--CAPÍTULO FINAL--

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— ¿Estas completamente segura Artemisa?—le pregunto mientras las dos paseamos por los jardines del Liceo, han pasado tres días después de que regresamos a las almas al Limbo y ahora todo ha regresado a la normalidad

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— ¿Estas completamente segura Artemisa?—le pregunto mientras las dos paseamos por los jardines del Liceo, han pasado tres días después de que regresamos a las almas al Limbo y ahora todo ha regresado a la normalidad.—Debe ser algo muy complicado de decidir...—ella alisa su uniforme azul igual al mío y me sonríe divertida.

—Desde el momento en el que bajé del Olimpo lo había considerado, dejar de ser una diosa no es fácil, en verdad... no lo será, pero he convivido estos días con mortales, he vivido pura y naturalmente en la tierra que me he enamorado de todo lo que me rodea... que tengo que amo a los mortales... —en ese preciso momento del ultimo collar que tengo con la lagrima convertida en diamante que me regaló en el Olimpo se desprende una luz cegadora y entra con fuerza al pecho de Artemisa, ella de nuevo comienza a dejar pétalos de rosa blanca a cada paso que da y su piel vuelve a irradiar su belleza divina, de inmediato ella me mira decepcionada.

—Lo siento mucho, esto no está en mi manos... pero; querida hermana... el tener tu fe no cambia tus deseos, como Ares, Atenea, Apolo y Eros... tu puedes ayudar a los humanos que amas con tus dones, claro que... si tú lo deseas yo respetaré tu decisión y retiraré tu poder divino...—le explico mientras ella mira el cielo intentando tener una respuesta y pregunta al Dios creador.

— ¿Esto es lo que quieres para mí? ¿Quieres que te siga sirviendo? ¡He hecho por Eones y sin duda lo haría si tu así lo quieres¡ Sacrificaré mi felicidad por esto... porque solo tú sabes lo que es justo y verdadero.—tomo su mano y ella baja la mirada, las dos cerramos los ojos e intentamos buscar la presencia del Dios creador para oír su respuesta, a mí ya no me cuesta trabajo rastrear presencias, ahora es automático y es como si pudiera ver el universo a cerrar los ojos y viajar por la estrellas. Entonces Él le da una respuesta clara y concisa con una hermosa voz etérea que ambas escuchamos.

—Sé libre.

Y como por arte de magia la energía de Artemisa vuelve a salir de su cuerpo y regresa a mi collar, ella me mira con la sonrisa más grande del mundo y me abraza con gran fuerza, sin embargo me guardo el otro mensaje que el Dios creador solo me dijo a mí. Artemisa brinca como una adolescente y me suelta.

—Tengo que contárselo a mis amigos... ¡te veré después!—Sonrío y siento una presencia de tras de mí, sin duda es la de Alvida que intenta asustarme, cuando me giro ella se decepciona.

— ¡Es injusto! ¿Por lo menos puedes fingir que te asusté un poco?—feliz me acerco a ella y cruzamos los brazos para seguir paseando por los jardines.

— ¡Oh, no puede ser!—Miro al suelo buscando algo que se me ha caído y ella también mira instintivamente. — ¡Oh no! ¡Creo que se me ha caído el corazón con el susto que me diste!— ella deja de buscar y me mira mientras se ataca de la risa, sus carcajadas resuenan en todo el patio.

— ¡Ja! Bueno... sin duda tu sentido del humor es mucho mejor... —su mirada se transforma a una más picara y miro a otro lado. —Será que Anubis tiene algo que ver en ello...—me da empujoncitos con su cadera mientras caminamos y nos reímos.

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