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—Jinxx, ¿qué haces por aquí?

Andy se para un momento.

—He ido a pedir información sobre unos cursos.

Jinxx mira a _____ y a Andy varias veces.

—Oh, perdona. Te presento a _____. Va a nuestro instituto.

—¿Ah, sí? —Jinxx le sonríe—. ¿Eres nueva? No te había visto nunca antes.

—Sí, soy nueva —contesta _____. Observa al chico con atención. Parece que está siendo sincero, y se siente algo mejor. Posiblemente no destaque tanto como ella piensa.

—Podemos hablar si has pensado en matricularte aquí. Yo ya he mirado un par de posibilidades.

Andy le pasa a Jinxx una hoja llena de apuntes sobre cursos y números de referencia.

—Sí, la verdad es que debería matricularme en alguno de estos. — Jinxx le echa una ojeada al papel—. Pero por otra parte, me atrae la idea de no complicarme la vida el último año de instituto.

_____ ya no es el centro de atención, y suspira aliviada. Debería aprovechar para marcharse ahora que la situación es buena.

—Oye, yo me tengo que ir —susurra, esbozando una pequeña sonrisa.

—¡Claro! Jinxx, luego te llamo. —Para sorpresa de _____, Andy se despide de su amigo y continúa caminando a su lado—. Bueno, ¿adónde vas?

—A casa. —Aunque la llame así, _____ se da cuenta de que no es la palabra más adecuada. El apartamento de su hermano puede ser su casa actualmente, pero ella no la siente como su hogar. En absoluto.

—¿Quieres que paremos por el camino y tomemos un café? —le pregunta Andy.

No.

No quiere tomar ningún café. Quiere estar sola. Sin embargo, no puede evitar pensar que, en el pueblo, cualquiera de sus amigas estaría emocionada por que un chico como Andy le pidiera para salir. Se pregunta cómo se hubiera sentido si le hubiera hecho la misma propuesta, digamos, hace un año. ¿Se habría sentido halagada? ¿Le hubiera gustado la idea? ¿Le habría gustado él? ____ hace un esfuerzo por imaginar cómo hubiera actuado el invierno pasado. Pues claro que le hubiera gustado. ¿Y por qué no iba a gustarle? Es lindo y hasta lee libros. Una pena que la chica del año pasado haya muerto.

—Bueno, y ¿qué me dices? —El chico se cuelga la mochila del hombro derecho y esboza una sonrisa—. Hay un local genial unas cuantas calles más allá. El mejor capuccino que hayas probado nunca, y las pastas no están nada mal.

Primero un café, luego vendrá una película. Después unos cuantos paseos por el parque. ____ ya sabe cómo funcionan este tipo de cosas. Y más adelante vendrán los sentimientos. Solamente de pensar en ello se le pone la carne de gallina. Ella ya ha terminado con sus sentimientos. No quiere volver a sentir en lo que le queda de vida.

—No, gracias. —Incluso a ella le choca lo fría y seca que ha sonado la respuesta.

Perfecto. Andy se encoge de hombros. Parece un poco decepcionado.

La vida está llena de decepciones, Andy. ____ le da una patada a una piedra del camino.

—De acuerdo, otra vez será. —Pero por alguna razón, no se despide. Sigue caminando junto a ella.

¿Por qué no se marcha? _____ se impacienta. A lo mejor le gusta lo que oye. Quizás está buscando un desafío.

Por un momento se pregunta qué pensaría él si viera las marcas de heridas en sus brazos. ¿Sería eso suficiente reto para él? Nunca se las ha enseñado a nadie, y por supuesto, él no va a ser el primero. Pero, aun así, ¿cómo puede quitárselo de encima?

—¿Cómo es que estás viviendo con tu hermano? —le pregunta Andy—. ¿Es que tus padres se han tomado un año sabático? Porque me acuerdo que tu hermano comentó que eran especialistas en el mismo campo. —Vuelve a sonreír, totalmente ajeno al efecto que está teniendo sobre ella.

¿Será como Jinxx? ¿Verdaderamente no sabe nada de ella? ¿O es que está esperando a oír las palabras?

—No se han tomado un año sabático. —La voz de _____ suena con dureza. Para de andar, se gira y mira a Andy sin vacilar. Directamente a los ojos. Tan de cerca que puede ver su iris color azul como el mar o tal vez como el cielo. Tiene unos ojos bonitos, pero eso a ella difícilmente le puede importar ahora. Él le devuelve la mirada. Ya no sonríe, sino que la mira con la misma intensidad. Cualquiera que pasara ahora junto a ellos pensaría que son pareja. Deben hacer una bonita estampa allí de pie, mirándose fijamente bajo la bóveda que crean las frondosas copas de los árboles.

—Pero tus padres son profes, ¿no? —Él rompe el silencio—. Tu padre es antropólogo y tu madre arqueóloga. Porque una vez yo fui...

Están muertos. —_____ pronuncia las palabras con frialdad e indiferencia. Le gusta ver cómo se pone pálido Andy—. Muertos —repite para asegurarse de que le ha quedado claro—. Y yo los maté.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora