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— Odio esto— siseo en voz baja y dejo mi bolsa en el asiento a mi lado.

El restaurante poco habitado me parece irritante. Aunque todo me lo parece desde que sali de mi casa, realmente. Suspiro con cansancio y masajeo mi frente, cerrando mis ojos en el proceso.

— ¿Qué comeras?— ruedo los ojos sin abrirlos y refunfuño por lo bajo.

— No tengo hambre — oculto mis brazos bajo la mesa, sobre mi regazo, y miro a mi alrededor. La gente ni siquera se escuchaba al hablar, y la manera en la que comían dejaba en claro lo refinados que eran. Yo no pertenecía aquí, me sentía incomoda.

— No me hagas repetirlo.— lo miro por unos segundos y frunzo el ceño.

Estaba concentrado en el menú, sin prestarme la mínima atención, viajando sus ojos de un lado a otro. Sonrió con ironía y observo atenta al mesero que va de un lado a otro. Sonreía felizmente, pero yo sabía bien lo cansino que en realidad eso era; lo dificil que se hacia al final sonreír con sinceridad.

— Ya te dije que no tengo hambre, estoy bien — respondo luego de algunos segundos, viendo al mesero perderse tras las puertas de la cocina.

— Me importa un jodida mierda Amara— doy un pequeño salto en mi asiento y lo miro sorprendida. Su repentina respuesta y el toque irritado en ella me tomo un poco desprevenida. Aunque en realidad no sabía por que me sorprendía.— te di la opción de elegir, no la aprovechaste, entonces te jodes. Comeras lo que yo escoja y como no lo hagas te daré la comida en la boca como a una niña. Al fin y al cabo te estás comportando como una.— sus palabras me hacen retroceder y bajar mi cabeza.

Algo en él me hacía rendirme rápidamente. Algo me hacía obedecerlo cuando se ponía de esta manera. El miedo que influía en mi era tanto que podía controlarme. Probablemente era su siniestra mirada, quizas su voz fuerte y terriblemente armoniosa.

O el simple hecho de sbaer lo que era, y lo que podía hacerme.

—Buenos dias, mi nombre es George y hoy seré su mesero. ¿Ya han decidido que van a comer o necesitan más tiempo?— el camarero que antes había estado observando preguntó alegre.

—¿Que recomiendas?

— Vera, el frittata con verduras está siendo últimamente el mas cotizado. Pero, en lo personal, recomiendo los huevos benedictinos con salmón.— termina con una sonrisa y no puedo evitar devolversela. No hacerlo me parecería mal educado, en especial si es una buena persona.

— Traigame dos ordenes de Hot cakes con frutos rojos. Para tomar, que sea jugo de frutas natural. Y adicional a eso, dos yogurt griegos con blueberrys.

— Por supuesto, en unos mimutos vuelvo con su orden— asiente a la par que termina de escribir en la pequeña libreta que sostiene.

Lo veo marcharse con pasos rápidos pero silenciosos. El aura alegre que poseía frente a mí, marchitandose a medida que se aleja.

— ¿Para que le preguntaste si ya sabías lo que querías?— si yo fuera el mesero estaría un tanto molesta e indignada. En realidad, cualquier persona lo estaría.

— ¿Desde cuando tengo que darte explicaciones?— hace un 'Tsk' molesto y cierra sus ojos dejando sus codos sobre la mesa.

— ¿Lo del apartamento va en serio?— muevo mis dedos con ansiedad y trato de no mirarle mucho.

— Por supuesto que sí. ¿Por quién me tomas?— me quedo en silencio ante su respuesta.

— Solo preguntaba...no tienes que tomarte las cosas tan a pecho. Por Dios.— murmuro mirando las calles por la ventana, saliendome de mis casillas de a poco.— ni siquiera sé por qué estás tan enojado.

— No te interesa tampoco.

Quedamos en un silencio profundo por varios minutos. Bastante incómodo a decir verdad, pues sus ojos nunca abandonaron mis movimientos. Me observaba meticulosamente, evaluando cada parpadeo, cada pequeño movimiento de mi cuerpo.

