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CAPÍTULO 58


La brisa fresca de la mañana recorrió mi cuerpo, relajándome, llevándose todos los pensamientos que daban vueltas por mi cabeza. El receso invernal había acabado y había vuelto a clases una vez más. No sentía que el descanso hubiera sido el suficiente, pero no podía hacer nada más al respecto.

—Cariño, ¿qué haces aquí afuera? —mamá salió al patio, vistiendo aún su uniforme.

—Desayuno —le sonreí perezosamente, dándole un nuevo trago a mi licuado—. ¿Qué tal la noche? —le había tocado el turno nocturno, el cual solía ser tranquilo, pero nunca se sabía cuándo una urgencia podía llegar al hospital.

—Pudo haber sido peor —tomó asiento en el sillón que estaba enfrente de mí—. Escucha, ¿ya decidiste qué vas a hacer mañana cuando nos vayamos? ¿Le dijiste a las chicas que vinieran? ¿Olivia se va a quedar? —me bombardeó con todas esas preguntas.

—¿Era en serio lo de la pijamada? —cuestioné confundida, alzando las cejas. Ella asintió—. Les voy a decir hoy, entonces. Tal vez también a Matt, depende de qué tan ocupado esté con la universidad. Y Liv... no estoy segura, anoche me fui a dormir antes de que llegara, no pudimos vernos aún.

—Bien. Sólo no quiero que te quedes sola —estiró su mano en mi dirección y no dudé en tomarla.

—Nunca has tenido problema con eso —fruncí el ceño, curiosa por su insistencia, no era la primera vez que me lo decía, llevaba al menos una semana insistiéndome con que buscara compañía.

—Pues ahora lo tengo, desde la última vez para ser más específica —se estremeció. Oh, lo que había pasado con Olivia—. Y no me importa que sean seres sobrenaturales, siguen siendo unas niñas para mí.

—Entiendo —la solté para terminar con mi desayuno—. Pero ya estamos grandes, ma, y somos fuertes... —suspiré—. Además, estando juntas nada puede pasarnos.

—Lo sé, pero... —suspiró—. ¿Todavía quieres ir a ver vestidos hoy? —cambió de tema. 

Eran pocas las veces que lográbamos vernos en las mañanas y estaba aprovechando el tiempo para ponernos al corriente.

—Por supuesto, tengo que conseguir el vestido perfecto para mi graduación, mami. Y qué mejor que ir contigo —la expresión en su rostro me causó ternura, de verdad estaba emocionada.

Su emoción había comenzado cuando regresé de mi viaje. Obviamente a ella no le había contado lo que había pasado en esos días, solo las cosas buenas, no quería preocuparla ni que tuviera problemas con los Price. Nada iba a alejarme de ellos y no quería pelearme con mis padres por ello.

Luego de dos semanas sin vernos, se había vuelto loca. Quería comenzar a ver todo lo relacionado con mi graduación porque a último momento se amontonarían todos los gastos y nadie quería eso. Además, hacía tiempo que no teníamos planes madre e hija, nuestros horarios no solían coordinar y eso hacía difícil compartir tiempo de calidad juntas como solíamos hacer tiempo atrás.

—Está bien, cariño. Iremos en la tarde —observó el reloj en su muñeca—. Se te hace tarde, hija.

Terminé de comer la fruta a la carrera, tomando también mi mochila y revisando que tuviera el celular guardado allí.

—¿Me abres la cochera? —llevé todo lo posible a la cocina y lo dejé sobre la barra. Sophia tomó sus llaves y abrió el portón con el mando a distancia, desde la puerta de entrada—. Gracias, ma. Nos vemos luego. Cuando vuelva lavo eso.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora