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¿No podría hablar un poco más bajo?

Piensa _______ mientras se estira boca abajo y entierra la cabeza entre las páginas de su libro. Sigue peleando con el Bulfinch; al menos tiene un par de semanas para entregar el trabajo. De normal, le sobraría tiempo, pero últimamente las cosas son de todo menos normales, y el parloteo de la otra chica no se lo está poniendo fácil.

—Me dijo que me llamaría...

_______ intenta ignorarla, pero es una batalla perdida. Había salido pronto de la escuela y se había ido al campus pensando que allí podría trabajar, pero, en lugar de concentrarse en el Bulfinch, no para de distraerse con todo lo que ocurre a su alrededor.
Ya ha tenido que moverse dos veces para esquivar un Frisbee y ahora, cuando por fin había conseguido situarse, se le ha sentado esta chica al lado y ha empezado a hablar, muy alto, por el móvil.

—¡Ya han pasado dos días! Pero ¿sabes qué? Él me dijo que tenía que estudiar para un examen muy importante y ya sabes lo estresante que es eso. Seguro que esa es la razón de que...

_______ cierra el libro con un suspiro. Es inútil intentar leer.
Al menos, escuchar conversaciones ajenas promete ser más interesante.
De repente, una ola de soledad invade a _______ . Desearía poder hablar con Angie, ser capaz de hablar con ella. Retroceder siete meses y volver a estar las dos cotilleando así. Su conversación no hubiera sido muy diferente a la de esta chica. Después de analizar el problema de la llamada telefónica desde cualquier ángulo posible hubieran pasado a hablar sobre el cuidado de la piel y luego...

—Tendrías que ver lo quemado que tengo el pelo...

Vale, en lugar de la piel, las puntas abiertas. Bastante cerca. _______ sonríe un poco. A lo mejor todavía es capaz de sentir interés por estas cosas. A lo mejor no tiene por qué ser un desastre cada vez que abre la boca.

—Intenté hacerme los reflejos yo misma y fue catastrófico.

¿Catastrófico? _______ se sienta y mira a la chica sin poder creérselo. ¿Es esa su idea de catástrofe?

Le gustaría poder enseñarle algunas fotos del accidente.
A lo mejor debería haberse quedado en el instituto pero, la verdad, ¿es peor escuchar esto o los continuos comentarios de Samantha y Andrea sobre la puntuación de los exámenes? Al menos aquí nadie espera que se una a la conversación; además, le gusta pasar el rato en el césped del campus. Antes, cuando sus padres vivían e iba con ellos a la ciudad le gustaba sentarse aquí y leer mientras esperaba a que terminaran de dar sus clases. Luego iban a buscar a Josh y a Alice e iban por ahí a cenar.
_______ sacude la cabeza. Es ridículo pensar que pueda ser igual ahora. Al fin y al cabo, ya nada lo es. Ya no quiere escuchar más. Ya no quiere seguir estirada en la hierba. Solo hay una cosa que quiera hacer ahora mismo. Y es extraño, porque hasta este momento no se le había pasado por la cabeza recurrir a la cuchilla. _______ no es tonta. Sabe perfectamente lo que está ocurriendo.
Escuchar este tipo de conversaciones es como abrir una ventana a su pasado. El terrible choque, el ángulo que tomó el cuello de su madre, su propio cabello empapado de la sangre de su padre son imágenes demasiado difíciles de procesar. Sin embargo, las cosas más triviales siempre la pillan desprevenida.
Ayer, todos sus intentos de cortarse se vieron frustrados. Quizá tenga hoy más suerte.
El campus es grande, mucho más que el instituto, y si no encuentra un lugar por aquí, siempre le quedará el parque...
Pero todavía es de día. No quiere correr el riesgo de que alguien la vea en el parque.
_______ hurga en su bolsa en busca de su carné de la biblioteca. Aunque odia subir sola al depósito, ese podría ser un buen lugar, si no fuera porque cree que se ha dejado el carné en casa.
Sin duda alguna, lleva todo lo que necesita. Nunca saldría de casa sin llevar repuestos.
Pero tiene que ir con cuidado, regirse por unas normas. Si lo hace demasiado a menudo podría meterse en problemas. Cada vez que incurre en ello, las posibilidades de que alguien la descubra, de que se le infecte una herida, o incluso de perder demasiada sangre crecen. Va a tener que empezar a racionar las sesiones. Pensar en la cuchilla igual que otras chicas piensan en tomarse un helado...

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora