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CAPÍTULO 31


Mamá no me sacaba los ojos de encima. Realmente se había asustado con mi repentino desmayo y no encontraba una explicación médica para ello, lo que la ponía más nerviosa.

—Estoy bien, mamá, en serio —suspiré, no dejaba de preguntármelo cada diez minutos.

—Lo sé, lo siento —me acarició el cabello—. Estoy preocupada, eso es todo.

Después de hacerme nuevos chequeos, me habían dado finalmente el alta. No había nada como dormir en tu propia cama y usar tu pijama, el cual cubría tu trasero.

—Una mamá preocupada es una cosa, pero una mamá doctora es otra muy diferente —agité la cabeza en broma. 

En realidad tenía razón, Sophia era mucho más exagerada cuando se trataba de mí porque ella era capaz de diagnosticarme e imaginarse los peores escenarios basándose en un minúsculo síntoma.

—¡Amber! —me dio un manotazo en el brazo.

—¿Me vas a dejar ir o no? —no me había dejado salir de la casa desde que volvimos y ya estaba cansada de estar en una cama, necesitaba salir e ir a ver a los Price para aclarar todo esto.

Había dormido lo que restaba de mañana y parte de la tarde antes de que me dejaran siquiera levantarme. Ahora ya estaba podrida de estar recostada, necesitaba hablar con alguien sobre lo que había ocurrido.

—¿Por qué no le dices a Matt que venga en vez de ir tú? —hizo una mueca.

—¡Mamá! —murmuré entre dientes, su sobreprotección me estaba alterando.

—Bien, bien —se rindió—. Pero yo te llevo y quiero que me informes tu estado cada dos horas —me apuntó con su dedo índice.

—¡Gracias! —me abracé a su cuello con fuerza para luego correr a preparar una mochila con ropa para poder irme, de ser posible me iba a quedar esa noche.

Mamá me dejó en la puerta de la casa de los Price y me hizo prometerle que la llamaría o al menos le mandaría un mensaje, de lo contrario ella vendría hasta aquí y entraría por la fuerza de ser necesario. Era una exagerada de primera.

Ella no los culpaba por lo que me había pasado, pero yo sabía que no se sentía muy tranquila después de lo ocurrido.

—Ma, sé que te preocupa que esté fuera de tu vista —suspiré—, pero los Price me han cuidado desde que conocí a Matt, me consideran parte de su familia y nunca dejarían que me pasara algo. Ellos no tuvieron la culpa.

Todavía estaba intentando armar el rompecabezas en mi mente, me estaba esforzando al máximo, aunque no parecía ser suficiente.

—Lo sé, lo sé —agitó la cabeza—. Es sólo que... Estuviste inconsciente, hija, y no sé por qué. Te subiste al auto con ellos y la siguiente vez que te vi, estabas desvanecida en los brazos de tu novio. No fue algo fácil de ver. Le grité a cientos de médicos y enfermeras por hacer mal su trabajo, hice que te trasladaran, que trajeran a los mejores especialistas... y nada. Nadie tenía idea de lo que te pasó o si podría volver a ocurrir. Lo mejor que dijeron fue que parecía el Síndrome de la Bella Durmiente, pero no has tenido síntomas antes.

—Yo... No sé qué decir, sólo puedo prometerte que tendré cuidado —tomé su mano y le di un apretón.

—Está bien —suspiró una vez más—, ve antes de que me arrepienta.

—Te quiero, mamá —la abracé con fuerza y besé su mejilla antes de bajarme del auto.

—Yo también te quiero, mi niña.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora