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CAPÍTULO 48


AMBER'S POV

Mierda, mierda, mierda.

Había olvidado que ella vendría a merendar. Habíamos quedado en eso luego de que su padre me alcanzara hasta la escuela en la mañana.

Maldita sea, cómo no miré la hora...

Cargué el cuerpo inconsciente de mi amiga y la llevé dentro de la casa siendo seguida por todos los demás.

Había pensado en contarle en algún momento, le había dado muchas vueltas en mi mente gracias a que Matt lo mencionó, pero no esperaba que se enterara así. Estaba jodida.

¡Me había visto transformándome!

—Cálmate —Julian me reemplazó y se hizo cargo de la situación.

—Respira, nena —Matt me abrazó por la espalda, su respiración chocando contra la marca en mi cuello hizo que me calmara un poco, aunque seguía temblando por los nervios y la ansiedad.

—¿Qué hago si me odia? Es mi mejor amiga, Matt. La necesito en mi vida —me di vuelta en sus brazos, escondiendo mi rostro en su pecho—. ¿No podemos borrarle la memoria o algo? —me dio un ligero apretón en la cintura para calmarme.

—Sobre que me tengo que enterar así, ¿ahora quieres borrarme la memoria? —la voz de Emily me dejó helada en mi sitio—. Mírame, Amber, ¿realmente soy tu mejor amiga? Porque yo no te oculto nada, mucho menos que puedo convertirme en un perro gigante —eso último generó que todos gruñéramos—. Oh, ¿también me gruñes? Estupendo.

—Primero, soy una loba. Segundo, cambia ese tono si no quieres conocerla —fruncí el ceño en su dirección, hoy no era el día indicado para poner nerviosa a Azul, eso estaba claro—. Vamos a hablar al cuarto —señalé el camino.

—Tranquila —susurró en mi oído antes de dejarme ir.

Asentí levemente y comencé a caminar en dirección a la habitación, escuchando sus pasos detrás de mí. Entramos en silencio y dejé que pasara por mi lado para acomodarse. Ya se había desmayado y no quería que terminara lastimándose si le ocurría otra vez.

—Pregunta lo que quieras —suspiré, apoyándome en la pared.

Se tomó unos minutos para pensar. Sabía que tenía muchas preguntas, casi podía ver los engranajes de su cabeza trabajando a máxima velocidad. La conocía realmente bien, cada pequeño gesto en su rostro tenía un significado y lo sabía.

—¿Eres una mujer lobo? —frunció la nariz como si el solo decir esas palabras le pareciera irreal. Asentí sin decir nada—. ¿Desde cuándo?

—Golden Woods, ¿te acuerdas cuando volví del bosque y estaba herida? —me observó atentamente, afirmando con la cabeza—. Fue ese día, un lobo me mordió y tiempo después comencé a convertirme —ese no era uno de los mejores recuerdos que tenía de ese viaje.

—¿Y Matt? ¿Él también es... un lobo? —apoyó las manos contra el colchón para no caerse—. Yo... vi los ojos de todos...

—Sí, toda su familia lo es —hice una mueca, pensando mis próximas palabras—. Es un gen familiar, los hombres lobos nacen teniendo un lobo en su interior.

—Pero tú no —entrecerró los ojos—, ¿o sí?

—No, no. Nadie en mi familia lo tiene, soy la primera Cox —bromeé—. Fui convertida, como ya te dije. Hay tratados que evitan que lo que me ocurrió a mí le ocurra a cualquiera —intenté explicarle—. Pero bueno... no todos los cumplen.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora