CAPÍTULO 64
—¿Cuánto falta para que acabe esta tortura? —se echó a mi lado en la cama.
—No lo sé, ya estoy cansada de estar encerrada —gruñí molesta.
—Matt se debe estar retorciendo por no poder acostarse contigo —se burló, riéndose contra la almohada.
—Yo me estoy muriendo —confesé—. Pasaron dos semanas, ¿verdad? —volteé a verla.
—Sí, por suerte esa loca idea de tu madre acabó pronto —bufó—. Odiaba sentir la tensión sexual entre ustedes porque solo tenían unos minutos para verse –arrugó el rostro en una mueca de asco.
—No es como si pudiéramos hacerlo en unos minutos —comenté como si nada, sin pudor—. Sino que extrañábamos sentirnos piel con piel. Desde las vacaciones de invierno que dormimos todos los días juntos.
—Hasta que mamá osa vino al ataque —bromeó.
—Exacto —asentí.
—¿Cómo te fue en los exámenes de esta semana? Me olvidé de preguntarte antes —se dio la vuelta, quedando de costado.
—El del lunes lo hice rápido, me pareció fácil —me encogí de hombros—. Aunque eso me pone más nerviosa.
—¿Y en el de hoy? Biología, ¿verdad? —asentí levemente—. Estuviste estudiando mucho para ese, cuando tenía insomnio te escuchaba dando vueltas.
—Fue difícil y estuve hasta último minuto para entregar —suspiré—. Escribí casi tres hojas —moví la mano como acto reflejo, me había quedado doliendo después del estrés de realizar una evaluación—. ¿Por qué no puedes dormir? —eso había quedado resonando en mi mente.
—Tiffany —sonrió desganada—. No me quiere ver, me busca, me ignora, me coquetea, me dice que extraña que esté cerca de ella, quiere que la bese, quiere que la deje sola —murmuró exasperada—. Esa mujer me va a volver loca. No debí hacerte caso, no debí acercarme a ella en primer lugar —sacudió la cabeza.
—No, cariño, no —la abracé enseguida—. No te rindas, por favor. Tiffany está cediendo, yo la conozco —le sobé la espalda en un intento de reconfortarla—. Habla de ti, te nombra y se le escapa una sonrisa, en serio.
—No me des falsas esperanzas, por favor —oírla hablar en ese tono débil y triste me partía el corazón, no era típico en ella, para nada.
—Nunca lo haría, no te engañaría —negué fervientemente—. Has logrado algo en ella, aguanta un poco más —le pedí.
—Es que no puedo —lloriqueó—. Ella nunca va a entender mis sentimientos, es una humana heterosexual. Demasiado le estoy haciendo ya —se lamentó—. No solo la hago dudar de ella y su identidad, sino que le voy a dar vuelta todo su mundo, eso si alguna vez me animo a decírselo...
No sabía cómo consolarla porque sabía que en parte tenía razón. Yo casi perdí la cabeza cuando me enteré y era algo a lo que me tuve que acostumbrar porque formaba parte de este mundo ya, aunque yo no hubiera sabido de su existencia antes.
La abracé con fuerza y dejé que llorara contra mi hombro, descargándose. Se notaba que lo necesitaba, los sollozos tan fuertes y seguidos la condujeron a tener hipo, lo que hizo que todo el asunto del llanto fuera a peor. Ahora no solo le dolía el pecho por pensar en su inexistente relación con su alma gemela, sino que también gracias a su diafragma.
—¿Quieres... quieres que hable con ella? —me ofrecí. No podía verla así de devastada por más tiempo.
—No, no —negó rápidamente—. Tienes más cosas de las que preocuparte, déjalo.
ESTÁS LEYENDO
《Ambett》[AE#1]
Werewolf[Dos almas destinadas a amarse] Primer libro de la saga Amores Eternos ❤ Ganadora del 1er lugar en los Green Bubble Awards 2017 y del 3er lugar en los Diamante Awards 2018, en la categoría Hombres Lobos