— No, no, siento que me voy a caer. ¡No me sueltes!— mis dedos se cierran en su antebrazo y lo miro espantada.
— De acuerdo, de acuerdo. — sonríe bobamente y sigue caminando por la cancha vacía.— usa tu pie para impulsarte, de a poco.— hago lo que me dice pero me sale como la mierda, llendo a la izquierda cuando quiero seguir directo. Chillo y me sostengo de él mientras le escucho reír.— usa el izquierdo entonces, con el que mejor te sientas.
— ¡Mira, me salió!— grito emocionada y lo suelto, sin embargo él a mí no.
— ¿Ves? Ahora te voy a soltar solo un poco — advierte y seguidamente lo hace, pero sigo sintiendo el calor de su piel en la mía por lo que su mano no está muy lejos.
— Okay— susurro alargando la palabra con mucha emoción latente pero con la misma cantidad de inseguridad también.
En serio no quería caerme, me dolía un poco la espalda después de la caída en las escaleras. Si me caía de nuevo ahora, estaba segura que mañana no la contaba.
Principalmente porque mama no me dejaría salir de la cama aunque pudiera.
Ah, cuanto amo a esa mujer.
— Oye Chris, ¿Como conociste a mamá?— pregunto enseguida que recuerdo la familiaridad con la que ambos se trataron.
— Ella fue a buscarte a la Universidad cuando no llegaste a casa ni tomaste las llamadas.— responde tranquilo, siguiendo su caminar y mirando mis pies pero puedo ver como su expresión va decayendo— Llegó a nuestro salón preguntando si alguien sabía algo de ti. Yo no sabía tu paradero en realidad pero le dije que te conocía, que era tu amigo y que la ayudaría a buscarte. — sonrío levemente ante aquello y tomo nota que en algún momento tenía que agradecerle de alguna forma. No obstante dejo de sonreír a verlo fruncir el ceño y los labios, en una mueca llena de culpabilidad — Estaba muy preocupado por ti luego del incidente en la calle. Desapareciste de la nada con hombre que claramente no estaba en su sano juicio. Imagínate como se me cayó el mundo encima cuando me entere que no habías llegado a casa tampoco.— mi boca queda semiabierta y dejo de moverme en la patineta. Mis ojos pican un poco y me pesa la garganta mientras lo miró hundirse en las memorias. Sus ojos están fijos en el suelo y el también ha dejado de moverse.
No había tomado en cuenta que quizás, él estuviera preocupado también.
— Lo siento tanto, nunca quise preocuparte Christopher — susurré con la voz cargada de pesar. Un chico como él no debería preocuparse por una chica como yo. Seguramente él ya tenía demasiado encima como para agregarle mi desastrosa vida a su carga. Esa nunca fue mi intención.
Él me mira rápidamente y parece darse cuenta que había dejado salir sus sentimientos libremente. Que aunque a mi no me molestara para nada –todo lo contrario– a él pareció ser lo mas vergonzoso y humillante.
— N-no quise, y-yo no debería, quie-ero decir qu-e — sus mejillas se tornaron un rojo pálido hermoso mientras movía sus manos nerviosamente y evitaba mirarme a todas costa.
¿Por qué eres tan adorable, chico rubio?
Con una sonrisa me inclino hacia él y doy un casto y tierno beso en su mejilla caliente. Al instante el deja de hablar, de moverse y temo que hasta de respirar.
— Gracias por preocuparte por mí — murmuro agradecida sobre su mejilla antes de alejarme y sonreírle abiertamente.
Rio nerviosamente cuando pasan los segundos y el sigue estático, mirándome con los ojos como platos y la cara roja como un cereza.
— ¿Chris?— el pestañea por fin y ríe con torpeza mientras rasca su nuca.
— S-si, sí no hay de que...somos amigos después de todo ¿Cierto?— asiento con energía y me bajo de la patineta para colgar mi brazo en su cuello.
— Mejore amigos, ¿Qué te parece eso?— sus ojos brillan y su sonrisa crece alegre.
— Mejores amigos suena genial.— susurra mirándome atentamente, rio suavemente y tomo mi celular al escucharlo pitar.
