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Contenido Adulto, leer con precaución


CAPÍTULO 45


—¿Desde cuándo hace tanto calor en este cuarto? —me quejé, despertándome completamente. Aún era de noche por lo que podía ver y, aunque el verano ya estaba terminando, me sentía sumamente sofocada.

Todo estaba oscuro en el cuarto de Matt y me llevó unos segundos adaptar la vista. Pasé ambas manos por mi rostro, notando el sudor que recorría mi cuerpo. Me había despertado por el calor, definitivamente.

Necesitaba una ducha helada para bajar mi temperatura. ¿Tendría fiebre otra vez?

El chico a mi lado se movió sobre la cama y sin querer rozó mi cuerpo. El toque envió una corriente eléctrica por todo mi cuerpo y encendió algo en mí. Algo desconocido y salvaje. Casi primitivo.

Sentía como si lava hirviendo recorriera mis venas en lugar de sangre, mi ritmo cardíaco era lento a pesar de todo y me sentía afiebrada.

¿Qué estaba pasando?

Me levanté de la cama y fui al baño. Necesitaba refrescarme y calmarme un poco.

>>Azul, ¿qué está pasando? —le pregunté débilmente.

¿La Diosa Luna estaba haciendo una de las suyas, otra vez?

Las manos me temblaron cuando me lavé el rostro con agua helada. Tomé un par de respiraciones profundas antes de volver al cuarto.

¿Debía despertar a Matt?

Prácticamente me arrastré hasta la cama con pesadez, me dolía el cuerpo, tenía las extremidades agarrotadas y sentía que me caería en cualquier momento.

Gateé hasta el cuerpo de mi novio y lo sacudí levemente. Él no se despertó, pero el dolor en mi cuerpo disminuyó con solo tocarlo.

Ni siquiera lo pensé, me recosté sobre él, pegando nuestros cuerpos hasta el último centímetro.

¿Por qué me sentía así? ¿Cómo era que con solo tocarlo estaba mejor?

Tenía el rostro escondido en su cuello y aproveché para repartir pequeños besos por esa zona. Su piel tersa y lisa se sentía suave bajo mis labios. Su aroma a vainilla me rodeaba completamente, haciéndome ronronear audiblemente.

—Mmm bombón —murmuró entre sueños.

El pequeño suspiro de placer que soltó me alentó a seguir con lo que estaba haciendo. Cubrí con besos toda su piel descubierta, tomándome todo el tiempo del mundo, a la par que pasaba mis uñas por su torso, en especial por sus abdominales. Sabía que eso le gustaba, muchas veces me había pedido que lo rascara o le pasara las uñas por los brazos, eso lo calmaba.

Estaba llegando al borde de su ropa interior cuando se despertó.

—¿Amor? —encendió la luz que se encontraba a un lado de la cama. Ya con el cuarto iluminado, fui capaz de apreciar todo su cuerpo en su máxima gloria. Mi chico era precioso—. ¿Qué haces? —frunció levemente el ceño, aún estaba medio dormido.

—No lo sé, no puedo detenerme... —enganché mis dedos en el elástico de su bóxer, dispuesta a bajar la prenda, pero sus manos me detuvieron.

—Mírame —indicó serio, aunque su voz seguía siendo suave—. Amber, mírame —insistió con las manos en mis mejillas, obligándome a verlo. Ni bien nuestras miradas se conectaron, la suya pasó a ser dorada.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora