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— ¿Adirael, Adirael Arcangel? — una voz extranjera suena a mis espaldas y me detengo con el ceño fruncido. Expresión que llevaba ya hace rato.— ¡Eres tú! Sabía que volvería a verte, ¿Cómo has estado?— los brazos que me rodean en segundos son delgados, pálidos y femeninos. Proceso lo que estaba pasando en un parpadeo antes de alejarme y girarme hacia el ángel.

— ¿Quién mier-

— ¡Op! Sin palabrotas — el chico de estatura baja me sonríe alegre mientras su cabello cobrizo en grandes rulos cubre sus ojos. Me le quedo mirando por largos segundos hasta que su sonrisa decae levemente — ¿Enserio no me recuerdas? — un pequeño puchero nace en sus labios finos antes de que levante su fleco y unos ojos grandes y verdes amarillentos me pestañeen con insistencia. Casi al instante su nombre viene a mi mente y me sorprendo al verlo tan crecido. Bueno, de rostro solamente.

— Kristal — murmuro y el pequeño hombre da un salto alegre.

— ¡Ese mero! ¡Sabía que no me olvidarias! — la separación en sus dientes delanteros brilla tiernamente cuando me sonríe y no puedo evitar relajar mi rostro solo un poco.

— Eres muy chillón como para olvidarte. — le digo con falsa molestia. El Arcángel de la Esperanza reponía en ruidoso lo que faltaba en todo lo demás. Estaba un poco desbalanceado a mi parecer.

— Ciertamente, sí. ¿Qué haces por aquí? La última vez que te ví estabas camino, tu sabes...al sótano.— sus manos se mueven inquietas mientras intenta susurrarme, como si realmente la gente que nos rodea no supieran de mí.

— Estoy buscando a Darkiel. ¿Sabés donde esta? — le pregunto enseguida, mi propósito fresco en mi cabeza. El chico se paraliza por un momento antes de sonreír incómodamente y rascar su nuca evadiendo mi mirada.

— Eh. ¿Tu hermano? — el sentimiento momentáneo de familiaridad que me había bañado al ver al pequeño hombre hace unos minutos se esfuma rápidamente y solo me queda el fastidio. Enserio no tenia tiempo para estupideces y la actitud del arcángel me decia que tenía muchas de frente.

— ¿Quién jodidos más? — escupo de brazos cruzados, fulminando a la chica que jadea como si hubiera cometido un crimen en su cara. La castaña en seguida se gira y sigue su camino con triple de la velocidad que ya tenía.

— Bueno, no está aquí. — mis ojos se ruedan solos y paso mi mano por mi cabello frustrado.

— Entonces llamalo, es urgente.— siseo entre dientes. Odiaba admitirlo pero tantas miradas doradas me estaban jodiendo de sobre manera. Quería mandarlos a la mierda a cada uno personalmente pero no tenía el tiempo de hacerlo. Mucho menos la energía.

— Pues, no puedo.

— Kristal ya habla claro de una jodida vez. Tengo mucha prisa. — el cobrizo da un pequeño brinco en su lugar y luego de mirarme como un cachorro regañado empieza a hablar a toda prisa. Tan rápido que me cuesta entenderlo.

— ...Darkiel fue atacado por Lucifer ayer. ¡Pero! por suerte Malaya estaba cerca y pudo ayudarlo. Lamentablemente cuando estuvo completamente recuperado fue enviado a vivir como humano a la tierra hasta que Padre decida. Al menos no fue solo, aunque es horrible decirlo así pero Liz también fue castigada con él. Al parecer los dos interrumpieron el curso del destino de sus Quods. Pero seguro vuelven pronto, Padre no puede hacer por su cuenta el trabajo de la vida y la muerte por tanto tiempo. De hecho, ¿Cuando vuelves?— su actitud alegre vuelve de un golpe y me mira entre pestañeos esperanzados, poniéndose de puntitas con sus manos entrelazadas. Mi ceño se frunció instintivamente y gruñi mientras empezaba mi camino hacia la salida. El chico me siguió de cerca, insistiendo.

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