Intenté centrarme, pero cuando comencé a seguir la ruta hasta el poblado donde se hallaba el hombre que tenía a mi hermana y había asesinado a mi familia pensé en las rojas rosas. Se me habían borrado de la mente, todo lo que me había contado aquella mujer había sido tan intenso que las flores se habían deshecho en la dura verdad. Y no me planteaba darme la vuelta para volver y preguntarle si sabía quién estaba dejando esas rosas, ella misma me había dicho que tendría que hallar el resto de las respuestas por mi cuenta. ¿Quién ponía esas rojas? ¿Estaba mi hermana cautiva? ¿Cómo me enfrentaría a aquel hombre? Lo único que sabía es que debía arrancarle cada atisbo de dolor de su cuerpo, tenía que quitarle a lo que más quería. ¿Pero que podía ser? Lo descubriría, y lo que yo sufrí podría asimilarse al horror que le haría pasar. Las rosas rojas eran importantes, debían serlo. Me habían conducido a la verdad, y aquello, como la völva había dicho no era pura casualidad, en nuestro mundo no existía el azar. Imaginé por unos segundos una silueta oscura acercándose a dejarlas en el suelo, pensando en lo ocurrido. Me borré de la mente aquellos pensamientos y cabalgué tan fuerte como pude; quedaban seis días de viaje por delante, y debía concentrarme en sobrevivir a tan peligrosa travesía.
La comida comenzaba a escasear, así que decidí pararme en un poblado y comprar algunas cosas. No conocía el lugar, pero sí sabía que estaba muy lejos de casa. Había entre Kai, mi familia y el resto unos quince días de viaje. Eran muchas millas, mucho tiempo, muchos días que jamás recuperaría. Me había quedado quieta mirando la nada sin darme cuenta de que la mujer del puesto me estaba mirando.-¿Quieres algo más? -preguntó dedicándome una mirada extraña.
-Nada más, gracias.
Pagué y agarré las riendas de Skadi, aunque no hiciese falta, esta me seguía a todas partes con fidelidad, pero lo hacía por instinto, la miré y le dediqué una tierna sonrisa, la quería demasiado. En aquel momento era mi única amiga, mi compañera de viaje. Seguimos caminando entre el gentío, pero decidí que lo mejor sería apartarse y volver a emprender el viaje. Caminamos por un lugar lleno de pasto donde Skadi quiso parar a comer. La dejé libremente, me agaché en el lago y comencé a limpiar mis armas, colocándolas una por una en fila recta. Eran muchas, pero todas necesarias. Y entonces escuché un crujido a mis espaldas, recordé cuando me ocurría con Kai, aunque siempre sabía que era él. Aquel era un crujido más fuerte, de varias personas, pesadas, hombres. Me quedé quieta y dirigí la mano a mi espada. Me levanté despacio y entonces me giré, a unos cinco metros de mí había tres hombres. Parecían aldeanos, no guerreros. Suspiré un poco más tranquila, no quería pecar de arrogancia, pero no creía que tuviesen nada que hacer conmigo. Me quedé mirándolos y después me agaché para colocarme el resto de las armas con indiferencia pero sin perderles de vista; estaban allí por algo.
-¿Eres esa muchacha de la que hablan? -preguntó uno de ellos.
Fruncí el ceño y me giré.
-No sé quién creéis que soy, pero probablemente sea cierto -recordé las palabras de Kai, ''déjales que te teman''-, y no tengo tiempo para esto. Así que si me disculpáis..
Caminé hacia Skadi pero uno de ellos formuló una frase que no me gustó nada. Y quizás debería de haberlo ignorado, pero no pude.
-No sé por qué crees que durarás mucho, las chicas como tú suelen desaparecer. Sí, de eso nos encargamos.
Soltaron unas risotadas como si hubiese dicho lo más gracioso del mundo. Apreté la mandíbula y me toqué los anillos que me había construido, le saqué la punta a uno de ellos y me acerqué poco a poco.
-¿Qué habéis oído de mí?
-Magnus es un conde famoso, sabíamos de tu existencia desde hacía tiempo, y después llegaron las historias que contaban tu belleza... -me miró de arriba a abajo-, no exageraban. El resto de las cosas deben ser puras mentiras, se dice que los hombres que te han pedido matrimonio murieron, pero el otro día vimos a...
Entonces con un rápido movimiento mi mano se dirigió hacia su cuello, le hice un profundo corte justo donde Váli me había enseñado. Después di un paso hacia atrás y desenvainé la espada. Uno de ellos intentó agarrarme por detrás, pero le golpeé con el codo en el cuello y después le di una fuerte patada en la entrepierna, me giré rápidamente y con un solo movimiento apuñalé a uno de ellos en el corazón. Salpicó la sangre en mi rostro y se coló un poco de ella en mi boca, me relamí los labios, fuera de mí. Miré al otro hombre que se hallaba en el suelo mirándome con los ojos muy abiertos y una mirada de auténtico terror. Lo había dejado para el final. Me agaché, intentó darme una patada pero le hundí la punta del anillo en el tobillo, la retorcí mirándole a los ojos.
-Tenías razón, hay hombres como vosotros que se encargan de que desaparezcamos... pero hoy es un día feliz, hay tres menos en el mundo, y me encargaré yo misma de que la lista se engrose.
-Eres... un... -retorcí de nuevo la punta en el interior de la herida.
-¡Dilo!
-Tenían razón, estás maldita. Tus ojos...
Los cerré unos instantes, preguntándome a qué se refería. Pero no pude soportarlo más, la idea de su propia existencia me escocía por dentro. Desenvainé la espada de nuevo y con un rápido movimiento lo degollé. Me levanté del todo y respiré con dificultad, por la adrenalina y excitación del momento, miré a Skadi, me observó unos segundos y cuando se aseguró de que todo iba bien siguió pastando. Me arrodillé y miré los cadáveres, en aquel momento volví a sentirme yo misma. Recuperé el aliento del todo y me di cuenta de que todo aquello no era legal, debía marcharme antes de que nadie se acercase a ver de dónde provenía tanto alboroto. Me subí sobre Skadi y la dirigí de nuevo hacia la ruta original. En aquel momento cabalgué rápidamente, sin saber que alguien había observado todo y ya se dirigía hacia el gentío para pregonarlo.
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Una inocencia maldita 1 |COMPLETO|
General FictionMi historia se contó durante infinitas décadas, enrevesada, retocada, fantástica, ficticia a veces... En esta historia se me llamaba muchas cosas, a veces solo Ylva, otras Ylva la Inocente, inmortal, sanguinaria, asesina, mata-hombres, bruja, dios...