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Pero hay algo más, piensa _______ mientras Samantha se aparta para hacerle un sitio. Se pregunta si la invitación es tan inocente como parece. Todo el mundo sabe que ella es una chica diferente. Bueno, aparte de todo lo demás, es la nueva, y con eso basta para que hagan todo tipo de preguntas, incluso de las más inocentes. Sin embargo, _______ está convencida de despertar un interés bastante más siniestro, debe haber cientos de rumores circulando sobre ella. Seguro que hay gente que sabe que ha perdido a sus padres. Seguro que hay gente que sabe que ella ha matado a sus padres.

Por el momento nadie le ha preguntado nada directamente, pero está segura de que todos quieren saber su historia.

A _______ le resulta muy duro no sentir ansiedad cuando se sienta con ellas. Al hacerlo, es como si abriera una puerta. En cualquier momento, las preguntas que tanto teme pueden empezar. Así que, en lugar de relajarse y disfrutar del sol y de una inocente charla con otras chicas, espera, con tensión, lo que puede ocurrir.

—Si entro en primera opción, me tiño el pelo de rojo —comenta la morena que está sentada junto a ella.

—Perdona, pero no veo qué tiene que ver una cosa con la otra —contesta otra chica.

_______ la reconoce. Esta chica sí que es pelirroja. Es la que _______ estuvo mirando tan fijamente el otro día, justo antes de su batacazo en clase. Es la que tenía una herida en el brazo. La que _______ pensaba que podía ser una alma gemela—. Y de todos modos —prosigue la pelirroja—, ¿por qué quieres cambiarte de color?

—Bueno... —La morena se estira en la hierba y se cubre los ojos con una gorra—. Si entro en primera opción mis padres estarán tan contentos que no les importará si me tiño el pelo. Además, me gusta ese color. Deberías sentirte alagada.

—Es cierto, Jolie, es muy llamativo —dice Samantha.

—¿ Trajeron algo para comer? —pregunta la morena bajo la gorra de béisbol.

______ puede ver su nombre escrito en los libros de texto que hay junto a ella: Andrea.

—Tengo una chocolatina de ayer en alguna parte —contesta Jolie, y comienza a rebuscar en su mochila.

—Gracias, pero creo que paso —replica Andrea riendo—. ¿Y tú? Te llamas _______, ¿verdad? —Andrea levanta la gorra y asoma un ojo hacia ella—. Supongo que no tendrás nada más apetecible, ¿no?

—No, yo... nada —contesta _______ con voz entrecortada.

—¿Por qué no cortas el rollo y vas a por cruasanes? —Samantha mira el reloj.

—No tengo tiempo —contesta Jolie. Se vuelve hacia ______ para ver si tiene algo que decir al respecto.

_______ intenta sonreír, pero no le sale. Parece más bien que haga una mueca. Evita la mirada de Jolie y se pone a mirarse los zapatos.

—_______ —dice Samantha, mientras se abanica con una libreta—. ¿Qué clases haces?

Aparte de historia, quiero decir. —_______ y ella van juntas a clase de historia a cuarta hora.

—¡Oh! ¿Y a quién le importa? —se queja Andrea desde debajo de la gorra—. No te ofendas, _______, pero estoy hasta aquí del instituto —comenta haciendo un gesto con la mano por encima de la cabeza—. Tú no eres del último curso, ¿verdad? Este año solamente pienso en el instituto. ¿Qué voy a hacer el año que viene? ¿Qué actividad extracurricular debería hacer este último semestre para mejorar mi informe? Ya he tenido suficiente. ¿No podemos cotillear o algo así?

—Solamente intentaba dar conversación —replica Samantha amablemente, mientras le da un golpe a Andrea con el pie—. Solo intentaba ser educada, ya sabes, Andrea, saber algo de _______.

—Claro —asiente Andrea—. No pienses que no me interesas, ________. Me muero por saber cómo crees que quedaré de pelirroja.

Pero _______ se salva de tener que darle las gracias a la autentica pelirroja, Jolie.

—Vamos, Andrea, tú siempre estás dispuesta a hablar de este tipo de cosas. Ahora pasas de esto porque sabes que tu primera opción es una apuesta segura. Tienes el mejor promedio de toda la gente que conozco. — Jolie ha encontrado la chocolatina y le da un bocado—. No tienes nada de qué preocuparte.

—Pero eso no es lo único importante —protesta Andrea—. No soy ninguna eminencia en ninguna de mis primeras opciones. Actualmente no basta con las notas y la media.

—Andrea, Jolie tiene razón —replica Samantha—. Tu media es tan buena que todo lo demás da igual. Además, has hecho tantas actividades complementarias que es como si el Papa en persona hubiera venido a bendecir tu informe. Yo sí que tengo problemas. —Frunce el ceño mientras se recoge el pelo en una coleta—. O sea, no es solamente que mis notas no sean tan buenas sino, que ¿qué más he hecho yo?

—Quizá deberías repetir los exámenes —sugiere Andrea—.¿Y tú, _______? ¿Vas a hacer algún curso preparatorio este año?

—Valen mucho la pena —asiente Jolie.

________ sabe que debería decir algo. Cualquier cosa. Se siente mucho más incómoda ahí

sentada en silencio, pero ¿qué les puede decir? ¿Un curso de preparación para los exámenes preuniversitarios? Nada podría parecerle menos importante.

Por supuesto, si las cosas no hubieran cambiado tanto, ahora mismo estaría pensando en apuntarse a uno de esos cursos. Pero las cosas han cambiado. ¿La universidad? ¿Y por qué no la luna? Si se pone a pensar en lo que hará después del instituto, lo único que le preocupa es que Josh tendrá que poner la casa a la venta para poder pagar sus estudios.

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora