CIELO ROJO

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Para cuando desperté no me podía mover había algo que me impedía hacerlo, no comprendía lo que pasaba y no veía nada, todo estaba oscuro y moría de frio, era como si estuviera desnuda

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Para cuando desperté no me podía mover había algo que me impedía hacerlo, no comprendía lo que pasaba y no veía nada, todo estaba oscuro y moría de frio, era como si estuviera desnuda. Entonces empecé a recordar lo que había sucedido, enserio lamentaba lo del esposo de Polixo, yo estaba consciente de todas aquellas personas que habían muerto por mi culpa, Polixo tenía tanta razón en decir que yo estaba maldita; tal vez ya era hora de que alguien me parara y pagara por todo lo que yo había ocasionado.

Fue en ese instante cuando sentí que era mi hora, el frio era insoportable y creí que estaba en lo cierto cuando de la oscuridad en la que estaba apareció una luz que se acercaba poco a poco hacia mí, tal vez era un enviado de Hades que venía por mí.

—Si crees que has sufrido lo suficiente te equivocas –Dijo la vos de una mujer, la luz que ahora estaba frente a mis ojos me dejaba ver quién era, y comprendí que era la vos de Polixo.

—Si quieres matarme hazlo- le dije resignada.

—te haría un favor matándote y yo quiero que sufras más –me dijo mientras sacaba de un bulto rojo una caja y un libro, al momento que puso su antorcha sobre la pared me di cuenta que estábamos dentro de una cueva donde había esqueletos encadenados, ella empezó a prender varios candelabros que estaban alrededor de una mesa de piedra donde me encontraba encadenada y desnuda en forma de cruz.

— ¡¿Qué es lo que planeas hacer?!—pregunté con un ataque de nervios.

—Voy a hacer que pagues el sustento de mi familia y también el de los hijos de mis hijos – respondió sin vacilar.

Fue cuando saco de la misteriosa caja cuatro brazaletes de Oro y junto con ellos un collar del mismo y me los puso, un brazalete en cada muñeca y en cada pie y el collar donde corresponde. Yo no comprendía que era lo que ella quería hacer, ¿para qué me había puesto estas piezas de Oro?; Y entonces abrió el libro que venía en el bulto y lo puso en otra pequeña mesa de piedra que había enfrente de donde yo me encontraba.

— ¡Créeme ahora es cuando vas a saber cuánto sufrió mi amado esposo!—Después empezó a leer en voz alta las terroríficas palabras de aquel libro, palabras que no conocía, parecía que empezaba a hablar en otro idioma.

Entonces los brazaletes y el collar empezaron a arder sobre mi piel, parecía que los había tomado del fuego, para cuando levante la cara me percate que mi piel estaba absorbiendo las piezas de oro.

— ¡Polixo! ¡Detente! ¡Te lo suplico! ¡Por favor!— Al parecer no escuchaba ninguna de mis suplicas, sus ojos estaban en blanco, si mi cabello era castaño ahora por una extraña razón era color de la sangre, Era obvio que moriría aquí, no sabía qué era lo que Polixo me estaba haciendo, mi vista empezó a nublarse y entonces caí en un sueño profundo.

En un instante estaba frente a un inmenso paraíso, el cielo estaba coloreado por un rojo destellante, era una de las cosas más hermosas que había visto, ahora yo no sentía ninguna especie de dolor, me sentía invencible en ese lugar; tal vez flotaba tal vez no, sentía que mi respiración no era necesaria. Podía mirar el sol sin que me quemara la vista, veía su forma y su color exquisito, todo el lugar olía a flores tal vez eran las flores de mi funeral.

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