CAPÍTULO 14
Pasamos toda la tarde juntos, jugando en el agua, corriendo por el patio como niños y disfrutando del bello día. Mi piel ya estaba un poco enrojecida, esperaba quedar morena este verano.
—Estás muy roja, amor. ¿Te duele? —su ceño se frunció, rozando apenas mi piel con la punta de sus dedos.
—Estoy bien, después me pongo crema y problema resuelto —le sonreí tranquila, me sentía bien entre sus brazos.
—Pensé que tu padre iba a matarme —soltó una carcajada—, o al menos a amenazarme...
—Ya ves, no te hizo nada —la sonrisa no se marchaba de mi rostro, no me esperaba que reaccionara tan bien.
Papá había llegado a casa en medio de las ahogadillas que nos estábamos haciendo. Mamá se había reído tan fuerte que lo atrajo hacia el patio, donde ella acababa de dejarnos la merienda. En cuanto lo vio, su gesto se endureció. Hice mi mejor cara de ángel al presentarle a mi chico y luego él se lo llevó para adentro.
Fueron los peores veinte minutos de mi vida. Estaba extremadamente nerviosa y no podía dejar de dar vueltas de un lado a otro y comer las galletas que mi madre trajo. Masticar calmaba mi ansiedad.
Ellos volvieron con sonrisas en sus rostros. Corrí a abrazarlos en un santiamén. Igualmente, no me contaron nada de lo que hablaron.
—Sólo me pidió que te cuidara, que eres su pequeña y que te ama como a nada. Creo que confía en mí... es como si lo percibiera... —murmuró la última parte extrañado.
—¿Qué cosa? —fruncí el ceño, a veces Matt pensaba en voz alta y no lograba entenderlo del todo, se perdía hablando solo.
—Que te protegería con mi vida de ser necesario —su mirada era tan intensa que no fui capaz de mantenerla.
—Espero que nunca sea necesario, tal vez no nos conocemos desde hace mucho pero no podría imaginar una vida sin ti —la sinceridad goteaba de mis palabras, acaricié su mejilla con suavidad. Todo esto era una locura, todo lo que sentía por él en tan poco tiempo no era normal.
Sin decir nada, se lanzó a mis labios, besándome con fuerza. Todos nuestros sentimientos se transmitieron en este. Cuando nos separamos, respiré con fuerza, un poco desorientada.
—Wow —susurré sin poder evitarlo, y él me observó con una sonrisa de autosuficiencia. Me aclaré la garganta, intentando recomponerme un poco de ese increíble beso—. ¿Vamos a la hamaca? —señalé la hamaca colgada entre dos grandes árboles. A esta hora ya estaba a la sombra, lo cual era genial porque seguía haciendo mucho calor.
—Estaba esperando que lo dijeras —sonrió como un niño pequeño.
Juntos, corrimos hacia allí entre empujones. Era imposible pasarla mal a su lado, era un chico grandioso. Llegó antes que yo, arrojándose sin dejarme espacio. Lo miré ceñuda, como si estuviera enojada, pero conteniendo una carcajada en mi interior. Rápidamente se hizo a un lado, al mismo tiempo que me rodeaba con sus brazos y me subió junto a él. Ya no pude contener mi risa. Aún era un niño.
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《Ambett》[AE#1]
Werewolf[Dos almas destinadas a amarse] Primer libro de la saga Amores Eternos ❤ Ganadora del 1er lugar en los Green Bubble Awards 2017 y del 3er lugar en los Diamante Awards 2018, en la categoría Hombres Lobos