¿Será posible que uno de los personajes mas odiados en la historia tenga un final feliz?
Es lo que intenta averiguar Helena después de todos los acontecimientos que la sentenciaron en Troya. Superando la maldición de convertir en Oro cualquier cos...
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— ¿Qué?— pregunta Zeus indignado.
—Sí, ¿Qué? —pregunto también sin poder creerlo.
—Ya me escucharon, sé perfectamente lo que quiero.
—Sí pero eso tenías que preguntármelo a mí, no a mi padre...
— ¿Para que preguntarte si sé que dirás que sí? No me juzgues por ello, tu padre tampoco le preguntó a su actual esposa, ¡peor aún! Es su hermana y la engañó para casarse con ella. —Los dos miramos a Zeus y él levanta las manos para rendirse.
—Oye... claro que le pregunté, que ella me rechazara varias veces es muy diferente, ¡y claro que no te doy mi bendición para casarte con mi hija! Acepto que quieras la paz mundial entre dioses, pero mi hija es otra historia. —suelta Zeus decidido y cuando me mira se da cuenta que lo observo enojada por lo que acaba de decir, baja los brazos y me sonríe. —Claro... a menos que ella quiera ser tu esposa. — le sonrío de inmediato miro a mi Dios Chacal quien espera mi respuesta.
—Anubis sé que anhelas desposarme, pero tú mismo puedes ver que soy un imán de problemas, desde antes de Troya nací en líos, y hoy en día no es la excepción, ¿estás seguro de querer formalizar esto? —le pregunto un tanto nerviosa y él me rodea con sus brazos.
—Mi diosa, eres perfecta tal como eres, tú no eres ningún problema, eres fuerte y siempre buscas formas de ayudar a los que te rodean, no era tu deber devolverle la fe a tus hermanos y lo hiciste, le devolviste la vida a esas almas perdidas ¿no crees que ya es momento de que seas feliz?
—Sé que te amo... pero es injusto para ti y sí mi divinización no funciona no quiero que termines herido, puede que no tengas un futuro conmigo, ¿casarme para que me veas morir?
—Pero también puede funcionar... —dice una voz grave y me giro a la puerta del departamento veo que es Ares y con él está Apolo, Eros, Atenea y Hefesto.
— ¿Pero qué hacen aquí? ¿No deberían estar ejerciendo sus dones divinos? — les pregunto extrañada de sus presencias.
—Sí pero a ti te debemos tener nuestra vida y nuestra fe de nuevo... —me dice Atenea dando un paso en frente. —Así que hermana... no nos importa ocupar tiempo para ti, por cierto... bienvenido padre. —Zeus la saluda con un gesto y Ares camina en mi dirección.
—Hermosa... hermosa... Helena, todos nosotros conocemos a nuestro padre a la perfección, cada uno te enseñará como manipular sus poderes, yo me encargaré de mostrarte como ejercerlos en batalla.
—Yo me encargaré de darte la teoría, pero claro que te mostraré trucos únicos que suban tu nivel de conciencia. —Dice Atenea y me sonríe, entonces miro a Apolo quien está un poco serio, es cierto que no había tenido la oportunidad de hablar con él.
—Yo Apolo te mostraré los poderes telepáticos que nuestro padre usa para escuchar a la humanidad. —logra decirme con una sonrisa normal y yo asiento.