— ¿Qué quieres?— pregunto de la nada.

— ¿A que te refieres?

¿A que exactamente me refería?

Me detuve a pensarlo por unos segundos. La pregunta iba mas bien dirgida a su insistente escrutinio, pero ahora que la repito en mi cabeza, en ella hay más que eso.

— ¿Qué quieres de mí?...¿Qué piensas hacer conmigo y...por qué haces todo esto? No se supone que querías mi alma, entonces ¿Por qué no la tomas?

— No me apetece decirte.

—¿No apetece?— la altanería se escapa en mi tono pero no me arrepiento, mis ojos se clavan en los suyos con reto puro.— Tenemos un contrato ¿Oculatr cosas va incluido?...Lo único que necesito que me digas es por que mierdas juegas tanto conmigo. ¿Qué crees que soy?¿Una muñeca con la que puedes jugar a tu gusto? Si vas a matarme al menos dime cuando lo haras.Yo, a diferencia de ti, tengo personas a las cuales amo y odiaria irme sin disfrutar con ellos lo que me quede de vida.

Una vez termino de hablar tomo aire y trato de calmarme. De reojo miro alrededor, nadie parecía haber notado mi exalto.

— ¿Algo más?— pregunta serio, echado hacia tras en su silla.— mira, Amara, te explicaré esto una sola vez. Escuchame bien, lo diré una vez solamente si no las captas no será mi problema— pone sus codos sobre la mesa y mira por la ventana antes de volver a clavar sus ojos en mí— en este contrato las cosas son simples. Tu deber es seguir mis ordenes al pie de la letra, servirme fiel e incondicionalmente. Y yo...yo no tengo ningúna responsabilidad contigo. No te debo nada Amara, la que tiene una deuda aquí eres tú. Yo no tengo que decirte ni explicarte lo que hago o como lo hago. Y, ¿Cuando te mataré?...En ningún momento cercano, tengo muchas cosas planeadas para ti y sí, eres mi muñeca, cariño. Puedo hacer contigo lo que quiera, tu te entregaste sola, yo no te obligue a nada. No olvides eso.

Dejo caer mi rostro y cierro mis ojos, tenía una mezcla de sentimientos. Estaba aliviada en parte, pero enojada y dolida por otro.

— ¿Por qué ?— pregunto en un susurro— ¿Por qué yo?

— Porque no fue fácil conseguirte. Pase mucho...mucho tiempo esperando la oportunidad perfecta y ahora que te tengo, no pienso dejarte ir. No cometere el mismo erros dos veces.— alzo mi cabeza confundida y sorprendida. ¿A qué se refería?

— Su comida— George, el mesero, deja los platos en medio de nosotros— Que le aproveche— con una sonrisa da media vuelta y se marcha.

— Come— ordena mirándome, sus ojos viajando por mi rostro con lentitud. Trago saliva y miro mi plato.

La cerámica blanca tenía sobre ella un hotcake redondo y dorado, frutas tales como: fresas, arandano rojo, frambuesas y cerezas estaban acompañandolo. Se veía delicioso y despertaba el hambre de cualquiera.

Con suavidad tomé el tenedor y pique un pequeño trozo. Estaba tan absorta  en mi enojo antes que no note que, ciertamente, los frutos rojos y los hot cakes , al igual que todo lo que había sobre la mesa eran de mi preferencia. Eran cosas que me encataba comer.

Miro a Adirael con disimulo, su plato esta intacto frente a él mientras su rostro de perfil mira por la ventana. Sus orbes azules- grisaceas estáticas en algún lugar que desconozco pero que el mira de forma vacía.

Vuelvo a mi comida algo trastocada.

Él parecía...decaído.



Me la estoy jugando editando esto en clase. 7-7 más les vale que me amén...okno.

Me voy, tengo Química ahora y no quiero que el viejo me regañe. T^T

¡Un abrazo psicológico gigante!

PD: lamento la demora y tal, pero estamos en exámenes finales y los proyectos me llueven. Espero entiendan.

See you later alligator. 🖤

Att: Naomi

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