La noche había llegado y la casa había caído en un silencio profundo y pacífico. Adirael se había marchado horas atrás al finalizar el almuerzo sin decir nada. Cosa que me pareció algo extraña, pero no me molesto para nada. Tampoco vino para cenar, y ciertamente me alivio que no lo hiciera. Haberlo visto en el almuerzo fue suficiente para entender que iba muy en serio con lo que al castigo concernia. Las sonrisas y miradas que enviaba en mi dirección eran claras y no dejaban nada que preguntar. Ninguna duda que lo queme esperaba no era agradable, al menos para mí, no podía decir lo mismo por él.
Mentiría si dijera que no tenía miedo, aunque comparado a las primeras veces que sentí algo asi por su culpa, no estaba tan asustada. Simplemente sentía que él no me dañaría tanto realmente. No me quería muerta después de todo. ¿Cierto?
Quería seguir pensando de esa forma. Al menos por ahora.
Beso la frente de Sebastián luego de que mamá lo hiciera y salgo después de ella de la habitación de mi hermano menor, cerrando la puerta blanca con extrema suavidad.
— Estoy cansada, hoy ha sido un día largo ¿Verdad?— asiento de acuerdo, pero en mi mente solo pasaban imágenes de aquel demonio peliblanco— ¿Quieres algo más antes de que me acueste? ¿Chocolate caliente, agua, leche?
— No mamá, estoy bien, gracias— le sonrió y dejo un mechón molesto tras mi oreja.
— ¿Segura?— asiento y suelto una pequeña risilla al ver su rostro insistente— entonces ve a dormir— sus manos suaves toman mis mejillas con delicadeza y sus labios plantan un beso en mi frente— buenas noches cariño.
— Buenas noches— respondo apenas sosteniendo un bostezo, mamá sonríe y empieza a caminar hacia su habitación. Mis ojos siguiendola hasta que se pierde en la puerta más cercana al pasillo con un movimiento sutil de su mano.— tengo mucho sueño.
Moviendome a pasos sonámbulos camino hacia mi cuarto, el último del pasillo. Luego de algunos segundos llego a la puerta y la abro, no podiendo retener un bostezo rebelde. Entro a la habitación oscura y cierro la puerta, buscando con mi mano el interruptor en la pared.
¿Estaba en esta pared?
Frunzo el ceño y busco con más prisa pero mis dedos no encuentran nada. Bufo astiada y decido darme por vencida, tendría que apagarlo de nuevo luego de cualquier manera. Maldigo por lo bajo cuando recuerdo que cerré la ventana por pura y estupida paranoia. Justo ahora un poco de luz natural me hubiera ayudado. Con mis brazos estirados hacia al frente y mis ojos lentamente acoplandoce a la oscuridad me dirijo hacia donde creo está mi cama.
Deseando profundamente sus sabanas suaves y su colchón de algodón.
— No es hacía allá nena. Estás yendo hacia la pared, tonta.— doy un brinco y me giro hacia la voz, mi corazón casi vuela lejos de mi cuerpo al ver dos pupilas doradas brillar en la oscuridad.
No podia acostumbrarne a ellos.
— Dios— suelto en un soplido exaltado. Llevo una mano a mi pecho, sobre el corazón agitado y asustado.
Debí haber sabido que algo asi pasaría. Obviamente él vendría a castigarme.
— Ven aquí Amara— cierro mis ojos con remordimiento. Muerdo mi labio inferior y empiezo a caminar, siendo cuidadosa de no tropezar y caer. Sería el colmo— empiezas a aprender, ya veo. Buena chica.— rechino mis dientes y me detengo cuando mis piernas chocan contra el borde de la cama.
Quizás hubiera sido mejor ir a dormir con mamá.
Una sensación de déjà vu baila torpemente en mi cabeza, dándome un mal presentimiento.
— Quítate la ropa— ¿Qué?
— ¿Disculpa?
— Amara, me escuchaste perfectamente — habla en un tono bajo y lento, calmado y despreocupado en cierto punto.— quitate la ropa, ahora. ¿Necesitas ayuda acaso? — tiemblo levemente y mi puños se cierran en la falda de mi pijama, la cual consistía en un vestido ligero azul.
— ¿Y si me niego?— murmuro con voz casi inaudible. Esperando ansiosa una respuesta positiva, aunque bien sabía que no habría una. Trago saliva cuando sus ojos dorados me repasan de pies a cabeza, con extrema lentitud.
Esto no iba bien, para nada.
— No tienes esa opción, muñeca. Tampoco es que estarás completamente desnuda—me sobresalto al sentir algo suave en mis manos— ponte eso luego de que te quites lo que tienes puesto.
— ¿Qué es esto?— con precaución toco la tela, extrañamente sintiendola más pesada de lo deberia ser.
— Unas bragas— miro los ojos dorados con sorpresa y vergüenza.
— No entiendo.
— No tienes que hacerlo, cambiate— trago saliva y muevo mis pies nerviosa— lo pido una quinta vez y seré yo quien te vista, no soy paciente Amara, ya lo sabes. Será ¿Quieres emporar el castigo?— susurro un pequeño 'no' y comienzo a quitarme los tirantes de la tela que me cubre. Al terminar de hacerlo el vestido cae al suelo con un pequeño y casi inaudible 'pft'.
Mis senos quedan al aire y con prisa me deshago de mis bragas y las reemplazo con las que él me había dado. Tan pronto lo hago, cubro mis pechos con mis brazos y cierro mis ojos sintiendo mis mejillas arder. No sabía exactamente si era vergüenza o enojo. Tal vez ambas.
El ambiente oscuro me ayudaba un poco, estaba haciéndole creer a mi cerebro que él no podía verme, aunque estaba perfectamente calro que ia lo hacía.
Creerlono me costaria nada.
— Los brazos, fuera.— lo hago al cabo de unos minutos, con mucha vacilación de por medio.— Hm...— tararea con satisfacción, sus ojos mirandome sin pena.— veamos si esto realmente funciona.
Abro mi boca para preguntarle a que se refiere pero solo sale un sonido sorprendido.
— ¡Ah!— mis manos se mueven a velocidad de la luz hasta mi feminidad al sentir una vibración inrrumpir en la zona.— ¿Q-qué —su risita divertida me pone los pelos de punta y al instante intento sacarme aquellas endemoniadas bragas, sin importarme que el esté aquí.
— No te atrevas— una de sus manos toma mi muñecas y las lleva a mi espalda, obligandome a inclinarme hacia atrás para mas comodidad en mi nueva postura, que de por si, era molesta— aunque no lo parezca, estoy muy enojado contigo Amara— aclara con su voz varios tonos bajo lo normal, con un toque de venenosa molestia. Reprimo cualquier sonido que pueda salir de mi boca cuando siento su aliento sobre mi estomago, bajo mis pechos.— ¿el último castigo no te sirvió de nada? O en realidad, ¿Te gustó?— mi corazón se paraliza por un segundo y el rie por lo bajo, enviando pequeñas olas de viento a mi piel expuesta.— te gustó — asegura, ya no lo pregunta.
Cierro mis ojos y muerdo mi lengua, sintiendo las vibraciones allí abajo incrementar a cada segundo.
— Pa-para— pido en un hilo de voz, escuchando débil y tonta.
— ¿Eh? ¿Dijiste algo?
— P-pa...para— suelto un suspiro y jubto mis piernas tratando d ebuscar alivio.
Para este momento, ya mi rostro estaba completamente encendido y yo estaba hundida en la verguenza al no poder controlarme como quisiera.
— No quiero— abro mis ojos y le miro, o más bien, miro sus ojos dorados. No sabía si era por la oscuridad que nos rodeaba o por otra cosa, pero me parecía que brillaban mucho más de lo usual— de esta noche no pasas, muñeca.— mi cuerpo se estremeció de pies a cabeza cuando plantó un beso sobre mi estomago y de a poco fue subiendo hacia mis pechos— hoy te haré completamente mía Amara, de una vez y por todas. No habrá nadie que me detenga esta vez.
El próximo capítulo será explicito y contiene temas delicados, asi que desde ya se los digo para aquell@s que no le guste ese tipo de contenido.
Y este capítulo ¿Como estuvo?
¡Espero les haya gustado!
Me voy ya, bye bye~
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Contrato
Paranormal"Te daré lo que quieras, solo salvala" la sombra sonrió, claro, ella no vió eso. Pero él estaba realmente satisfecho. "¿Estás segura?" preguntó, aún sabiendo la respuesta. La diversión en su voz ocultada por su falsa simpatía. "¡Hazlo por favor!" r...