Planeé en mi mente durante días como sería, ¿qué me encontraría al llegar a Garland? La verdad era que no lo sabía, no tenía ni idea de si mi hermana estaba allí cautiva, si seguía una vida solo para sobrevivir porque no veía otra salida, cuán de fuerte sería el poblado en sí... No tenía ni idea de nada. Pero aquello no me impidió seguir mi viaje, porque si algo tenía claro era que quería mirar directamente a los ojos al hombre que había asesinado a mi familia. Lo más inteligente era verlo todo, esconderme, analizar... y finalmente actuar. ¿Ocurrirían las cosas así? Por supuesto que no, después de todo si algo me había enseñado la vida era que las cosas nunca trascurrían según tu mente las imaginaba.
Después de mucho tiempo llegué, lo supe antes de observar el mapa para asegurarme. Se escuchaba el gentío, la civilización, cascos de caballos, incluso me crucé con algunas personas que se quedaron a observarme curiosos. Yo llevaba una túnica negra que me cubría el rostro y siempre iba con la cabeza gacha, esperaba que aquello fuese suficiente. Aunque estaba lejos de casa, quizás aquellas personas no me reconocerían. Me quedé sobre Skadi observando la muralla, era imponente, pero no era tan grande como la de Cambria o Rêndir. Sentí el pulso acelerado, y aunque hacía un frío glacial tenía la frente cubierta por un sudor frío, aunque no lo quise admitir; tenía miedo. Pero no paré, no había llegado tan lejos para parar en aquel momento, ni en ningún otro. Me impulsé hacia adelante y me dirigí hacia el portón. Era de día, la gente entraba y salía para comerciar, cazar, visitar.. Pero no entraban ni salían a placer. Un hombre fornido me paró antes de entrar, lo observé por el rabillo del ojo pero no me quedé mirándolo directamente, tenía la sensación de que la verdad podía leerse en mi cara.
-Tan solo vengo a comprar y a ver si encuentro hospedaje -murmuré antes de que pudiese decir nada.
Me extrañé ante tanta seguridad, ¿a qué tenían tanto miedo?
-Bájate del caballo -me ordenó con una voz fuerte y autoritaria.
Hice lo propio, pero no levanté la vista demasiado. Observé al hombre que comenzó a tocar los bultos que llevaba colgados Skadi, no moví un solo músculo. Entonces se dirigió hacia mí e hizo amago de tocarme sobre la ropa. Con un ágil movimiento me aparte por inercia, si veía todas las armas que tenía sobre la piel era muy probable que levantase sospechas. Me dedicó una mirada extraña.
-Es el protocolo niña, sino ya puedes ir dándote la vuelta.
Entonces mi mente se conectó, me di cuenta de que debía actuar el papel que mi físico me había regalado. Levanté la mirada y me quité la capucha, cambié mi expresión por completo y fingí miedo y preocupación.
-Lo siento, no... Es difícil para una chica viajar sola, no me gusta que me toquen, esperaba que lo comprendieses. Pareces un hombre sensato.
Frunció el ceño pero pude ver como su expresión se relajaba, detrás de él comenzaron a entrar personas sin autorización.
-Lo siento, sí... Tienes razón, después de todo se ve a simple vista que no eres ninguna amenaza, adelante, pasa.
Hice un gesto de agradecimiento, me monté sobre Skadi y me volví a poner la capucha. No pude evitarlo, aunque tuviese miedo, aunque mi corazón estuviese lleno de tristeza una línea curva se dibujó en mis labios, a penas sin quererlo.
Observé el poblado, era grande, había bastantes comercios y casas cuidadosamente construidas. Comencé a pasear fingiendo que iba hacia algún lugar, pero debía situar el gran salón, era probable que allí estuviese Ansgard, o mi hermana. Finalmente divisé la gran construcción al final del terreno, como era típico estaba lejos de los comercios y la gente más ''pobre''. Había menos ruido, a su alrededor se veían unas pocas casas, comercios más caros y un par de tabernas llenas de gente con mejores ropajes que indicaban una buena posición. Me acerqué más a el gran salón, pero quedé a una distancia prudente. Empecé a imaginar cómo podía enterarme de la situación, ¿estaba Ansgard y su ejercito allí? ¿Estaban en exploraciones? Imaginé lo difícil que sería... Pero entonces, cuando mi mente estaba llena de pensamientos, como un chiste divino apareció ante mí la respuesta a una de mis preguntas. Justo por la puerta de el gran salón salió ella. Lienf. En su expresión no había tristeza, en sus muñecas no había cadenas, su ropa, exquisitamente confeccionada indicaba una posición muy importante. Llevaba joyas visiblemente caras y en su boca había una gran sonrisa. Agaché la mirada y observé su vientre, estaba embarazada. Mi hermana no era una prisionera, mi hermana era feliz, era una traidora. Giré la cabeza y me concentré en un punto insignificante del suelo, apreté los puños y sentí como mis propias uñas me desgarraban la piel. ¿Qué estaba haciendo? Volví a observarla, iba llena de confidencia, la gente parecía adorarla. Me recordó a cuando yo paseaba libremente y confiada por Cambria. Cuando la vi desaparecer por detrás de la puerta de una de las tabernas no pensé, no planeé, mi mente estaba llena de pensamientos que me hicieron estallar en impulsividad. Con un movimiento brusco conduje a Skadi hasta la taberna y bajé rápidamente, me ajusté la túnica y entré buscándola con la mirada, no había rastro de ella. Entonces la divisé al fondo de la taberna, en una parte más apartada, estaba charlando con un hombre, reían. El hombre la cogió por la mano y se la besó, ella soltó una carcajada. Entonces se despidieron fundiéndose en un beso. Se quedó en aquella esquina, sola. Era mi momento, no la encontraría sola, no había gente observándonos y la taberna estaba llena de ruido que taparía su sorpresa. Me dirigí hacia ella quitándome la capucha ligeramente del rostro y me quedé detrás de ella, a un escaso metro. Allí estaba mi hermana, la que había creído muerta durante toda mi vida. No sabía si aquella traición me dolía más que si hubiese estado muerta realmente. Entonces se giró con una sonrisa en la cara, esta desapareció rápidamente cuando se percató de que estaba allí. Se quedó mirándome a los ojos, pero no pude analizar qué pasaba por su mente. ¿Me reconocía?
-Supongo que esta vida que llevas te ha hecho olvidar a tu hermanita ¿no?
Su boca se entreabrió, las palabras que iba a decir se quedaron suspendidas en el aire.
-Ylva.
-Aún recuerdas mi nombre, me extraña.
-¿Qué...? No puedes estar aquí, tienes que... Pero...
Me extrañó que no se desmayase en aquel mismo momento.
-Cállate, pensé que estarías cautiva. ¿Eres consciente de donde estás? ¡¿De con quién estás?!
Me estaba alterando y notaba cómo me enfurecía por momentos. Me cabreaba todo de ella, sus malditos pendientes de piedras preciosas, su vientre abultado, su pelo de seda.
-Tú no lo entiendes...
-No, la que no lo entiendes eres tú. ¿Sabías que estaba viva?
-Por supuesto que lo sabía.
Me cogió del brazo y me condujo por la puerta de atrás, me arrastró por un camino estrecho y no paró hasta que llegamos a una especie de alboreada. Me dejé llevar porque en aquel punto no podía ser coherente, quería escuchar lo que tenía que decir. Se giró y me observó, sus ojos no eran como los míos, no éramos tan parecidas, quizás aquello me tuvo que hacer pensar.
-Deja de ser tan testadura por unos segundos y escúchame, ¿vale? Entiendo que ahora piensas que tu realidad es la única que existe, ¿te has parado a pensar que yo también tengo mi historia? Hasta hace unos años no sabíamos de tu existencia, no sabía que seguías viva, te creía muerta. Pero claro... no había imaginado que tus hazañas cruzarían tantas millas hasta aquí. Por suerte Ansgar estaba bastante ensimismado para escuchar historias que para él son pura mentira. Pero recuerdo cuando escuché que había una niña llamada Ylva que había aparecido de la nada sin explicaciones y se había adueñado de un poblado entero, que había rechazado a tantos hombres, que muchos de estos estaban muertos, que su belleza había sido otorgada por la mismísima Freya... Incluso estas historias impulsaron a hombres a abandonar Garland para verte. Créeme, dudé si eras tú, pero recordé tu fuerza y tozudez, no era una idea tan descabellada. Nadie conocía el nombre de tu familia de origen, así que tuve que enterarme yo misma mientras procuraba que Ansgar no pusiera demasiada importancia en tus malditas hazañas. Lo único que he hecho durante todos estos años es asegurar que seguías con vida.
Su historia no me había conmovido en absoluto, sus palabras sonaban vacías y nada explicaba que tuviese aquella vida como si nada hubiese ocurrido.
-Me importa una mierda todo lo que me puedas decir Lienf. Sabías que estaba viva, jamás hiciste nada para ponerte en contacto conmigo. No supe el maldito motivo de la masacre hasta hace días, he vivido todos estos años imaginado cómo sería el día en el que pudiese vengarme... Y tú estás aquí, te resignaste a los vestidos bonitos, a ser una de ellos, alguien importante, olvidaste todo porque estabas demasiado ocupada construyendo una vida llena de riquezas. Dime si me equivoco, atrévete a mirarme a los ojos y decírmelo.
-¿No has hecho tú lo mismo?
La miré de arriba a abajo con una mirada llena de asco.
-Mírate, y después mírame. Yo también podría haberme entregado a todas aquellas comodidades, podría haberme entregado al amor, podría haber sido la maldita esposa de un príncipe, a la familia que me acogió como si fuésemos de sangre. Pero no lo hice Lienf, ¡JAMÁS! Y habría sido lógico ¿no? Después de todo la gente de la que estaba rodeada no era culpable del cruel asesinato de mi familia y todo mi poblado. Pero no pude, jamás. He rechazado cientos de propuestas de matrimonio, le he girado la cara al amor de mi vida solo por estar aquí. Solo porque no ha habido una maldita noche en la que no me haya levantado entre gritos, porque no ha pasado un día en el que no haya visto una y otra vez a nuestra hermana y a nuestra madre siendo violadas y degolladas. No he podido, a lo único que he podido dedicarme estos años ha sido a darle la espalda a la felicidad que tú has abrazado con tanta facilidad para buscar una respuesta, para encargarme yo misma de salvar una parte de mis orígenes. Estoy aquí, mírame -extendí los brazos, me quité la capucha y dejé que viese mis múltiples cicatrices. Estaba llorando, había comenzado a llorar hacía muchas palabras-, ¿crees que somos iguales?
ESTÁS LEYENDO
Una inocencia maldita 1 |COMPLETO|
Fiksi UmumMi historia se contó durante infinitas décadas, enrevesada, retocada, fantástica, ficticia a veces... En esta historia se me llamaba muchas cosas, a veces solo Ylva, otras Ylva la Inocente, inmortal, sanguinaria, asesina, mata-hombres, bruja, dios...