Contrato

22

Me levanto de la mullida cama y sonrío satisfecho. Mis ojos viajan solos hacia la figura desplomada sobre las sabanas. Su cuerpo cubierto en sudor y su cabello alborotado me llamaban, me hacían desearla cada minuto más. No obstante, tenía que controlarme un poco, después de todo yo era un ser sobrenatural y ella solo una humana. Me inclino sobre ella y la tomo en brazos para luego dejarla en el pequeño mueble pegado a la pared contraria de la cama. Una vez ella esta alli, me aseguro que este cómoda para luego girarme hacia la cama.

Muerdo mi labio recordandolo todo a detalle. Lo bien que me había sentido al tenerla finalmente. Realmente había superado mis propias expectativas y eso solo acrecentaba mi buen humor.

Mi mirada se clava en la cama, específicamente en la mancha de sangre sobre ella, ademas de otras sustancias. Mi sonrisa crece, Amara era completamente mía ahora. No habia nada ni nadie que pudiera separarla de mí. Ni siquiera él.

Sin mucho esfuerzo ni interés cambio las sabanas con rapidez, dejandolo todo intacto en menos de un minuto.

No me gustaba malgastar el tiempo.

Tomo de nuevo a la pelinegra en brazos y la dejo sobre la cama para luego arroparla. Cuando despierte sera incapaz de levantarse o de moverse, por lo que hoy me quedaría con ella. Tampoco era tan cruel, aceptaba mis responsabilidades.

Al menos la mayoria de ellas.

Igualmente, el deseo de verla en tal estado: débil y vulnerable, era un ventaja de lo que había pasado minutos atrás.

— Lo voy disfrutar tanto— rio un poco, imaginando su rostro rojo de la vergüenza en la tarde mientras le recuerdo lo pervertida y sucia que se había comportado.

Paso mi lengua por mi la comisura derecha de mi labio y liego toco mi colmillo con esta. Mirando a la chica desde mi altura, mi ojos rondando peligrosamente sobre ella.

Solo pensando en cuantas cosas podia hacerle en el futuro.

Mi felicidad muere en un segundo y frunzo mi ceño. Suelto un gruñido molesto y salgo al balcon de la habitación.

— ¿Qué carajos haces aquí?— pregunto calmado, apoyándome de la puerta corrediza. No lo miro, me repugna hacerlo.

— Él esta muy decepcionado de ti, Adirael, has caido muy bajo— bufo con una pequeña risa y luego suelto un bostezo, sinmolestarme en tapar mi boca.

— ¿Debería importarme?

— Ciertamente debería hacerlo, en algún punto fu-

— Cierra la puta boca— le advierto, fulminandolo de reojo— te lo vuelvo a preguntar, ¿Qué haces aquí? Ya no tienes ningún motivo para merodearla, tu mision fracaso.

— No solo porque hayas logrado arrebatarme su alma significa que no pueda recuperarla. Siempre hay esperanza y aun me queda algo de tiempo. Confio en que puedo ayudarla.— no puedo evitar mirarlo. No habia cambiado nada, seguia siendo el imbécil de siempre.

— No sabes nada de esto, ¿No es así?— rio divertido ante su ignorancia. Apartando la mirada del pelinegro.

— ¿A que te refieres?

— No solo hice un contrato con ella, sino que también la tome como mujer. No se si tengo que explicarte eso con más detalles, pequeña virgencita.

— ¿No me digas que...— su rostro se retuerce en asombro y penumbra cuando mira hacia dentro de la habitación.— ¿Que has hecho?— susurra mirándome dolido, bufo otra vez.

Llorica.

— Tsk, follarme ¿Que más? Llegaste tarde esta vez— me burlo, encontrando diversión en su indignación.