintos exámenes se estaban llevando a cabo. Ni siquiera los médicos tenían una respuesta al respecto, todo lucía normal en su interior, no parecía ser más que una contusión menor.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora