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—No me gusta ese muro. —________ se muerde el labio mientras se acercan al agua—.No es que me apetezca caerme al agua.

—No vas a caerte —dice Andy con paciencia—. Quiero decir, a menos que sigas hablando como hasta ahora. En ese caso, yo mismo te empujaré. Vamos. —Él se sube al muro y la ayuda a que se coloque a su lado—. ¿Ves? Totalmente seguro. —Ambos se sientan en la barandilla y balancean las piernas.

—Bueno, ¿qué era eso tan urgente de lo que querías hablar? —le sonríe.

Andy la mira fijamente un instante sin decir nada. Se acerca, ________ cree que va a besarla y no puede evitar la decepción cuando ve que le coge la mochila.

La abre y busca en su interior hasta encontrar la caja de cuchillas.

—Esperaba que ya no estuvieran aquí. —Levanta la mirada hacia ella—. Lo esperaba de veras y, ¿sabes qué? Ya estaba casi convencido de que no estarían.

—¿Era de eso de lo que querías hablar? —Le mira sorprendida, pero él ya no la mira, tiene los ojos clavados en el agua—. ¿Querías hablar sobre lo de cortarme?

—Sí.

—Pero ¿por qué? —________ sacude la cabeza al darse cuenta de lo estúpida que suena su pregunta—. O sea, ¿por qué ahora? Esto no es nada nuevo, ya lo sabías, tú has...

—Pensaba que las cosas habían cambiado.

—Ya veo —dice ________ lentamente—, pensabas que iba a ser así de simple. Que todo lo que necesitaba era llorar un rato, tal vez que tú y yo hiciéramos... —Se muerde el labio. No puede, simplemente es incapaz de poder decir algo que pueda desvirtuar lo que pasó entre ellos—. Supongo, supongo que te gustan los finales felices, ¿no? —dice después de un momento.

—A todo el mundo le gustan. —Deja la caja de cuchillas en el parapeto, entre los dos, y se da la vuelta para mirarla—. No me creo que haya una categoría para eso: gente a la que le gustan los finales felices y gente a la que le gustan los finales tristes. A todo el mundo le gusta un final feliz.

—Bueno, entonces déjame que te diga algo sobre los finales felices —dice ________ enfadada—. Te dije que hablé con mi hermano. Es verdad. Hablamos. Hablamos como no lo hacíamos desde que mis padres murieron. ¿Eso es para ti un final feliz? Porque, adivina, él aún no sabe nada de esto. —Señala la caja de cuchillas—. Aunque hablamos de todo lo demás, no pude explicarle esto. No se lo puedo explicar aún. Sería demasiado para él. Pero a lo mejor llegará un día en el que se lo cuente. Se lo contaré porque no seré capaz de mantener este secreto entre los dos, este muro. Se lo contaré porque habrá pasado suficiente tiempo del accidente y quizás él ya esté preparado para enfrentarse a algo así. ¿Te parece suficientemente feliz? ¿Te suena bien? Porque, ¿sabes qué? Da igual cuándo se lo diga, va a hacerle tanto daño... Será tan doloroso para él. Tal vez a mí me haga sentir un poco mejor, pero a él le va a hacer sentir mucho peor. ¿Y sabes qué más? A lo mejor no he perdido a mi hermano como creía que había ocurrido, pero mis padres están muertos. No importa cuánto hable con mi hermano, lo que le llegue a contar, nada cambiará ese hecho. ¿Eso es lo que tú entiendes por final feliz?...

—No. Claro que no. Pero ¿sabes qué? No puedes cambiar eso. —Le sube las mangas—. Pero esto sí.

________ se mira el brazo. Las heridas de este lado se han borrado bastante. Están más blancas que rojas y tienen un aspecto más bien... inocente, como si se las hubiera hecho rascándose con demasiada fuerza, o por estar en contacto con un gato demasiado travieso. Empieza a bajarse las mangas pero Andy la detiene. Se siente terriblemente expuesta, pero hay algo más: había olvidado lo bien que sienta el calor de los rayos de sol sobre la piel, y no quiere evitarlo.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora