El Pagano.

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El día del funeral de Magnus fue especialmente frío, su cadaver se conservaba perfectamente debido a ello, estaba pálido, su rostro ligeramente hundido, no podría haber descrito su aspecto aunque hubiese querido. Lyn me agarró el brazo y se apoyó en mi hombro, todos estaban allí, todos nos miraban. Sin embargo no flaqueé, tuve la cabeza erguida, mirando al frente de modo que nadie se sintiese con ganas de acercarse a consolarme. Magnus estaba sobre un lecho en el centro de un barco que había sido construido especialmente para aquella ocasión. A su alrededor había múltiples ofrendas, pero sobre todo muchas riquezas, yo misma había puesto buena parte de las mías. Sobre él había una figura con forma de martillo en oro, y sobre su pecho múltiples piedras rúnicas. También había varias armas, y entre los brazos de Magnus descansaba mi propia espada, la que yo misma había forjado, llena de runas y piedras, la espada que me había acompañado toda mi vida, con la que había tomado incontables vidas ajenas. Y finalmente cinco cabezas de caballos que habían sido sacrificados. Respiré hondo, me dije a mí misma que Magnus tendría un viaje al otro lado agradable, que no volvería como un alma errante, que dentro de muy poco estaría presumiendo de sus hazañas ante el mismísimo Odín. Me agarré el collar que años atrás me había regalado y le susurré a Lyn que debía soltarme. Mientras empujaban su barco comenzó a caer una sutil y ligera nevada, observé cómo el barco se deslizaba por el mar, cada vez más lejano. Entonces agarré el arco y una flecha y quemé la punta de esta hasta que se prendió. Me giré en dirección al barco y mientras soltaba la flecha y esta recorría el aire escuché a Lyn sollozar detrás de mí.

Entramos en la habitación y nos quedamos en silencio. Cuando Lyn descubrió que Magnus había muerto pasó días llorando sin consuelo, pero al quinto día se levantó y comenzó a ponerlo todo en orden, alguien debía heredar Cambria y ella era la que debía ocupar ese puesto. Lyn nunca se había preocupado por ello, no había sido criada para ello ni conocía todo lo que había tras ser conde o condesa de un lugar tan importante. Si embargo cuando Magnus enfermó comenzó a instruirse en el tema, sabía que debía tomar las riendas de Cambria, así que cuando salió de la cama una Lyn nueva se mostró ante mí.

-Tú...podrías gobernar mucho mejor que yo, de hecho todos piensan que deberías ser tú.

-No hay mejor líder que tú... Cambria necesita estabilidad. ¿No saben estas personas que soy propensa a abandonar los altos cargos?

Lyn sonrío ligeramente, aunque esta sonrisa se apagó tan pronto como había florecido.

-Tengo que asumir este cargo, pero no seré capaz de dejar un legado.

-Recuerda que para tener herederos no es necesario tener hijos de sangre, sino fíjate en lo que Magnus hizo por mí.

Lyn levantó la cabeza y asintió, se secó las últimas lágrimas y se levantó de la cama mirándome.

-¿Y tú que harás? -preguntó dejándome fuera de juego unos segundos.

-Nada, debo quedarme aquí, Cambria es mi hogar.

-Cambria siempre será tu hogar, siempre estará aquí. Pero tanto tú como yo sabemos que ha llegado el momento de que por fin seas honesta con lo que deseas, llevas toda la vida viviendo por los demás. Te marchaste de aquí porque debías vengar a tu familia, te quedaste allí más tiempo porque poco a poco aquel poblado fue dependiendo de ti, has asesinado a incontables hombres tan solo porque se dedicaban a dañar a otras mujeres, has vuelto aquí por mí y por papá, y te estás quedando más tiempo del necesario porque crees que sin ti me volveré a hundir. El mundo no se acabaría porque siguieses tus deseos tan solo una vez.

-Sabes que no puedo marcharme, debo ayudarte, tengo que poner demasiadas cosas en orden y...

-Déjame a mí el orden, después de todo yo soy la condesa, si quieres quedarte aquí por todo esto asume ese cargo.

-Lyn yo no...

-No es lo que deseas, lo sé muy bien. Por ello te estoy diciendo que te marches de una vez, no seas tonta, hazlo antes de que sea demasiado tarde.

-¿Demasiado tarde para qué?

En el rostro de Lyn se reflejó algo que no pude comprender del todo.

-No dejes que pase más tiempo, ya ha sido demasiado ¿no crees?

-Sé que no te he preguntado y quizás este no es el mejor momento...

-Quieres saber sobre la familia real, pero sobre todo sobre Kai.

-No te he preguntado hasta ahora, no me sentía con fuerzas para escucharlo.

-Rurik se casó con una importante heredera y cuando sus padres murieron se marcharon a regentar su poblado, está muy lejos y él la escogió a ella antes que al legado de sus padres, dicen que su mujer no goza de mucha salud mental. Argus se marchó a tierras del sur, no sé el nombre exacto, pero lo último que sus padres supieron de él es que había contraído matrimonio con tres mujeres, al parecer allí se da con mucha frecuencia. Los reyes siguen reinando con normalidad, aunque Eyra ha pasado por un par de épocas en las que no disfrutaba de demasiada salud. Sus hijos desertaron...

Me estaba contando todo, todo salvo lo que realmente deseaba oír.

-Interesante, los herederos del rey Haren lo han abandonado.

-No todos.

-¿Kai?

Lyn asintió y se encaminó hacia el fuego, comenzó a preparar dos boles de sopa. Era tarde y ambas estábamos derrotadas por todas las emociones vividas. Sin embargo el corazón me iba tan rápido como la ventisca golpeaba las ventanas, me zumban los oídos y solo sentía miedo e inquietud.

-Contra todo pronóstico así es.

Kai era un muchacho que llevaba la palabra explorador en la cara, era un hombre del cual todos esperaban grandes cosas. ¿Las habría cumplido?

-Siempre creí que el día que volviese me dirías que Kai estaba en tierras lejanas, o que había muerto, no tenía tanto aprecio por la vida como para mantenerse vivo a consciencia.

-Ylva... no comprendo cómo no has escuchado hablar de él. Ya no es Kai, tal y como lo conocimos, ahora es Kai el Pagano.

-¿Pagano?

-Así lo llamaban los cristianos, lo siguen haciendo, los que han tenido la gran suerte de no cruzarse con él. Reclamó el nombre que muchos usaban contra él con desprecio. Pero ven Ylva, sentémonos, te contaré todo lo que deberías de saber antes de marcharte a su reencuentro.

Una inocencia maldita 1 |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora