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CAPÍTULO 43


Había tenido apenas unos segundos para reaccionar y esconder mis garras, pero no tuve la misma suerte con mis ojos y facciones lobunas que se dejaban ver por la transformación parcial. Por la impresión, a mi madre se le cayó la bandeja que tenía en manos.

—Cambia tus ojos —Liv murmuró entre dientes.

—Mierda —cubrí mi rostro con ambas manos, me restregué los párpados como si eso fuera a ayudar en algo. Estaba tan nerviosa que no podía cambiar—. ¿Mamá?

—No-o —me apuntó con su dedo índice, estaba en completo shock, asustada—. No vamos a hablar ahora... Celebrarás tu cumpleaños y luego vamos a charlar... sí, eso —tomó varias respiraciones profundas mientras hablaba.

Los muchachos se encargaron de levantar todo lo que mi madre había dejado caer y limpiaron el desastre en el que se había convertido el living de la casa.

Julian la acompañó al baño para que pudiera refrescarse y recomponerse antes de volver a salir. Parecía que había visto un fantasma de lo pálida que estaba.

Quería arrancarme la cabeza con mis propias manos, ¿cómo pude haber sido tan despistada? Debería haberla sentido aproximarse. Ahora no solo me había puesto en evidencia, sino que también había provocado miedo en mi madre. Porque sí, había notado el terror en su mirada al verme.

Me sentía mal por mi mamá, pero había algo más que no dejaba de molestarme...

Ellas habían estado tan metidas en su pelea que no escuchaban nada de lo que yo les decía, pero solo había bastado un gruñido para que se separaran y bajaran la cabeza, arrepentidas por el escándalo que habían montado en mi casa.

Si tenía que ser sincera, se había sentido bien gruñirles, darles una orden. 

La expresión en el rostro de ambas era extraña, me observaban con... ¿miedo? Luego hablaría con ellas, ahora no estaba preparada para hacerlo, tenía otras cosas en mente.

Este era el peor cumpleaños de la historia.

—Basta, nena —la voz de mi chico hizo que abriera los ojos, él tenía mis manos entre las suyas para que dejara de apretar los puños. Tenía sangre en las palmas de tanto clavarme las uñas y ni siquiera me había dado cuenta—. No fue tu culpa, ninguno se dio cuenta y ellas estaban por transformarse. Hiciste lo que creíste correcto.

—Y me equivoqué... —susurré ya con la voz quebrada.

Si de por sí no quería contar mi secreto, que mi madre me haya descubierto a medio transformar era el peor escenario posible. Era como un mal sueño hecho realidad, una pesadilla. Lo peor es que tendría que dar muchas explicaciones luego de esto.Solo esperaba encontrar las palabras justas para no asustarla más de lo que ya lo estaba...

—No te vamos a dejar sola en esto —Robert me abrazó con fuerza a su pecho—. Lo solucionaremos como familia.

—No. No van a exponerse ustedes también, me niego —sacudí la cabeza, alejándome de ambos.

—¿Y crees que lo que opines nos importa? —Julian apareció por el pasillo, venía con los brazos cruzados— No tienes voto en esta situación en particular.

—¿Y tú eras...? —fruncí el ceño, viéndolo de arriba abajo. No era un buen momento para que me molestara.

—Ok, vamos a calmarnos —Matt se colocó entre ambos, nos habíamos comenzado a acercar sin darnos cuenta—. Hay una fiesta allí afuera con la que debemos seguir, luego veremos que hacer —todos volvieron a salir menos yo—. Esto no va a arruinar tu día, tal vez es algo bueno y tu madre pueda ayudarte a partir de ahora durante la luna llena. Piénsalo.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora