LLUVIA PARA EL ALMA

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Perdida en un éxtasis escucho otra voz pero esta vez es una voz femenina, la oigo lejana y no la entiendo

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Perdida en un éxtasis escucho otra voz pero esta vez es una voz femenina, la oigo lejana y no la entiendo... <<Mi niña... hay gente que te necesita con vida, yo te necesito conmigo, ya te perdí una vez, no me hagas pasar esto de nuevo>>, me dice la voz en mi cabeza y como si fuera vitamina inyectada logro salir del trance, miro a Paris y lo empujo para que no me haga nada, aún hay miles de voces en mi cabeza que me irritan.

—Lo siento Paris, pero debes saber que en su momento te amé, por ti soy libre y ahora tengo un propósito, también estoy enamorada de un dios que es maravilloso, cualquiera diría que es salvaje y cruel, pero yo lo conozco y la dulzura corre por sus venas, pero tu... debes descansar en paz. — le explico cansada sin poder respirar bien y él me sonríe triste para después desaparecer.

Sin poder estar más tiempo de pie me dejo caer al suelo, las voces hacen que una migraña terrible me domine, todas hablan al mismo tiempo y no logro comprender ninguna... me acuesto mientras el fuego a mi alrededor continua y la voz de Aquiles se hace eco sobre las demás <<Concéntrate, las voces quieren comunicarse porque tienes energía de Zeus, todas te quieren pedir cosas como divinidad, cierra tus ojos y dime... ¿Qué es lo que te gusta de Eros?>>, me pregunta e intento responder pero el dolor de cabeza me duerme la boca, así que en mi mente recreo la cara angelical de Eros cuando le conocí e inconscientemente me rio.

—Es o...ocurrente... —respondo llena de escalofríos y entonces ocurre algo, de todas la voces que oigo entiendo algunas...<<oh mi señor Zeus, mi hijo está muriendo... por favor, sálvale>>, de inmediato entiendo otras... <<Oh inquebrantable Zeus, ¡si me ayudas a salir de esta tormenta vivo te juro que seré un buen hombre!>>, al mismo tiempo en el que los escucho puedo recibir una especie de señal de donde están, pero al abrir los ojos veo a a miles personas a mi alrededor, unas tantas visten el uniforme del ejército de Agamenón, otros son civiles pero sin duda todos están llenos de sangre.

— ¡Tú nos mataste! —Me grita una mujer y me escupe la cara al verme tirada... —ojalá te pudras en lo más recóndito del infierno... —ella se va y varios espíritus de niños se acercan tirándome piedras, las intento esquivar pero cuando una me da en la ceja de inmediato comienzo a sangrar convirtiendo tierra y demás rocas en oro. Y así como ellos cientos de personas me dicen lo despreciable que soy, la basura que siempre he sido, lo maldita que fui desde que nací y hasta la forma en la que quieren que muera, entre ello y las voces que de nuevo me atormentan escucho la voz de Anubis <<Mi diosa, sé que eres fuerte, al pensar en Eros tus pensamientos se aclararon, piensa ahora en toda tu familia, en las personas que amas, la clave es darte cuanta de como tú al existir cambiaste la vida de ellos...>>, Me hace saber y abro los ojos, lo que me dice me hace darme cuenta de todo lo que he logrado, así que me siento y despacio un tambaleándome me pongo de pie.

— ¡Sí... tomé una decisión que acabó con ustedes! ¡Pero las decisiones de los dioses no se deben cuestionar! Afrodita me prometió a Paris porque sabía que esto tenía que pasar, todos aquí pagamos un precio muy alto, ustedes lo pagaron con la muerte y no estoy orgullosa de eso, sin embargo yo jamás he tenido una vida propia, no sé lo que es tener una vida mortal... siempre estuve muy lejos de saber lo que era, pero hoy les digo... ¡Los dioses han hecho muchas cosas por... por ustedes! ¡Y con la muerte de todos ustedes se pagó un precio muy alto, la sangre que corrió por esta ciudad vale un millón de veces más que la mía! Por ustedes los dioses ahora tienen fe en la humanidad ¡ellos siempre les cumplen sus caprichos! ¿Y ustedes no pueden hacer algo por ellos? Ustedes murieron para darle una mejor vida a otros miles de millones, pero yo les prometo que su muerte no será olvidada ¡Yo Helena, hija de Zeus y Leda les concederé un descanso eterno! —les grito esta vez segura de mi misma, observo como todos los que me humillaban ahora me escuchan y siento el poder de Zeus subir por todo mi cuerpo, de repente me siento poderosa, siento que tengo muchas cosas que podría hacer con este poder y ahora lo deseo, ya no escucho las voces que me atormentan y al mirar la palma de mi mano me concentro y con tan solo pensarlo materializo el rayo de Zeus que ahora puedo manipular sin problema alguno, al levantar la mirada todos me miran anonadados pues mi cuerpo está cubierto de un aura blanca cubierta de electricidad, floto unos centímetros del piso y cansada por el extremo calor que emana Troya, elevo el rayo de Zeus al cielo llamando a una increíble tormenta haciendo llover al instante, ahora el agua que cae apaga el fuego que consume a la ciudad, todos los espíritus que estaban a mi alrededor comienzan a sonreírse entre sí, al mirar la ciudad apagada desaparecen haciéndose uno con el viento.

Me concentro y el rayo entra por mis venas de nuevo, la lluvia que sigue cayendo calma un poco el dolor de cabeza que todas las voces me habían causado, sonrío con la sensación y a mi alrededor un humo comienza a aclarar todo, ahora veo que sigo en el salón donde está Anubis y Aquiles, en cuanto caigo en cuenta de lo que ocurre a mi alrededor Anubis llega a mi lado y me abraza con fuerza.

—Mi diosa... perdóname, sabes que soy incapaz de hacerte daño y casi mueres por mi culpa. — me dice enojado consigo mismo y levanto la cabeza para verle, sus ojos reflejan tristeza y están llenos de preocupación.

—Anubis... lo hice, controlo la energía de Zeus, me siento diferente es como si pudiera hacer casi cualquier cosa, es decir con el don de Thot podía cuando mis ojos cambian de color, pero ahora me siento viva, es como si acabara de nacer... —él sonríe al ver mi entusiasmo y me abraza de nuevo. —Te juro que no sé qué ocurrió cuando Paris apareció....

—Shhhh, no digas nada mi amor, yo leía tu mente todo el tiempo, confió en ti con los ojos cerrados, jamás pensé lo contrario, él se aprovechó de tu debilidad mental.

—Por cierto... cuando Paris estaba punto de matarme escuché la voz de una mujer, era extraño era como si la conociera... —y entonces esa misma voz me interrumpe pero ahora la escucho de tras de mí.

—Bueno... me conociste cuando aún eras una bebé...— me giro y observo a la bellísima mujer que me mira, cabello castaño largo, ojos redondos y castaños, piel blanca resplandeciente y una nariz respingona que la hace parecer una mujer demasiado dulce.—no tienes ni idea de cuan orgullosa estoy de ti, cuando te separaron de mi a nacer pensé que no sobrevivirías sin mi cuidado, pero mírate, ahora eres hermosa, eres increíble y has logrado controlar los dones de tu padre, sin duda alguna estoy llena de emoción por ser tu madre. —mi corazón se oprime y mi garganta se cierra, mis ojos se llenan de lágrimas y los de ella también.

— ¿mamá?

—Sí mi niña, aquí estoy...— ella extiende sus brazos y no dudo ni un instante en abrazarla. 

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