CAPÍTULO 04
Desperté a las seis de la mañana con ganas de romper algo. Sabía qué hora era porque la alarma estaba sonando con fuerza, demasiada. Me retorcí bajo las sábanas, buscando mi teléfono, y en cuanto lo encontré, apagué esa melodía infernal.
Ya notaba mi mal humor matutino salir a flote.
Me levanté con pesadez, pensando si realmente debía ir a clases hoy o podía volver a arroparme y quedarme allí el resto del día. Podría hacerlo, pero mamá se molestaría porque ya faltaba poco para terminar el año lectivo y no debía ausentarme solo porque sí.
La puerta de entrada se abrió cuando iba por el pasillo. Debía ser mi madre llegando de su turno nocturno. De verdad admiraba la pasión que tenía por su profesión, yo me hubiera quedado dormida en la primera hora sin pacientes.
Luego de hacer todo lo necesario en el baño, fui por mi uniforme.
—Ya está el desayuno, hija —Sophia apareció en el umbral de la puerta, se notaba cansada, estaba dando cabezazos.
—Está bien, ma. Gracias —la abracé y besé su mejilla con cariño—. Te dejo descansar.
—Recuérdame alargar esa pollera —dijo somnolienta.
Ya alimentada, vestida y con mis cosas listas, salí de casa en bicicleta. Tenía media hora para llegar, así que iba a disfrutar del camino. Las calles estaban poco transitadas porque recién estaba amaneciendo y había una extraña paz en la ciudad que se terminaría dentro de una hora cuando la gente comenzara a manejar como loca para llegar a tiempo al trabajo. Eso incluía a mi padre, quien casi siempre se levantaba tarde, tenía suerte de ser el dueño.
—¡Buenos días! —cantó la voz chillona mi mejor amiga.
—¿Por qué estás tan feliz? —pregunté frunciendo el ceño.
—No lo sé, me desperté así —se encogió de hombros—. Creo que tienes algo que contarme...
Para mi fortuna, London se asomó en nuestro salón, llamando a Ems para hablar con ella.
Sí, hoy no parecía ser mi día.
Me mantuve callada durante toda la mañana, hablando sólo si era realmente necesario. Con este humor encima podía agarrármela con cualquiera y prefería evitar eso. Mi cara de pocos amigos debía ser notoria porque ninguno de mis compañeros intentó hablarme. Adoraba que me conocieran así, sabían cuándo no meterse conmigo y me ahorraba líos.
En los recesos me dediqué a dar vueltas por ahí, no tenía ganas de nada más que terminar el día de una vez por todas. Tal vez me estaba por llegar el periodo...
—Hola, bombón. ¿No me vas a saludar? —el hermano de Tiffany se interpuso en mi camino por el pasillo.
Su pasatiempo favorito era fastidiarme, no había dudas.
—Hola, Logan —rodé los ojos ante su sonrisa coqueta.
—¿Y mi beso? —volvió a ponerse frente a mí en cuanto intenté rodearlo.
—No pienso besarte —sus brazos rodearon mi cintura en un fuerte agarre y fruncí el ceño al verlo estirar los labios—. ¿Estás loco? ¿qué desayunaste hoy para estar así de idiota? —lo empujé.
—Eso no fue un problema antes —torció su sonrisa, no podía creer que haya dicho eso—. Y desayuné un café, por si realmente te interesaba. Además, ya te lo dije, fue el mejor beso de mi vida —repitió las mismas palabras que la vez anterior.
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《Ambett》[AE#1]
Werewolf[Dos almas destinadas a amarse] Primer libro de la saga Amores Eternos ❤ Ganadora del 1er lugar en los Green Bubble Awards 2017 y del 3er lugar en los Diamante Awards 2018, en la categoría Hombres Lobos