ELLA EL PRINCIPIO Y YO EL FINAL

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—Si llego a lamentar esto ustedes me la pagarán

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—Si llego a lamentar esto ustedes me la pagarán...— respondo despues de su absurda votación y Artemisa sonríe al máximo. 

—Lo que deberíamos lamentar es que Eros sigue siendo igual de inaguantable que cuando es niño...—suelta Atenea y Ares comienza a reír salpicando de su bebida a todos a los que estamos a su alrededor mientras Artemisa se queja y Eros se ríe junto con Polux tras ver que Apolo es el que más afectado resultó. 

De alguna manera la situación hace que mis pensamientos negativos se vayan por un momento y comienzo a reír con ellos. 

Cuando los dioses vuelven a su habitación todos estamos tan rendidos que simplemente nos acostamos sin decir nada más. En nuestra habitación donde duermo con Artemisa y Atenea nos acomodamos y nos ponemos las pijamas con el mismo logo del Pegaso, Artemisa se acomoda en su cama y no cierra los ojos solo ve el techo.

—¿Y que pasa si me acuesto y no tengo sueño? Es decir, ya sabes... soy la diosa de la luna, soy nocturna... jamás he dormido en la noche... bueno nunca he dormido, por lo regular medito a estas horas. —me dice al tiempo que me hago una coleta y me acerco a ella sentándome en el borde de su cama.

—Eso pasaba cuando tenías tus dones de diosa Artemisa, verás el sueño para los mortales es muy importante, además si tienes suerte tendrás un increíble sueño sobre tu porvenir. 

—Puede que tengas razón, puede que no quiera dormir pero... —de inmediato veo como su mirada cambia y una sonrisa picara aparece en su rostro.— tal vez me de sueño si me cuentas que es lo que sientes por el dios perro...

—Artemisa, no siento nada por el dios perro... digo, Anubis... me refiero a Anubis, lo conocimos antier...

—mientras más lo niegue significa que lo ama...—dice Atenea secando su cabello saliendo de la ducha. 

—¡No lo amo!... ¿quieren que lo admita? bien... él me pone nerviosa es cierto, pero eso está muy lejos de que lo ame, es decir... me atrae y mucho pero no creo que sea la mejor situación para buscar un romance o algo parecido, además de ser increíblemente odioso y seguro de si mismo... me molesta que no tengo intimidad de pensamientos frente a él. 

—Helena si te atrae y él quiere estar contigo para ayudarte y protegerte debes dejar de luchar y dejarte llevar por el destino, no es necesario que lo ames pero ¡vamos! tal vez lo que te hace falta es un poco de sexo salvaje, hace milenios que no lo tienes... —me dice Artemisa girandose hacia mi  y yo bajo la mirada.

—¿No planeas contárselo?—me pregunta Atenea y yo la miro recordando que ella miró toda mi vida cuando me pasó la información de esta época. 

—¿Contarme que? —pregunta ahora Artemisa  y se sienta en su cama, y cuando estoy a punto de contarle Atenea se me adelanta.

—Helena jamás ha tenido un encuentro carnal.—suelta sin piedad y cierro los ojos apenada, pero Artemisa me toma del brazo y me sonríe dulce.

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