Un mensaje de mamá.
Me concentro en desbloquear el aparato y leer el mensaje.
Mami:
Hija ya devuélvanse, la comida ya va a estar. ¿Cuando llegó Adirael?
Mi rostro se quedó de hielo y bloquee el teléfono de inmediato. Empecé a sudar frío y con el corazón latiendo a mil por hora me aleje de Chris con delicadeza.
— Ya hay que volver— le digo con la voz lo más calmada posible.
— ¿La comida ya está?— pregunta mientras se inclina a tomar la tabla.
Me dispongo a decirle que si pro soy tomada de sorpresa por una mano en mi hombro.
— ¿Hay comida gratis? ¿¡Dónde!?— espantada miro a mi lado para encontrar a Odel. Este mira nuestras reacciones con diversión, manos en los bolsillos y sonrisa de mejilla a mejilla.
Mi corazón quería salirse de mi pecho. Joder.
— Odel — exclamó inquieta. No sabía como comportarme a su alrededor ahora que sabía que no era humano.
Trago saliva y miro a Christopher, él me mira confundido y algo angustiado. Entendible.
Vuelvo mis ojos a Odel y pienso en que decir. Su ojos calculadores y sonrisa zorruna no me ayudaban a calmar mis nervios.
— H-hay comida en casa.— respondo y me reprimo yo misma por mi tartamudeo.
— ¡Genial! Este cuerpo hay que mantenerlo, no es fácil ser hermoso ¿Sabes?.— sonríe coqueto y empieza a caminar, cuando nota que no lo seguimos gira su rostro y nos mira sobre su hombro— ¿Vienen o no?— pregunta con las cejas alzadas y los ojos juguetones.
Asiento torpe y tomo la mano de Chris para empezar a caminar. Cosa que no pasa desapercibida por el ser sobrenatural, quién mira nuestra unión por unos segundos antes de seguir caminando. Quizás fue mi imaginación, pero juré oir una risa de su parte.
Mi mano es apretada por la del chico rubio, llamando toda mi atención. Lo miro y entiendo sus expresión.
No confía en Odel y para ser honestos, yo tampoco. Solo lo había visto dos veces y la última no fue muy placentera, tampoco la primera si recuerdo lo que pasó después.
— ¿Cómo lo conoces?— me susurro el chico a mi lado, inclinando su cabeza un poco para quedar mas cerca de mi oído.
— Es amigo de Adirael— le respondo de igual manera, a susurros.
La respuesta del muchacho es un gruñido desconforme y una mirada dura a la espalda del posible demonio. Muerdo el interior de mi mejilla y mirando el suelo me acerco más a Chris.
¿Qué hacía Odel aquí?
— ¡Amara!— mi cuerpo se tensa ante la voz que resuena por la calle. Esa voz que conocía ya tan bien y que no sabía si gustaba u odiaba.
Subo mi rostro con los ojos hechos platos y miro al hombre alto y peliblanco que venía corriendo como si su vida dependiera de ello. Lo que me sorprende, de cualquier modo, es que en su rostro no se ve algún tipo de intención agresora. Mas bien parece estar aliviado, feliz casi. El que corre hacia mi es Adirael, no el demonio. Mi pecho empieza a ser golpeado rápidamente por mi corazón descontrolado y mi agarre en la mano de Chris se debilita. Pero él lo refuerza enseguida, sacándome de mi trance.
Parpadeo y abro mi boca para decir algo que aún no sé que pueda ser. No obstante, automáticamente sale su nombre al verlo caer al suelo con un Odel sonriente encima.
Un Odel con una sonrisa tenebrosa.
Una sonrisa completamente sádica que me puso la piel de gallina y el miedo como amo y Señor de todo mi cuerpo.
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Contrato
Paranormal"Te daré lo que quieras, solo salvala" la sombra sonrió, claro, ella no vió eso. Pero él estaba realmente satisfecho. "¿Estás segura?" preguntó, aún sabiendo la respuesta. La diversión en su voz ocultada por su falsa simpatía. "¡Hazlo por favor!" r...