Epílogo

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EPÍLOGO


Cierra el álbum de fotos con una sonrisa del rostro.

—Luego de eso, cantamos de la peor manera durante horas. Fue bastante divertido, para ser honesta —comenta, recordándolo como si hubiera sido ayer y no más de una década atrás.

—Logan canta fatal, ma, ¿no te lastimó los oídos? —le pregunta la pequeña entre risas.

—De hecho, sí, un poco. Tu padre no paró de quejarse esa noche, incluso cuando nos fuimos a dormir no paraba de lloriquear que se iba a quedar sordo por culpa de Logan —rueda los ojos, soltando un pequeño bufido.

—Podríamos hacer eso alguna vez, papá, tú y yo —propone entusiasmada, dando pequeñas palmaditas.

Ambas llevaban horas en el gran sillón de la sala, cambiando de posición o de lado, pero sin abandonarlo. Afuera había una tormenta horrible, la mayor no se había animado a salir a la calle, no pondría en riesgo a su pequeña, por más que fueran en el coche a algún lado.

—Me parece una buena idea, papá tiene una voz hermosa, bebé —acaricia su cabello, peinándolo suavemente—. ¿Recuerdas cuando te cantaba cada noche antes de dormir?

—Sí —asiente repetidamente—. Mami, ¿qué significa esto? —pasa sus pequeños dedos por la palabra grabada en la tapa.

—¿Ambett? —ella asiente, realmente le parecía curiosa esa palabra desconocida, la había visto varias veces en la casa, pero nunca le había preguntado a sus padres al respecto—. Oh, es una palabra que inventó tu tía Emily, es una combinación de nuestros nombres, Amber y Matt. Ambett.

—Oh —alarga la "o"—. Ya lo entiendo. ¿Y esto de abajo, "dos almas destinadas a amarse"? —lee atentamente—. Es porque son mates, ¿verdad? Papá me explicó eso.

—Exacto, nena, por eso —le sonríe tiernamente.

—Mami, extraño a papi —hizo un pechero, empujando su labio inferior hacia afuera.

—También yo, bebé, también yo —besa su frente—. ¿Qué te parece si vamos a dormir?

—¿Ya? —pregunta, algo disgustada con la idea. Quiere seguir escuchando a su madre sobre cómo conoció a su papá y qué tan mágica había sido su relación.

—Cariño, es cerca de medianoche, llevamos horas viendo fotos, ¿no tienes sueño? —le habla con voz suave, aunque lo único que quiere hacer es lanzarse a su cama de una vez por todas. Le duele el cuello y la cintura por estar en esa posición tanto tiempo, necesita descansar.

—Sí, pero extraño a papá y aún hay muchos álbumes, ¡tienes que seguir contándome! —chilla, comenzando a hacer un berrinche.

—Thea, por favor —suspira, agotada. Ama a su cachorra, pero ahora está muy cansada como para seguir.

Por supuesto que su amor por las fotografías no había acabado y, con el tiempo, tenía tantas que decidió hacer algo con ellas. Tiene un mueble repleto de álbumes con fotos y videos, es una especie de cápsula del tiempo, todo está documentado.

Era también una especie de regalo para sus hijos, para que supieran cómo se conocieron sus padres y sus tíos, al igual que cómo se había iniciado la manada, y las misiones de la Diosa Luna.

Con esto de que no podían salir de la casa por el temporal, la pequeña Thea empezó a revolver cosas hasta encontrar fotos de su madre de joven. No ha cambiado mucho, en realidad, pero ver a su padre la puso contenta, demasiado.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora