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CAPÍTULO 47


—¡Julian! —el mencionado pegó un salto en su lugar, y finalmente me miró—. Es la quinta vez que te llamo, ¿dónde está tu cabeza? —alcé una ceja, viéndolo entretenida.

—Lo siento, Ams. ¿Qué decías? —lucía desorientado, realmente había estado metido en sus pensamientos.

—¿Qué quieres para desayunar? —repetí una vez más.

—Ah, eso. Cualquier cosa estará bien, no tengo preferencias —se encogió de hombros.

—Ok, pero... ¿Tú estás bien? —me acerqué a él, estaba raro.

—Estoy bien, pequeña. Sólo hablaba con Leo, Alice llega hoy, aunque no nos dio un horario, ¡ni siquiera dejó que vaya por ella! —abrió los brazos, gesticulando exageradamente.

—Déjala a la pobre chica, quiere sorprenderte —empujé su hombro sin mucha fuerza—. ¿Es por eso que estás despierto tan temprano?

Estábamos a lunes y eran las siete y veinte de la mañana, no era normal que mi cuñado estuviera dando vueltas por la casa. Normalmente éramos sólo Robert y yo los que desayunábamos a esta hora, antes de irnos.

—Sí —admitió avergonzado luego de unos minutos.

—Aw, qué dulce —pellizqué su mejilla antes de volver con el desayuno.

—Déjame en paz y aliméntame —me empujó, aunque no tan cuidadosamente como yo había hecho con él.

—¡Julian! —lo regañé. ¿Qué hubiera sucedido si tenía la comida en las manos? No se lo hubiera perdonado, nadie se metía con mis alimentos.

—Lo siento, mujer. No grites —cubrió sus oídos a causa de mi chillido y le saqué la lengua—. ¿Por qué mi hermano no está dando vueltas alrededor tuyo?

—Sigue durmiendo, no quise despertarlo —me encogí de hombros—. Ya veré como irme a clases...

—¿Quieres que te lleve? —le entregué su café antes de sentarme a beber mi té.

—No te preocupes, tú espera a tu chica —le guiñé un ojo, divertida.

—Luego no digas que no me ofrecí, eh —me señaló con el índice.

—Tranquilo, no pienso culparte si llego tarde —le seguí la corriente, bromeando.

—¿Ya le dijiste a papá sobre la quemadura? —la seriedad volvió a su rostro, este era un tema que nos tenía desconcertados.

—Sí, me dijo que investigará, Matt hace lo mismo. Se quedó muy preocupado cuando vio el estado de mi mano —intentaba olvidar la horrible sensación, pero, si me concentraba bien, aún podía oler la piel quemada.

—Y con razón. Le diré a Alice cuando llegue, buscaremos respuestas también —prometió—. Si es un nuevo material que anda circulando, todos estamos en riesgo.

Estaba demasiado preocupada por eso, pero... ¿y si alguien en la familia de Emily formaba parte de los cazadores? Después de todo, sus padres apenas estaban en casa y, aunque sabíamos sus profesiones, eran un tanto misteriosos acerca de sus trabajos y para quién los hacían.

—Lo sé, espero que no sea eso —suspiré agobiada.

Julian se encargó de lavar lo que usamos mientras yo terminaba de alistarme para ir a la escuela, tenía veinte minutos y contando.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora