BAJO EL SOL DEL RÍO NILO

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Anubis y yo caminamos de tras de Zadquiel como dos niños regañados, varios alumnos nos miran como si fuéramos la mayor controversia desde que han estado en el Liceo

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Anubis y yo caminamos de tras de Zadquiel como dos niños regañados, varios alumnos nos miran como si fuéramos la mayor controversia desde que han estado en el Liceo. Él y yo intercambiamos miradas, Anubis me tranquiliza guiñándome un ojo y llegamos frente a la puerta del director.

—Por favor pasen, los está esperando. —intento buscar un poco de compasión en la cara de Zadquiel quien nos da el paso y el solamente me mira y se gira.

Cuando entramos observamos la hermosa oficina llena de libros y un enorme escritorio hecho de roble blanco, nada aquí parece la personalidad del niño que está sentado de tras de la gran silla del jefe.

—Buenos días señorita Helena, no pensé tenerla en mi oficina tan pronto, tampoco a usted señor Anubis.—Nos saludó Miguel Ángel sin mirarnos quien firmaba unos documentos que le iba cambiando Satya, después alzó la mirada unos segundos y firmó uno ultimo para después entregárselos a su eterna asistente y ella salió. —Pero por favor, no se queden parados, tomen asiento. —Anubis y yo nos miramos y nos sentamos en las dos sillas que están en frente.

— ¿En qué le podemos servir señor director? — pregunto un poco nerviosa y él se para para ver por su ventana con la manos de tras de la espalda, sin mirarnos continua.

—Exactamente hace tres horas salió el primer grupo matutino para clase combate, veinte humanos hacían calentamiento en los jardines hasta que una de las humanas, exactamente Mirella Mendez; pegó un aterrador grito que hizo que todos la buscaran y se percataran de que se había desmayado al ver el cadáver de un Espíritu atormentado del inframundo, ¿le gustaría explicarme señor Anubis? — le pregunta mirándole directamente esta vez y Anubis asiente.

—Claro, sin problema, el día de ayer por la noche decidí cambiar a mi forma de chacal ya que sinceramente no me acostumbro a mi cuerpo humano, así que bajé y me dirigí al jardín, hasta que me llegó a la nariz el perfume de Helena, me extrañó que ella estuviera el jardín a esa hora, así que fui y la encontré huyendo del espíritu atormentado, que por cierto estaba ahí solamente para matarla, me lancé contra él, luchamos y lo maté, eso fue lo que ocurrió.

— ¿Qué hacía en el jardín a esas horas de la noche, señorita Helena?

—Yo... yo solo quería respirar, fui inconsciente; esto no volverá a ocurrir. —respondo avergonzada y Miguel Ángel comienza a reír.

—No los estoy regañando, lo único que debieron hacer es avisarme cuanto antes del Espíritu atormentado, en vez de darse besos en el techo del Liceo. —Yo me sonrojo al instante y Anubis sonríe negando al cielo.

—Yo quería hablarle sobre...

— ¿Polixo?— contesta a completando mis palabras y asiento. —Señorita Helena, yo lo sé todo, no hay necesidad de contarme absolutamente nada, sé que la siguen los descendientes de esa mujer, y le diré algo, a partir de este momento usted ya no tiene nada que ver con Polixo, diga lo que ella diga usted está bajo mi protección y la protección de mi padre, si esa mujer quiere vengarse de usted tendrá que enfrentarse a mí, pero... solo hay algo que me preocupa, si ella se está aprovechando de que los dioses están aquí y de que sus hogares están siendo destruidos... no quiero pensar ni alarmarlos por lo que podría ocurrir. Por ahora quiero que se concentren, ambos, por el señor Anubis no me preocupo, él tiene muy bien manejada su omnipresencia, pero usted señorita helena no tiene una tarea fácil, así que olvídese de Polixo, si requiero su ayuda se la pediré encantado, pero ahora no.

—Director, yo quería hablarle de algo...— suelta Anubis y Miguel Ángel se sienta de nuevo, lo mira y después me mira a mí sonriendo también, pero sin decir nada.

—Lo escucho.

—Usted está al corriente de la responsabilidad que tengo para con Helena, ya que hablé de esto con usted al llegar, — le escucho hablar sobre mí y no puedo creer que hablara con Miguel Ángel de esto, el director asiente serio y lo deja continuar.— para serle totalmente honesto, ella me atrae, mucho de hecho; y nuestro vinculo solo empeora la situación ya que como usted sabe, puedo escuchar todo lo que ella piensa, sé que a ella también le gusto y nuestras muestras de cariño ayer por la noche sobre su Liceo dejaron muy clara nuestra situación.—Mis manos estás heladas por escuchar lo que Anubis le está contando a Miguel Ángel, yo carraspeo para llamar su atención pero él continua hablando como si de una pedida de mano se tratara.

—Sí, estoy de acuerdo con ello señor Anubis, ¿Cuál es su intención?

—Mi intención es decirle a usted que Helena y yo queremos hacer formal nuestra relación, —suelta de golpe y giro mi cabeza impactada por lo que dice.

— ¿Anubis? ¿Qué estás diciendo? — pregunto un poco apenada mientras Miguel Ángel nos mira sonriendo divertido.

—Pues eso, es muy incómodo que todo el Liceo nos mire como si un dios Egipcio y una hija de Zeus, no pudieran estar juntos, quiero por lo menos tomarme la libertad de poder tomarte de la mano...—me dice casi desesperado y Miguel Ángel carraspea.

—Señor Anubis, le agradezco por venir hasta aquí para informarme de su formalidad, no tengo ningún inconveniente en dejar que estén juntos... ¡siempre y cuando...! No interfiera en sus tareas de Finales de sangre, por otro lado estoy feliz de que usted sea el protector de la Señorita Helena, sin duda será un gran apoyo cuando ella este fuera del Liceo, por favor si ocurriese otro percance como con el Espíritu atormentado, primero háganmelo saber. ¿Bien? Y por su seguridad, no vuelvan a escalar el techo de Liceo, para eso hay un fin de semana libre donde pueden pedir permiso e ir a una cita normal, como cualquier pareja de mortales. — Nos dice en tono serio y regresa Satya con más documentos que firmar. —Eso es todo, muchas gracias y felicidades por su relación, son una extraña pareja, pero ya que están en el Liceo Immortalia, todo es posible.

Anubis y yo salimos y suelto todo el aire que retuve por la extraña conversación.

— ¿Formalizar nuestra relación, Anubis? ¿En serio? —le cuestiono en cuanto cerramos la puerta y él se gira hacía mí.

—No le veo nada de malo, me gustas, te gusto... nos gustamos, nos besamos... te tengo que cuidar por siempre, y yo quiero estar a tu lado, no es crimen.

—Yo... yo no sé cómo es una relación "normal" solo he tenido una y ya sabes cómo terminó, no tengo ni idea de cómo hacerlo, no lo tomes a mal, es cierto que me gustas, y mucho pero...

—Pero no hay un tipo de relación perfecta, nosotros podemos crear una forma nueva, si pudiera llevarte a mi época en Egipto, sin duda te tomaría de la mano y daríamos un paseo por el Rio Nilo, yo... nunca he tenido un templo como otros dioses, en mi cultura me consideran malvado y putrefacto por mi trabajo en la Necrópolis, pero créeme, puedo buscar una forma de demostrarte que a pesar de ser un Chacal yo puedo hacerte feliz como humano, solo... dame una oportunidad.

 dame una oportunidad

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