Kai.

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-¿Cómo es posible que no lo hayas escuchado? -preguntó Lyn ligeramente confusa.

Me sentí incómoda ante la situación de tener que confesarme, aún así lo hice.

-Prohibí que se hablase de nada que tuviese que ver con mi vida pasada en mi presencia. No acudía a tabernas, si lo hacía no escuchaba, tan solo bebía, no tuve amigos... No lo sé, un conjunto de cosas. ¿Cómo ocurrió? ¿Cómo empezó?

-Creo que deberías de descubrirlo tú.

-Tendré suerte si me recibe, dudo que quiera sentarse conmigo a contarme sus historias de guerra.

Una parte de mí se decía que Kai estaría ahí, con los brazos abiertos. En cambio había otra parte, la que conocía a Kai, sabía que las cosas no serían tan sencillas.

-Cuando te marchaste las cosas cambiaron, no solo aquí... Kai fue cambiando, siempre fue una persona complicada. Se insoló en sí mismo, no hablaba con su familia, no acudía las celebraciones. Se marchó en una expedición con sus hermanos y allí se labró su nombre, no le hizo falta más que su brutalidad, se reía de la muerte... como dicen que hacías tú. Muchos os comparan, apuestan por quién ganaría en un combate cuerpo a cuerpo.

Abrí ligeramente los ojos y negué con la cabeza, no me esperaba nada de aquello.

-¿Y qué consiguió?

-Conquistó algunos terrenos, pero nunca se quedó en ninguno de ellos, venía cargado de riquezas... Los cristianos le temen, no hay nada que odie más Kai que un cristiano.

-Lo sé -murmuré-, siempre me lo decía.

-De ahí su apodo, se comenzó a pagar un precio muy alto por su cabeza. Incontables galones de oro por la cabeza de el Pagano.

-¿Es a eso a lo que ha dedicado su vida? ¿A asesinar cristianos? Esperaba más de él.

-Mayormente... Y ahora es el próximo rey, así se ha establecido. Es el único que reside allí, que ha demostrado lealtad a su apellido.

-¡¿El próximo rey?!

-Es el único hijo que queda allí, podría haber rehusado, pero siempre vuelve Ylva... Después de cada batalla, por dura que haya sido, siempre vuelve.

Siempre volvía, así era, uno del los motivos por los que la gente le admiraba era por aquello, pese a la brutalidad de sus acciones, a la inconsciencia de ellas... siempre regresaba de una sola pieza.

-Me imagino que será el hombre con el ego más grande de la tierra.

-No sé qué hace en su tiempo libre, dicen que tan solo se queda sentado en el trono, rodeado de los cráneos de sus enemigos, dicen que los escucha hablar, y que eso lo está volviendo loco.

-Sí, también dicen que todo hombre que me ama muere e infinitas barbaridades más, ya sabes cómo es la gente.

El semblante de Lyn cambió progresivamente, quedó seria, me miró fijamente y finalmente me tomó de las manos. Sus ojos azules se clavaron en los míos, sentí un escalofrío.

-Ylva, márchate a Rêndir.

El solo pensamiento de enfrentarme a la mirada de Kai después de tantos años, después de todo lo que había hecho, después de que ambos conociésemos las historias que nos rodeaban pero sin saber la verdad del todo... hacía que mi corazón latiese a otro ritmo. Pero finalmente me admití a mí misma que tenía una promesa que cumplir, sabía que el día que había colocado el brazalete en el mango de la puerta Kai lo había comprendido todo, pero lo que no sabía... algo de lo que no estaba nada segura era de si realmente deseaba que cumpliese dicha promesa.

Una inocencia maldita 1 |COMPLETO|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora