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__________ recorre el pasillo que lleva al estudio preguntándose si la habitación donde sus padres pasaban la mayoría del tiempo, donde trabajaban, la dejará tan indiferente como todo lo demás. Pero, al abrir la puerta y observar las estanterías llenas de libros que van desde el suelo hasta el techo, y los dos escritorios inmensos con sus pares de sobremesa de piel, se da cuenta, una vez más, de que no siente nada.

Cruza la habitación hasta las estanterías y coge el Bulfinch. Luego, busca un par de segundos hasta dar con Tristes trópicos. Sabe que si Josh se llega a enterar de que ha regalado la copia de su padre, una primera edición en perfecto estado, la matará. Pero no cree que vaya a ser dentro de poco y, de todos modos, sabe que significará mucho para Andy. Desea con todas sus fuerzas regalarle algo especial.

__________ camina por el estudio un rato, mirando algunos libros con desgana. Hay una fina capa de polvo que lo cubre todo como si fuera arena. Piensa en lo curioso que resulta que ahora la casa parezca una excavación arqueológica. Se sienta en el escritorio y mira entre los papeles que hay sobre la sobremesa, con una especie de curiosidad por ver qué estaban haciendo sus padres el último día de sus vidas.

No hay nada especial, solamente algunas notas escritas en la letra casi ilegible de su padre, unas cuantas facturas y una nota a la asistenta en la enérgica caligrafía de su madre:

Melanie,

Muchas gracias por quedarte hasta tarde y ayudarme con la fiesta. No habría podido con todo sin tu ayuda. No te molestes en pasar la aspiradora hoy, pero cuando vayas a la tienda, ¿puedes asegurarte de comprar el zumo de naranja con calcio para __________! ¡Calcio, muy, muy importante para __________!

__________ coge la nota, piensa que quizá le gustaría tenerla en su escritorio, en casa de Josh. No tiene ningún recuerdo. No puede coger una foto, Josh se daría cuenta de algo así. No parece haber ningún otro escrito a mano que pueda ser más interesante, cualquier cosa así estaría en el ordenador de todos modos. Es un pequeño detalle, bastante falto de sentido, la verdad, pero le gustaría poder conservar ese trozo de papel con la letra de su madre.

Coge los libros y el papel y se va del estudio, parándose de camino al comedor para meterse la copia de Tristes trópicos en la bolsa.

-Oye, ¿qué estás leyendo? -le pregunta __________ a Andy que está sentado junto a la ventana pasando las páginas de un libro.

-Hablabas en serio cuando decías que tus padres tenían miles y miles de libros -dice señalando las estanterías del salón.

-Oscar Wilde. -__________ se sienta junto a él y mira el libro que tiene en la mano-. Es bastante divertido. Seguro que aquel profesor tuyo debió darte un montón de cosas de estas para leer.

-¿Y tú qué llevas ahí, aparte del Bulfinch? -le pregunta Andy mirando el trozo de papel que lleva __________ en la mano.

-Oh, no es más que una nota que escribió mi madre... Nada importante. -__________ se encoge de hombros-. Siento haberte hecho venir hasta aquí, era pedirte demasiado y no sé si te importaba mucho saltarte las clases y... bueno, tampoco he sacado nada en claro. Gracias por hacerlo de todos modos.

-No tienes que darme las gracias. -Andy le coge el papel de la mano-. Calcio, muy, muy importante para __________ -lee.

__________ no se da cuenta de que está llorando hasta que Andy le limpia las lágrimas con los dedos. Sabe que tenía razón sobre su hermano, que se necesita una fuerza increíble para afrontar este dolor tan terrible, y no sabe cómo puede soportarlo porque duele mucho, mucho más que la cuchilla. Y no sabe por qué, después de haber estado en el lugar donde sus padres perdieron la vida, después de volver a ver el lugar donde inició su ilícita relación con el destornillador, algo tan simple, tan trivial, pueda finalmente afectarla tanto.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora