°ANUBIS°

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—Pues yo soy

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—Pues yo soy...

— ¡Helena! ¿Estás bien? —Grita Pólux con los demás de tras de él y me interrumpe, me inspecciona para ver si no tengo ninguna herida y continua — ¿Te hicieron daño hermanita?

—Pólux, estoy bien... solo me topé con estas personas, el ruido que escuchamos simplemente eran ellos.

Los dioses se detienen justo de tras de mí y de Pólux y guardan silencio, unos segundos después cuatro personas más llegan y entre ellos una bellísima mujer con cabello lacio y más negro que la noche, a pesar de tener una hermosa piel morena sus ojos amarillos destacan en su muy fina cara.

— ¿Anubis Dios del inframundo de la cultura Egipcia?— le preguntó sin miedo y mis ojos regresan a la normalidad.

—Así es, ella es Hathor, Seth, Ptah, Bastet y Thot, Yo soy el final de sangre, el Dios Anubis; el señor de la necrópolis.

—Anubis, ella es la final de sangre de la cultura Griega, Helena de Troya. —Le explica sobre mí  Thot y es imposible no sentir resentimiento sobre él al ser el que creo el libro que condenó.

—Solo llámenme Helena, ahora si nos disculpan tenemos que llegar al Liceo Immortalia, así que los dejamos. —Le lanzo una última mirada de desprecio a Thot y me doy la vuelta. —Vámonos ya chicos.

— ¡oye! ¿No crees que ya que vamos para el mismo sitio deberíamos unirnos y así podríamos llegar más rápido?— Me pregunta Anubis quien con tan solo dar dos pasos me alcanza y me mira esperando una respuesta.

— ¡Bien! Entonces caminemos, —Aunque Anubis no me ha hecho nada malo, me siento enojada con todo su grupo por el siempre hecho de que Thot este con ellos. —Tenemos un mapa que seguir.

—muy bien ¡continuaremos nuestro viaje con ellos, también van al Liceo! —Le grita a los dioses de su grupo y logro sentir un tirón de la manga de mi chamarra, cuando bajo la mirada me encuentro con el bello rostro de Eros.

— ¿Qué pasa Eros?—Me agacho para estar a su medida y me mira serio.

— ¿Qué pasa contigo Halley? Debes ser más hospitalaria, ellos vienen de un lugar más lejano que el nuestro, son como nosotros, debes tener paciencia, además esa tal Bastet es perfecta.

— ¿Ves al hombre de lentes que esta con Anubis?—Eros desvía la mirada hacia Thot y la regresa a mí. — ese hombre es Thot, él escribió el libro con el que me maldijeron.

—Ya entiendo, tienes rencor; pero debes tomar en cuenta que no lo conoces, por lo menos espera a hablar con él y entonces si podrás saber si es bueno o malo, además recuerda que él aquí es un simple humano, no puede hacer lo que como dios podría.

—Tienes razón, creo que me he pasado un poco, yo no soy así, no sé por qué me pone tan nerviosa Anubis, pero es cierto; gracias por la lección Eros. —Me giro hacia los dioses egipcios y respiro hondo para empezar desde cero.

ImmortaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora