CAPÍTULO 57
—Hola, Rob. ¿Qué tal estás? ¿Quieres galletas? —le ofrecí, mostrándole la bandeja que ya estaba lista para comer—. Yo las hice, están ricas, te lo prometo.
—¿Qué pasó ahora? —me observó con el ceño fruncido.
—¿Por qué lo dices? —me limpié las manos antes de meter una nueva bandeja en el horno.
—Puedo contar al menos cien galletas, y sólo son las que puedo ver —señaló la mesada donde más estaban enfriándose—. Dímelo, niña, ¿qué está pasando por esa cabecita tuya? —me observó atentamente, notando la mueca en mi rostro—. Sabes que no diré nada, puedes confiar en mí.
Oí a mi alrededor, asegurándome que nadie que pudiera escucharnos. La mansión era demasiado grande, los abuelos estaban en uno de los últimos pisos mientras que Matt había salido al bosque hacía un rato.
—Sabes que estoy en mi último año de secundaria, ¿no? —él asintió—. Pues, la graduación es un gran gasto y, aunque mis padres tienen buenos sueldos, no quiero abusar de eso.
—No creo que eso sea un verdadero problema, quiero decir, están trabajando mucho para cubrir la mayor cantidad de gastos. No puedes decirme que no, ya compré cinco pollos asados, dos docenas de empanadas y una torta entera —alzó las cejas, seguro estaba recordando todas las veces que le había vendido algo. Podía ser mi suegro, pero la vergüenza que me dio venderle algo había sido increíble.
—Ok, en eso tienes razón —asentí, dándole el punto—. Luego está el hecho de que debo escoger una carrera. Mi padre me dijo que busque algo que realmente me guste, no importa que no sea en esta ciudad, y realmente no sé si estoy preparada para irme —suspiré, sosteniendo mi cabeza con mis manos.
—Ya pasé por eso con mis chicos —murmuró Rob, con aire melancólico—. Por suerte estaba su madre para aconsejarlos... Pero sólo busca lo que te guste, eso que te apasione y te veas haciendo dentro de cinco, diez años.
—Pero Matt va a querer ejercer su carrera, para algo estudió, ¿no? —lo interrumpí—. No puedo simplemente hacer las maletas y largarme a otro país -empezaba a perder los nervios.
—Cariño, Matt puede hacerlo en cualquier lado, él nunca te va a dejar sola porque te ama, y si tú se lo pides te bajaría el cielo, eso no es algo que deba preocuparte —se estiró sobre la barra hasta alcanzarme.
—Bien, tienes razón... otra vez —suspiré con desgana. Él estaba descartando fácilmente todo lo negativo que había pensado—. No quiero hablarlo con él hasta tener una decisión, ¿está mal eso?
—Creo que deberías hacerlo, podrías llevarte una sorpresa —me sonrió dulcemente—. Vamos, sigue contándome.
—Yo estuve en contacto con plata antes. El brazalete de Emily, ¿recuerdas? —asintió—. A los pocos segundos me quemó la mano e inició la transformación —recordé—. ¿Por qué con Matt no fue así? Debería haberse despertado, no volverse una bestia violenta.
—Es que la tobillera no era enteramente de plata, cariño. Era tejida y los dijes contenían plata y acónito, era imposible que alguno de los dos se diera cuenta. Ya deja de darle vueltas y trata de olvidarlo —asentí, sabía que debía hacerlo, pero no era tan fácil.
—Tengo pesadillas con Eros —confesé, sintiéndome mal al instante—. Le tengo miedo al lobo de mi mate —murmuré con impotencia, ya podía sentir las lágrimas formándose en mis ojos—. No puedo dormir sin sentir que se va a transformar y me va a arrancar la cabeza...
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《Ambett》[AE#1]
Hombres Lobo[Dos almas destinadas a amarse] Primer libro de la saga Amores Eternos ❤ Ganadora del 1er lugar en los Green Bubble Awards 2017 y del 3er lugar en los Diamante Awards 2018, en la categoría Hombres Lobos