— ¿No? —_________ está sorprendida—. Bueno, ¿no irás a decirme que te ha gustado más Caliban? Ya que te gustan las categorías, esa podría ser una bien rara. O sea, ¡gente que cree que Caliban es mejor que Próspero!
—Olvídate de Caliban —dice Andy—, frío, helado, congelado. —Cruza los brazos, los apoya en uno de los estantes y sonríe—. ¿Quieres probar una tercera o te lo digo ya?
—Dímelo.
—Bien, mi parte favorita ha sido la dedicatoria.
— ¿La dedicatoria? —_________ frunce el ceño—. Shakespeare no escribió ninguna dedicatoria en La tempestad. Ni creo que lo hiciera en ninguna de sus obras, ¿no?
—No estoy hablando de la dedicatoria que Shakespeare escribió.
—Oh. —_________ se muerde el labio cuando comprende lo que quiere decir Andy—. bueno.—Sonríe, y sigue colocando libros.
— ¿Sabes qué? —dice Andy lentamente—. Te estás...
— ¡No! —protesta _________ .
— ¿Cómo sabes lo que iba a decir?
—Ibas a decir que me estoy poniendo roja, y no es verdad
—Sí, sí que lo es. —Andy se inclina más cerca de ella.
_________ se desespera al darse cuenta de lo perfecto y romántico que es este momento y de lo que se supone que debería ocurrir. Desea más que nada poder acercarse a él, dejarse llevar por el momento. Pero no puede, sabe demasiado bien cuáles serían las consecuencias.
—Bueno, me alegra que te gustara lo que escribí —dice _________ torpemente. Se aparta un poco y observa los estantes como si en ellos estuviera escrito el secreto de la vida.
Le tiemblan las manos al meter los libros y hace que se le caigan unos cuantos al suelo.
— ¿Alguna vez te has parado a mirar estos títulos? —dice Andy mientras recoge los libros que han caído y se los pasa a _________ —. Trabajos de investigación acerca del ferrocarril sur-manchuriano 1907-1945. ¿En serio que alguien escribió esto? ¿Y alguien lo sacó de la biblioteca? Y yo pensaba que a mi me gustaban las cosas raras.
—Eso no es nada. —_________ consigue reírse—. Si hubieras llegado hace una hora, me habrías podido ayudar con las Actas del Cuarto Congreso Internacional de Entomólogos Lituanos.
—Ok, me parece que ese te lo has inventado.
—No, te lo juro. ¡Ve a la quinta planta si no me crees!
—Te creo —sonríe Andy—. Bueno, ¿y a qué hora sales?
—Oh. —_________ mira el reloj—. Dentro de... bueno, ahora, de hecho.
— ¿Quieres ir al parque? Hace un día sensacional. O no sé, a lo mejor te apetece ir al sitio aquel donde fuimos el otro día a tomar otro café.
—Prefiero ir al parque. ¿A quién le puede apetecer meterse en un local cuando hace tan buen tiempo fuera? —dice _________ mientras se dirigen al ascensor—. Pero si te apetece tomar algo, entonces te acompaño encantada.
—No, no te preocupes. Estoy bien —le asegura Andy mientras salen del ascensor a la planta principal.
— ¡Eh, Louis! —_________ coge sus cosas de debajo del mostrador de préstamo—. Supongo que nos veremos en un par de días.
—Pásalo bien —contesta él guiñándole un ojo, lo que _________ ignora deliberadamente.
— ¿Alguna vez has ido al río? —pregunta Andy mientras los dos salen del edificio y se ponen a caminar a través del campus. A _________ le tranquiliza que Andy no se haya dado cuenta del gesto de Louis y, aunque se haya dado cuenta, no tiene intención de mencionarlo.
— ¿Quieres decir en barca? —contesta algo confundida.
—Mmm, bueno, dime si no, ¿de qué otra manera se puede ir al río?
—A mi no me lo preguntes.
_________ se encoge de hombros.
—Deberías intentarlo —dice Andy al entrar en el parque—. Algún día te llevaré. De todos modos, vayamos a caminar junto al agua, ¿si? Por aquí. —La conduce por un sendero estrecho, bajo una bóveda formada por las copas de los castaños, hacia el río
— ¡Qué bonito! —dice _________ —. Nunca había venido por aquí antes. —Apoya los codos en el muro de piedra que los separa del río y observa las barcas.
—Deberías verlo cuando salimos a remar por las mañanas. Es perfecto. Es como si no hubiera nadie más en el mundo. —Andy se sube al muro de un salto.
— ¡Te vas a caer! —exclama _________ asustada.
—Seguro, pero si esta cosa debe medir más de medio metro como mínimo.
—Dirás la mitad de eso, tal vez. —_________ mira con inseguridad el estrecho muro de piedra—. En serio, a menos que me digas que con el Libro de magia-para chicos te
compraste el Libro de funambulismo para chicos o algo así, será mejor que te bajes.
— ¿Te crees que no me he caído un millón de veces al agua desde que empecé a remar? Ven aquí. —Le extiende la mano.
—No. —_________ niega con la cabeza—. ¿De verdad te has caído allí? Pensaba que estaba muy contaminada.
—Claro que me he caído, y claro que está contaminada. Ya te lo dije, por eso llevo siempre la botella de agua oxigenada, todo el mundo lleva una, así puedes desinfectarte cualquier... —Para de hablar un instante—. Es igual, no te puedes creer lo fría que se pone el agua hacia finales de octubre.
—Sí, sí que me lo puedo creer. ¡Por eso me quedo donde estoy!
—Sube —dice Andy. Ignorando las protestas de ella, coge a _________ de la mano y la sube al parapeto de piedra—. No es tan terrible, ¿verdad? —dice a pesar de los gritos de indignación de _________ al tirar de ella para que se acerque—. No te vas a caer, y aunque lo hicieras, yo te cogería.
—Ya lo sé —dice _________ lentamente—. Ya sé que lo harías. —Se quedan de pie, cara a cara. _________ está segura de que debe parecer una postal: sus siluetas contra los últimos rayos de sol. Pero también sabe que, en esta estampa, hay algo que no funciona, y que ese algo es ella...
ESTÁS LEYENDO
La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]
FanfictionTERMINADA. Los padres de _______ muerieron en un trágico accidente de coche, dejándola no solo con el dolor que supone enfrentarse a una pérdida sino también con el peso de la culpabilidad: era ella quien conducía. Ocho meses después, su hermano may...