— Duerme ya, mi niña.— el peliblanco volvió a su presente y observó como su chica se dormía en los brazos del ángel. Una punzada de envidia le cruzó el corazón y frunció los labios — voy a retirar algo de su energía negativa.
— ¿Por que no toda? — soltó el demonio mientras se acercaba a ellos con los brazos cruzados.
— Tu eres la fuente de esa energía— el demonio quedó callado, algo inusual en aquél rebelde ser. Se había quedado varado por unos segundos porqué el sabía que lo que le decían era cierto— si quiero retirarla toda tengo que alejarla de ti o matarte. No puedo hacer ninguna de la dos — las palabras que salieron con tal simpleza de la boca del ser celestial se le clavaron profundamente en el alma al ser infernal. La expresión de Adirael no cambió en ningún momento, pero la molestia que sentía por lo que pasaba se había marchitado y se había convertido en lo que hacía poco había descubierto; culpa. Tanta culpa que sintió la garganta pesada.— que-...Adirael. ¿Qué le hiciste?— por otro lado Darkiel había, por curiosidad, bajado el cuello alto de la camisa de la jóven al haber visto una mancha en su piel. Lo que descubrió le frizo el alma y le seco la boca. Una mano del tamaño de la suya misma estaba tatuada en la piel suave de su niña. Se le revolvió el estómago y quiso llorar. Fue entonces que miro su rostro, el maquillaje que antes tenía, ahora arruinado por las lágrimas, dejaba ver las ojeras y las marcas en su hermoso rostro. Miro su labio, el que penso ella había lastimado en su ataque y cerro sus ojos para tomar aire con lentitud. Necesitaba calmar ese sentimiento maligno que se le estaba subiendo por el estómago.— yo preguntandome por qué se había acelerado tanto su estado— dijo con amargura— tú eres la única causa por la que este tan perdida y dolida. Se siente confundida por tu culpa.
— Tú...¿sabes como se siente?— preguntó frunciendo el ceño. Ya sentía la culpa, pero ahora necesitaba saber si aquél hombre podía hacer algo que a él le era imposible por el momento. Ni siquiera él que tenía su alma podía identificar que sentía la chica durante su ataque.
Una parte de si mismo le decía que no importaba, que lo importante era el bienestar de Amara. Pero la otra, esa que era más oscura, esa que estaba encadenada con cadenas oxidadas le gruñía cosas al oido. Le decía, con voz grave en envidia, que su orgullo estaba siendo aplastado. Que aquél imbécil tenía mas poder en su mujer que él mismo.
— Sigo teniendo un lazo con ella.— explico brevemente el pelinegro mientras sanaba con una calma sorprendente a la muchacha inconsciente.
— Eso es imposible.— gruñó la bestia.
Ya no era su Ángel Guardián, no tenía nada que lo conectara a ella.
Ella era solos suya ahora.
— De alguna manera esta pasando.¿Que piensas hacer? ¿Matarme?— los ojos claros, pero mas oscuros que los del demonio lo miraron con una molestia leve antes de que el hijo directo de Dios se levantará de la cama y arropará a la jóven que fruncía el ceño sin saberlo.
— ¿Matar? ¿Te sorprendería viniendo de mí? — bufo ocultando sus sentimientos el peliblanco.
— Lo dices como si siempre lo hubieras hecho.— dijo el pelinegro, arreglando el cabello de la jóven con cuidado para luego alejarse de la cama.
— ¿Y no es cierto? — Adirael levanto una de sus cejas y soltó una carcajada fría.
— Sabes que no fue así.— reprochó Darkiel, quién se sintió culpable al tocar un tema que se notaba era duro para su hermano.
— Lo dices tu, el Arcángel de la vida. Mejor cállate.
— Eras el más fuerte de todos. Tu trabajo era uno de los más importantes Adirael.
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Contrato
Paranormal"Te daré lo que quieras, solo salvala" la sombra sonrió, claro, ella no vió eso. Pero él estaba realmente satisfecho. "¿Estás segura?" preguntó, aún sabiendo la respuesta. La diversión en su voz ocultada por su falsa simpatía. "¡Hazlo por favor!" r...