51

348 35 5
                                    


CAPÍTULO 51


—¿Qué haces? —rodeó mis caderas con ambos brazos, recostando su mentón en mi hombro.

—Buen día, bombón —volteé la cabeza y le di un suave beso, disfrutando de la calidez de sus labios—. Preparo el desayuno —le comenté ni bien nos separamos y continué picando frutas.

—¿Tan temprano? —su aliento en mi cuello me causaba cosquillas.

—Me apetecía tener un momento a solas, tranquilos —lo observé de reojo con una pequeña sonrisa en mis labios.

—No me opongo a esa idea —aprovechó el momento para volver a besarme—. ¿Vamos afuera, a la hamaca?

—Me leíste la mente.

Terminé con las frutas y las coloqué en un bol grande. Matt tomó dos vasos de la alacena y sacó la jarra de jugo del refrigerador mientras yo lavaba lo poco que había ensuciado. Cuando ya estuvimos listos, salimos con las cosas en mano hacia el jardín trasero.

Antes de atravesar la puerta vi de reojo el reloj, ahora entendía porqué Matt se había extrañado de que estuviera levantada. Ni siquiera eran las nueve de la mañana, y teniendo en cuenta que era sábado, era casi como de madrugada para mí. Los fines de semanas solía dormir hasta cerca del mediodía sin falta.

Había sido tanta la tensión la noche anterior que apenas había podido pegar un ojo, me costó mucho dormirme y cuando al fin lo logré, los sueños que tuve no fueron los mejores, sólo veía a Olivia siendo golpeada una y otra vez. Así que luego del último, dónde no había podido salvarla, decidí levantarme.

—¿Te sientes bien? —Matt me observaba seriamente cuando salí de mis pensamientos.

—Sí, no te preocupes. No dormí bien, eso es todo —coloqué las cosas sobre la pequeña mesa que movimos cerca de la hamaca para más comodidad.

—Anoche te moviste mucho, ¿pesadillas? —dejó el resto de las cosas sobre la mesita sin dejar de mirarme intensamente.

—Algo así, no puedo sacarme de la cabeza lo que nos contó Liv. No puedo creer que haya hombres tan desgraciados, en serio —negué con la cabeza. El solo pensarlo me hacía sentir un montón de sentimientos negativos que se agolpaban en mi estómago.

—Ya te había dicho alguna vez que no todos los mates son amorosos entre ellos... —se subió a la hamaca.

—Sí, pero no era su mate. Eso es lo peor. El baboso lo hizo para que no la dejarán salir sus matones, ¡podrían haberle hecho cualquier cosa! —de sólo pensar que podrían haber abusado de ella o haberla lastimado, la sangre se me calentaba de la furia—. Te juro que quiero buscarlos y acabar con ellos, ¡desgraciados!

Cerré las manos en puños, apretándolos con fuerza y clavándome las uñas en el proceso. Matt me agarró suavemente por la cintura y me subió con él. Parecía un león enjaulado, por lo que me rodeó con su cuerpo y me acomodó sobre su pecho.

—Creo que con lo de anoche tuvieron suficiente, los golpeaste bastante duro —besó mi frente. Pude distinguir una mota de orgullo en su voz, lo que me hizo sonreír levemente. De a poco iba sintiendo la calma volviendo a mi cuerpo.

—Lo volvería a hacer —suspiré rendida por su toque—. No voy a dejar que dañen a las personas que me importan si está en mis manos hacer algo para evitarlo. Pero con Liv llegué tarde... —me lamenté, me sentía profundamente culpable, debería haberme dado cuenta antes.

《Ambett》[AE#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora