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CAPÍTULO 28


Sophia caminó fuera del cuarto, sintiéndose abatida. No entendía la reacción de su hija, nunca la había visto así. Tal vez lo mejor era llevarla a casa de una vez, que viera caras conocidas y demás.

Se apresuró a contarle a su esposo lo sucedido, y juntos hablaron con los médicos. Acordaron que sí, Amber estaba físicamente estable para viajar y así lo haría, antes de que el efecto del sedante se acabara.

Fue un viaje tranquilo y sin ningún contratiempo. Toda la comunidad del hospital de la ciudad los estaba esperando, listos para actuar.

A Sophia le habían dado vacaciones para que no pudiera interferir con sus privilegios de doctora, todos la conocían y no dudarían en obedecerla, en especial las enfermeras, ellas la amaban, la habían visto crecer y convertirse en la gran profesional que era ahora.

—Nos encargaremos de ella —le aseguraron, llevando su camilla a una habitación privada.

—Gracias por hacer esto —les sonrió a sus compañeros.

Sophia intentaba mantenerse firme, pero a cada minuto tenía más ganas de llorar. No había tenido tiempo de hacerlo desde que recibió la dichosa llamada del colegio, desde ese momento había corrido para subirse a un automóvil y conducir hasta casa para avisarle a su esposo y a los padres de las amigas de Amber.

Charlotte le había cobrado un favor a un cliente y este les prestó un jet para ir hasta donde estaban sus hijas, habían llegado en un tercio del tiempo en que lo habrían hecho en automóvil, lo cual agradecían.

Al llegar al campamento, el panorama era desolador. Los rescatistas estaban trabajando, los bomberos y la policía estaban ahí también, trabajando para encontrar a los niños. Llevaban al menos diez horas desaparecidos en la montaña, los escombros habían llegado hasta la base, así que suponían que habían arrastrado a los chicos también. A la primera que encontraron, y que era conocida, fue London. Aún estaba consciente y pudo indicar torpemente dónde había visto por última vez a sus amigas. Así las encontraron.

Iba tan metida en sus pensamientos que no se dio cuenta cuando chocó con alguien más.

—Lo siento, señora —se disculpó el muchacho.

—No te preocupes, venía distraída —le restó importancia.

—¿Doctora Cox? —la llamó una empleada del hospital—. Necesito que firme este, es sobre el seguro, la jefa ya preparó todo.

—Claro —tomó los papeles y los firmó rápidamente.

—Necesito también la firma de su esposo, ¿sabe dónde está?

—Fue a la cafetería, no nos dejaron quedarnos con Amber —hizo una mueca disgustada. Ni siquiera trabajando en el lugar conseguía un par de horas extra con su hija, los horarios de visita eran estrictos.

—Está bien, iré a buscarlo allí entonces —asintió, recogió los papeles y se marchó.

—Es la madre de Amber... —susurró sorprendido, la había encontrado fácilmente.

—Sí, soy Sophia —le sonrió cortésmente—. ¿Conoces a mi hija?

—Sí, sí, soy... soy Matt. Soy amigo de su hija desde hace poco —se presentó deprisa.

—Oh, tú eres el famoso Matt —murmuró sorprendida. Era guapo, debía aplaudir a su hija por eso, tenía buen gusto.

—Supongo que oyó de mí —llegó a esa conclusión al ver la mirada de la señora.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora