MI DESEO AL TRIPLE

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Podía ver que Anubis estaba lleno de deseo al igual que yo, era un hombre muy guapo, alto, moreno, ojos grises, cuerpo musculoso y una porte que volvía loca a cualquier mujer humana, sin duda había elegido el cuerpo perfecto

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Podía ver que Anubis estaba lleno de deseo al igual que yo, era un hombre muy guapo, alto, moreno, ojos grises, cuerpo musculoso y una porte que volvía loca a cualquier mujer humana, sin duda había elegido el cuerpo perfecto. Mientras andaba en gatas a su dirección lo hacía lento, con movimientos calculados casi gatunos, él por el contrario me miraba estupefacto, le vi apretar los puños, se encontraba ansioso, y claro que yo también después de todo él sería el primer "hombre" con el que estaría en la intimidad, yo ya lo había decidido así, quería que fuera él o ninguno. 

Cuando llego frente a él lo tomo del cuello de su camisa blanca, lo atraigo hacía mi  y lo beso, puedo sentir sus manos que me rodean, sus dedos habilidosos me acarician con profundo fulgor, nuestras lenguas se encuentran y se exploran, estoy en campo desconocido y me encanta, cuando muerdo su labio inferior le escucho gemir deliciosamente, automáticamente mis manos me gritan sentir su piel sobre ellas, así que empiezo a desabrochar botón por botón su camisa, y debo admitir que es lo más satisfactorio que jamás he hecho, por que me moría de ganas por hacerlo. Pero él toma mis manos y me detiene mirándome un poco confundido.

—Espera mi amor... debes saber que si tu y yo lo hacemos nuestro vinculo será más grande, podría resultar más territorial y posesivo cuando se trate de ti, me vuelves loco y te deseo, pero... ¿tu me deseas?—me cuestiona y yo suelto una risita obvia.

—Mi guapo dios egipcio, te deseo más que nada en esta vida. Te necesito ahora, defiende tu territorio haciéndome tuya, jamás había estado tan segura Anubis, ¿o acaso no puedes sentir como tiemblo en deseo por ti? —él sonríe y acaricia mi mejilla paseando su pulgar por mis labios haciéndome unas cosquillas que lo único que hacen es alterarme más. 

—entonces ven aquí sierva mía y entrégate a tu amo.—él se lanza a mis labios atrayéndome con fuerza hacía él, desea que nuestro beso sea más profundo y yo lo agradezco, me empuja leve y me tira de espaldas a la cama de piso, se sube a horcajadas sobre mi y comienza a llenar de besos mi espalda que estaba sedienta de esa agua, con cierta habilidad baja el cierre de mi vestido y al girarme él me lo quita con cierta prisa.—Cualquier hombre lleno de perversión no se saciaría de ti, y solo siendo uno desperdicio tus encantos, quiero aprovecharte al máximo esta tarde, espero que no te importe, invité a unos amigos... —me dice y frunzo el ceño curiosa, veo como Anubis se pone de pie y sus ojos brillan con un hermoso tono dorado, de repente veo como su cuerpo se divide, en segundos ya hay tres hombres idénticos frente a mi, los tres sin camisa, los tres con ansias de hacerme suya, pero sobre todo... los tres son el mismo Anubis. 

Cualquier otra mujer hubiera salido corriendo al ver que haría el amor con tres hombres, en mi caso mi excitación subió a niveles insospechados, pues sabía que se trataba del mismo ser divino que necesitaba saciar su deseo carnal conmigo y que yo estaba totalmente encantada por que lo hiciera. Los tres me sonrieron mientras yo los admiraba tendida aun en la cama. 

—Yo estaré encantado de complacerte...—dijo lleno de lujuria el Anubis número uno.

—Yo me encargaré de llevarte al séptimo cielo....—continuó el Anubis número dos.

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