LA RECETA DEL AMOR

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Por primera vez en el mundo de los mortales no tengo ganas de pararme de la cama, no si tengo que lidiar con dos de los dioses más importantes en mi vida y el cadáver de mi padre

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Por primera vez en el mundo de los mortales no tengo ganas de pararme de la cama, no si tengo que lidiar con dos de los dioses más importantes en mi vida y el cadáver de mi padre. Miro a cuestas la luz de la mañana que aún se mira tenue, las seis de la mañana... no tengo sueño pero tampoco muero de ganas por empezar el día.

— ¿Ya sin... sueño, Halley?— me pregunta Eros estirándose en su cama y se sienta con el cabello revuelto, se mira adorable. —Creo saber que te acongoja.

—Calla, te dije que alejaras esas flechas tuyas pero no... el niño quería que perdiera mi emoción por la vida. —ella ríe y se para para meterse en mi cama, ya a un lado de mi me mira recostada en la almohada de al lado.

—Si el amor no tuviera sus altibajos sería muy aburrido ¿no crees? Para ello existe el perdón, la compasión y la paciencia... esto es como una receta de comida, para que quede de maravilla debe llevar todos esos ingredientes, si la sopa te queda salada puedes agregar más agua, si él te hirió... siempre puede pedirte perdón, algo así como cuando al té le falta sabor, no por resignación te lo tomas amargo; solo debes estirar tu mano y ponerle una de azúcar, no te compliques ahora que sabes a quien amas.— ella me sonríe de una manera tan dulce y con un dedo me toca la nariz.

—entonces... ¿Qué me recomiendas hacer? Tú eres la diosa del amor.

—Una mujer común esperaría que él llegara hasta ella para que él rogara su amor, pero valóralo, se puso celoso... es la primera vez que tiene un vínculo con alguien y aparece el que fue importante para ti, fue un poco grosero pero fue por que perdió los estribos... ¿Qué se puede esperar de un chacal? Anubis está enamorado de ti, está celoso y lo admite, ¿en realidad quieres que te pida disculpas por querer que solo seas de él? Cualquier mujer amaría a un dios como él.

—Me cuesta trabajo aceptar que lo amo, es decir... él lo sabe, pero... me avergüenzo por dentro cada vez que se lo digo, me siento como una niña con su primer amor, cuando ya tengo casi dos mil cuatrocientos años.

—Si te hace sentir joven, bello y amada... ve en este momento y bésalo.

— ¿A sí nada más?

—Soy la diosa del amor, ¿dudas de mis capacidades?

—No, jamás dudaría de ti. Por cierto... te tengo un obsequio. —le digo emocionada y me pongo de pie, abro mi cajón y saco la semilla seca que tomé de su árbol de bebés, ella estira su mano y se la entrego. —Cuando estaba en tu jardín después de que te fuiste... yo vi ese árbol, así que tomé esa semilla para recordarlo, era hermoso. —Eros lo mira y comienza a llorar, sus lágrimas son rosas... sin duda un poco que contrasta con la blancura de su piel.

—Helena... este es el mejor regalo que jamás nadie me ha dado, ¿no te das cuenta de lo que significa?—la miro sin saber a qué se refiere y me siento a su lado. —Como diosa del amor podía enviar el amor al mundo desde mi jardín, "El árbol de los que aún no nacen" era único porque con él llenaba de amor el futuro de cada niño en el mundo mortal, una vez que el olimpo desapareció todo mi jardín murió, miles de niños nacieron con amor al azar, significa que muchos sufrieron sin mi bendición, y con esta semilla puedo volver a empezar el jardín, si tiene tierra del que era mi templo... tiene la esencia de todo los árboles que tenía, ¿lo entiendes? ¡Mi jardín entero brotará solo con esta semilla!

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