21

2.7K 247 1
                                    

_______ no le mira, solo intenta caminar lo más rápido posible. Ni siquiera le importa en qué dirección va.

—¡Hey! —Andy se levanta. Esta vez le pone la mano en el hombro para que se gire y le mire a la cara—. ¡Estás sangrando!

_______ no sabe qué decir. Se ha quedado helada.

—Eso tiene muy mala pinta. —Andy observa la camisa empapada de sangre, cómo la tela blanca se cubre de rojo.

Me parece que no lo ha entendido, piensa _______, aliviada. ¿Es posible que no relacione la sangre que le sale del brazo con la herida de la pierna de ayer?

Si pudiera pensar en alguna excusa creíble para justificar las heridas. Si no estuvieran en un lugar tan revelador. No había sido difícil disimular con el corte de la pierna.

Claro, si hubiera pensado en otra excusa, una caída, un accidente, cualquier cosa que no fuera afeitarse porque... en fin, con las piernas puede pasar, pero... nadie se afeita los brazos. ¿Qué explicación tendría para las heridas de los brazos?

Andy está cada vez más desconcertado cuando mira la sangre. Levanta la mirada hacia _______ con una mirada inquisitiva.

Vaya, una lástima, piensa _______ . No piensa responder. Aparta la mano sin pensar en el dolor. Por desgracia, al hacer eso, la bolsa se le cae de las manos al suelo y todo el contenido se desparrama por el suelo.

—¡No! —grita _______ mientras Andy se agacha para ayudarla a recoger las cosas. ¿Por qué tiene que ser tan educado? Piensa en empujarlo, zarandearlo o incluso algo tan bestia como darle una patada en la espinilla, cualquier cosa con tal de apartarlo de sus cosas, solo para asegurarse que está bien lejos de su cargamento.

_______ le embiste para recuperar su tesoro, pero es demasiado tarde. Andy ha llegado primero. Tiene unas cuchillas en la mano. Se levanta y se las devuelve, junto con un par de bolígrafos, una goma y el resto de sus pertenencias.

_______ no se lo puede creer. Las ha encontrado y aún así no lo pilla. No encuentra ninguna conexión entre la sangre que le sale del brazo y la cuchilla sucia que le acaba de pasar.

Se siente tan aliviada que no puede evitarlo y se echa a reír. Andy parece confuso unos instantes: al fin y al cabo, no es divertido que se le haya caído la bolsa. Pero él es un chico comprensivo. Su cara dibuja poco a poco una sonrisa y estalla en una carcajada.

_______ piensa en la pinta que deben hacer: como una joven pareja de enamorados.

Eso la hace reír incluso más. ¿Quién podría imaginar al verles que ella ríe porque él no comprende el significado de lo que tiene entre las manos?

—Eh —dice Andy de repente—. Yo uso la misma marca. —Se queda mirando las cuchillas y para de reír. _______ se da cuenta de que debería haberse ido corriendo, de que lo ha subestimado, de que él, finalmente, la ha pillado... Su mente funciona a toda velocidad, pero no se le ocurre nada que decir, no logra encontrar la manera de garantizar que el no se vaya de la boca.

—Eh —exclama Andy una vez más. Le sube la manga y le mira el brazo. _______ se pone roja como un tomate. No podría sentir más vergüenza ni estando desnuda y con él mirándole los pechos. Puede sentir sus ojos, como se llenan de la terrible visión de las cicatrices viejas que se confunden con las nuevas, la sangre que se extiende por su brazo, las heridas mal curadas.

Levanta los ojos y la mira a la cara con una expresión entre susto y repulsión. _______ le devuelve la mirada. Andy, al igual que ella, no dice ni una palabra. Y no hay ni que planteárselo. Simplemente no hay nada que decir. _______ deja caer el brazo. Lo peor ya ha pasado. Quizás ahora la deje marcharse. Después de todo ¿qué puede hacer él?

Pero al volverlo a mirar, _______ ve cómo ese terror que hay en los ojos de Andy se convierte en determinación. Se da cuenta de que, efectivamente, hay una cosa que él puede hacer, que tiene toda la intención de hacer, algo tan terrible que a _______ le flaquean las piernas solo de pensarlo.

Puede explicárselo a Josh.

Andy se gira repentinamente y echa a correr a través del césped. _______, sin dudarlo, se lanza tras él. Pero él es rápido, mucho más de lo que ella pueda llegar a ser. Cruza la entrada de la universidad, sube la escalera corriendo. En cuestión de segundos llegará al edificio de antropología, y ella aún no lo ha alcanzado.

_______ quiere pegarle un grito para hacerle parar, pero tiene miedo de atraer sobre ellos más atención todavía. La gente ya ha empezado a girarse para mirarlos.

En cualquier caso, se ha quedado sin aliento y además ¿de qué serviría gritar? Gotas de sudor le atraviesan la espalda, y el corazón le late con tal fuerza que realmente teme que le pueda estallar, pero eso no es nada, nada, en comparación con la desesperación que la invade al pensar en lo que está a punto de ocurrir. No puede permitir que Andy acabe con su secreto. No puede permitir que él le quite la única cosa que le ofrece algo de consuelo.

Un grupo de estudiantes sale del edificio de antropología cuando él está llegando a la entrada. Están hablando y riendo y bloquean la entrada. _______ no puede creerse la suerte que está teniendo. Andy se queda parado frente a la puerta, no puede hacer nada aparte de esperar a que se muevan.

Cuando los estudiantes finalmente despejan la entrada _______ consigue alcanzarle.

Andy abre la puerta pero ella le está pisando los talones. El sube la escalera de dos en dos. _______ se lanza tras él, extendiendo los brazos frenéticamente decidida a alcanzarle, a detenerle, a evitar como sea que logre su objetivo.

_______ consigue agarrarlo de la camisa. Estira, pero él es más fuerte y ella le suelta temiendo romper la tela. En ese momento, él se da la vuelta. A lo mejor está sorprendido de lo fácilmente que ella ha abandonado, o quizá le sorprenda lo absurdo, lo enfermizo que resulta que una persona que no tiene ningún problema en mutilar su propio cuerpo no sea capaz de destruir una camisa. Se quedan quietos en la escalera, respirando aceleradamente, sin decirse nada, midiéndose las fuerzas. Entonces, Andy vuelve a darse la vuelta. Esta vez _______ es suficientemente rápida como para agarrarle la mano pero, aunque ella estira con todas las fuerzas, él logra avanzar. Con la otra mano, _______ se aferra a la barandilla y sus pies se enganchan al suelo como si fueran de plomo pero es inútil: él no da su brazo a torcer y lo único que ella puede hacer es caminar con él.

Cuando llegan al cuarto piso, todavía van tomados de la mano. Andy se para un instante frente a la puerta de la oficina de Josh. Mira a _______ en silencio.

—Por favor, no le digas nada —le ruega _______, al sentir como él duda—. Por favor.

Pero no le da tiempo de suplicar más porque, incluso antes de que Andy pueda llamar a la puerta, esta se abre mostrando a Josh tras ella...

La chica de la sonrisa rota. [Andy Biersack y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora